Viernes 13. Parte VIII: Jason vuelve... para siempre (1989, Rob Hedden) Friday the 13th, Part VIII: Jason Takes Manhattan


Jason ha escogido como víctimas a un grupo de escolares que se encuentra en Crystal Lake. Tras una primera masacre, decide ir a Manhattan para acabar con los supervivientes de su primera embestida. (http://www.filmaffinity.com/es/film337535.html)


Es así, vivimos en una ciudad de claustrofobia. Una ciudad de acero y cemento atrapada por aguas oscuras. No hay escapatoria, pero tampoco la queremos; nos hemos hecho a esto y nos soportamos los unos a los otros. Amigos, la adrenalina no tiene sentido si no existe el terror. Adoro esta ciudad.


Llegados al final lo primero que he de decir es que esta es , sin duda, la película que menos me gusta de la saga (sólo comento las de los ochenta). Y la verdad es que jode porque , en principio, la idea es buena(aunque la primera idea fue continuar donde había terminado la siete: algo así como Jason vs Carrie 2). Imaginad a un Jason desbocado haciendo de las suyas por Nueva York, ¿no suena mal , verdad? Pues lo que nos venden como una incursión en Manhattan del asesino de la máscara es una verdad a medias porque más de la mitad de la película nos la pasamos en un  barco en el que somos testigos de actuaciones lamentables, situaciones gilipollescas y presa de un sopor absoluto con tufillo a telefilm (se nota mucho que Rob Hedden, que también escribe el guión,  ha desarrollado su carrera realizando productos televisivos). 



Al parecer, en principio la acción sí que  iba a transcurrir mayormente en Manhhatan, pero por problemas presupuestarios nos la endiñan con el título mientras nos comemos el maldito barquito. Hedden comenta que la intención era rodar en lugares como el Madison Square Garden o en La estatua de la libertad y aprovechar al máximo los lugares emblemáticos de Nueva York, pero sólo le permitieron rodar allí una semana (el resto se rodó en Vancouver) . Como veis la historia no pintaba mal y podría haber dado mucho de sí, o al menos proporcionar momentos entretenidos. En consecuencia de esta mutilación presupuestaria , ¿qué nos queda? Pues lo de siempre jabatos. Jason matando a la tripulación en vez de a campistas, ¡joder, qué original! Y luego está la paranoia de las visiones de la protagonista con Jason de crío, que uno no sabe a qué vienen y cuando se descubre mejor no se hubiese sabido.



Y la verdad es que cuando llegan a  Manhattan la cosa gana infinitamente (comparado con lo visto, claro). Tiene su gracia cuando Jason ve un gran cartel anunciando un partido de hockey y contempla con curiosidad su propia máscara, también mola la pelea de boxeo en la que deja que su contrincante se canse de darle golpes (esta era la escena que querían rodar en el Madison Square Garden) para soltarle un leñazo y arrancarle (literalmente la cabeza), queda muy bien el paseo por el metro con toda la gente mirando acojonada a Jason, o cuando al ser importunado por unos pandilleros se quita la máscara mostrándoles el rostro y estos huyen atemorizados ... Tampoco está mal la ambientación de la ciudad (repleta de suciedad , pandilleros , oscuridad) ni la música de Fred Mollin (mucho más comedida que en la parte anterior), y Kane Hodder como Jason siempre será brutal,  pero en general es una película muy floja (de la que son cutres hasta los efectos especiales), que salvo en su tramo final ni siquiera entretiene, y de final bastante bochornoso.






Fue la última parte (hasta 2009) distribuída por Paramount, ya que vendieron los derechos a New Line (sí, la productora de Pesadilla en Elm Street) . Las críticas malísimas (no convenciendo ni a los fans de la saga),  y en taquilla fue también de las más flojas recaudando únicamente cerca de 15 millones de dólares con un presupuesto de cuatro.

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA


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