Tengo un presentimiento. Es como si ya hubiésemos estado aquí antes.
Continuamos con la incursión en el subgénero de la comedia de zombis que
habíamos realizado en la entrada El regreso de los muertos vivientes. Y qué mejor
película para seguir por esos derroteros que su secuela, aunque sea (como casi
todas las segundas partes) menor. El éxito de la película de O' Bannon provocó
un lógico interés por continuar explotando un filón que se prolongó hasta en
cuatro ocasiones. La que nos ocupa bien puede disfrutarse en cualquier ratillo
en que uno tenga ganas de una película ligera y de cachondeo que, aunque no
puede compararse con la original en cuanto a calidad, al menos da el pego y
divierte.
Los famosos barriles repletos del gas Trioxin vuelven a estar en poder del ejército,
pero la dicha no durará. Un barril cae de un camión que los transporta y
termina en un desagüe próximo a un cementerio. Ahora son unos niños un poco
capullos los que liberarán el gas e inicien el despiporre. Para nuestra
sorpresa, los amigos Frank (James Karen) y Freddy (Thom Mathews), repiten
aunque ahora se llamen Ed y Joey y y hayan cambiado del gremio médico al de
profanadores de tumbas. Tal y como ocurrió en la primera parte, serán los
primeros en atestiguar el regreso a la vida de los muertos. Jesse, un niño que
había sido encerrado en la cripta del cementerio por los dos niños capullos que
liberaron el gas, logra escapar y refugiarse en su casa junto a su hermana Lucy
y Tom (Dana Ashbrook, conocido por su papel de Bobby Briggs en Twin Peaks), el
chico del cable. A ellos no tardarán en unírseles Ed, Joey y Brenda (la novia
de Joey) que resisten en la casa los ataques de los zombis que han ocupado una
ciudad también sitiada por el ejército.
Los dos grupos terminan por separarse y volvemos a asistir a la conversión en
muertos vivientes de Ed y Joey mientras que Jesse, Lucy y Tom huyen con un doctor
Mandel que recuerda mucho a Ernie, el embalsamador de El regreso de los muertos
vivientes. Al final son éstos los que descubren que por medio de la
electricidad se puede acabar con los zombis, así que los atraen hasta una
central eléctrica donde tratarán de eliminarlos.
Todo esto es contado de un modo todavía más desenfadado y ligero que la primera parte, no en vano, su director, Ken Wiederhorn, es conocido por películas como Desmadre en la universidad (1979) o Los albóndigas atacan de nuevo (1984). El humor aquí es mucho más acentuado y las partes escabrosas son suavizadas para que tengan cabida en un público más amplio - de hecho, yo creo que la inclusión de varios de sus protagonistas adolescentes tiene mucho que ver con esto -. Casi podría considerarse una parodia de la película de O’Bannon primando un humor negro que pueda ser digerido por todos los públicos: gran ejemplo de esto es ese desfase final en el que uno de los zombis electrocutados se parece y se mueve como Michael Jackson. Y si El regreso de los muertos vivientes nos mostraba a unos zombis sustancialmente distintos a los de La noche de los muertos vivientes, en La divertida noche de los muertos vivientes también se nos presentan algunas novedades: parecen más lentos, sumamente débiles a los golpes y les encanta la televisión; también podemos ver a Billy, como niño zombi.
Su presupuesto fue de unos seis millones de dólares y la recaudación superó los nueve. Un margen de beneficio suficiente como para afrontar una tercera parte dirigida por Brian Yuzna y que estaría más centrada en el terror.
GERMÁN
FERNÁNDEZ JAMBRINA
Ficha técnica y artística
TRAILER
Esta peli vista de pequeño, acongoja, acongoja mucho. Luego revisada de mayor, en mi caso particular, pierde un poco, sobre todo al lado de la primera, que para mi es la mejor de la saga: Zombies punk, genial banda sonora y un final casi apocaliptico. La 3, Mortal Zombie, es curiosa, una especie de Romeo y Julieta con muertos vivientes. Pero las siguientes... niños pijos zombies...que si Chernobil...
ResponderEliminarQue no, que no! Para eso mejor: Los diarios de los muertos, de Romero. Al menos es divertida.
Saludos