El sargento de hierro (1986, Clint Eastwood) Heartbreak Ridge

El sargento de artillería Highway, un veterano de guerra fanfarrón, borracho y pendenciero, regresará antes de su retiro a la unidad de la que fue expulsado por agredir a un oficial. En su destino tendrá que lidiar con una tropa indisciplinada, un odioso oficial y por si fuera poco, con su ex mujer.



Soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos.”

El veterano de Vietnam y guionista James Carabatsos, que también escribió y produjo La colina de la hamburguesa (1987), se basó en una anécdota ocurrida durante la invasión de Grenada por la 82nd Airbone Division de la Armada estadounidense según la cual un soldado utilizó su tarjeta de crédito para pedir apoyo aéreo por teléfono. A Eastwood, quien ya había dirigido por entonces la magnífica El jinete pálido (1985) – mi película favorita suya de la década de los ochenta - , le gustó la idea y le propuso a Fritz Manes (productor de más de una decena de películas dirigidas por Eastwood) contactar con la Armada y rodar en Fort Bragg.

Pero a estos el guión no les entusiasmó precisamente al retratar a un soldado divorciado con una afición desmedida por la cerveza, lenguaje extremadamente obsceno y unos métodos de entrenamiento drásticos. Finalmente, fue la Marina quien, con cierto recelo, apoyó el proyecto y permitió rodar en Camp Talega, Chapoo Flats, el campamento Pendleton y la Academia Militar de San Diego. Este hecho explica algo que puede pasar desapercibido por el espectador a simple vista, y es que la tan nombrada batalla de El Cerro de la muerte (Heartbreak Ridge: título original de la película), por la que Highway es condecorado con la medalla del congreso, fue librada por el cuerpo de la Armada , no por el de la Marina; hecho comentado por uno de los secundarios brevemente (Chuso) y del que aclara que después de esa batalla ambos se cambiaron al cuerpo de los marines.



Sea como fuere, la Marina quedó tan horrorizada como la Armada tras ver el primer corte de la película, no sólo por el personaje del sargento Highway, sino por lo que consideraron una gran falta de fidelidad respecto al entrenamiento y a la batalla de Grenada. Y no sólo eso, porque, pese a seguir plenamente enfocado a una exaltación del patriotismo estadounidense , tiene parte de revulsivo en cuanto a su crítica frente a una institución militar burocrática que es dirigida por novatos - eso sí,con muchas estrellas sobre sus hombros - que no saben de la guerra más que lo visto en los libros de texto de la academia militar. Y es que ellos pretendían que se diese una visión bonita del "nuevo ejército" , que es el que Eastwood critica mientras elogia a los viejos veteranos.

Así, un Eastwood que hoy día nos tiene acostumbrados a rodar prácticamente lo que le venga en gana, sembró la semilla de discordia entre una base de acólitos conservadores que aplaudían hasta entonces todas y cada una de sus películas, a la par que tampoco contentaría (como siempre) a los que vieron otra muestra más de patriotismo exacerbado.

Las características principales del sargento Highway – el pilar que sostiene la película, ya que el resto del reparto son mera comparsa a excepción del cachondo Steve Jones (Mario Van Peebles) - quedan claramente definidas en una primera secuencia en la que, tras fanfarronear delante de sus compañeros de celda de la comisaría local de policía sobre sus experiencias sexuales en Vietnam – luego nos enteramos de que está ahí por emborracharse, pelear y orinar en un coche de policía - , le pega una paliza a uno de los reclusos. Muy significativo es el hecho de que, justo antes de enfocarle en el interior de la celda (mientras suelta el monólogo), las imágenes estén rodadas en blanco y negro, pero al enfocarle cambian a color: esto define a Highway como un soldado del pasado, un ser en vías de extinción que se da de bruces con una realidad muy distinta a la de sus glorias pasadas. Pero quizás para no dotar al personaje de unas características tan maniqueas, es también descrito, aparte de borrachuzo, violento y fanfarrón, como una persona incorruptible y leal (no duda en ayudar a uno de sus hombres cuando se entera de que pasa por una situación económica muy precaria); además, pese a su machismo recalcitrante, intenta comprender la psicología femenina leyendo revistas para mujeres suponiendo que esto le ayudará a retomar la relación con una ex mujer (maravillosa Marsha Mason con ese carácter tan fuerte como el del temible sargento y única persona que puede amilanar a éste) a la que nunca ha dejado de querer.


El físico de Eastwood, con su altura, cuerpo atlético y rostro anguloso, encaja a la perfección con el prototipo de marine; esto no es casualidad, ya que como ha manifestado en más de una ocasión, su paso por el ejército le ayudó a adquirir unos hábitos muy estrictos en cuanto a la práctica del ejercicio físico y a los hábitos alimentarios. Pero esta constitución física queda en mera comparsa de ese pedazo de vozarrón a cargo de nuestro querido (y tristemente difunto) Constantino Romero, quien , en el doblaje al español, imprime una contundencia aplastante a la interminable sucesión de frases lapidarias al estilo "macho man" tan característico de los héroes de acción de los ochenta y noventa (entre ellos el Harry Callahan que Eastwood interpretó) De hecho, casi todo el mundo recuerda la película por las frases, y no por la historia propiamente dicha, y es por esta razón, pese a que no sea una gran película, sino una película entretenida, sin más, por lo que esta se ha convertido en un clásico de los ochenta. Al final del artículo podéis ver un vídeo recopilatorio, ahora señalo alguna:

Puedes pegarme. Puedes tirarme al suelo, incluso escupirme y mearme. Pero, por favor, no me aburras.”

"Estoy aquí para comunicaros que la vida, tal y como la habéis conocido, ha terminado. Más vale que os vayáis al pueblo esta noche a reiros y a hacer el gilipollas o a restregar vuestras pichitas contra vuestras novias, o a meterla en cualquier agujero. Pero sea lo que sea hacerlo, porque mañana a las seis de la mañana, vuestros culos serán míos.”

¿Y entonces por qué no te pones en esa mesa a 4 patas y te doy por el culo y así te irás a la cama con una sonrisa en la cara y por la mañana podrás decirles a tus amigos que te has tirado a un sargento cojonudo?”

"Somos cabrones de pelo corto con hachas en vez de pollas y con queroseno en vez de sangre.”

"Quiero decir que tengas cuidado, que tengo mucha mala leche, ¿sabes? Como alambre de espinas y meo napalm, y puedo traspasar el culo de una pulga de un tiro a 200 metros, así que vete a machacártela por ahí cara de perro antes de que te rompa los morros"

En cuanto a la estructura, El sargento de hierro se divide en dos partes claramente diferenciadas al estilo de La chaqueta metálica (1987, Stanley Kubrick) : Instrucción y guerra. Al igual que con la de Kubrick, la parte de la instrucción me resulta superior al segundo tramo, pero difieren mucho en cuanto al tratamiento de la historia. Mientras que Kubrick lo concive como una pesadilla en la que la implacable institución militar lava el cerébro a unos jóvenes para convertirlos en sumisas máquinas de matar, en la de Eastwood todo resulta desenfadado y plagado de "gags" cómicos; de ahí las dos visiones antagónicas de los dos directores: la crítica implacable de Kubrick y la aceptación sin restricciones de la institución militar de Eastwood (pese a su crítica al "ejército moderno").



Centrándonos en El sargento de hierro, la parte de la instrucción resulta muy divertida por los desaguisados a los que Highway tendrá que hacer frente. Y es que sólo se enfrentará con un grupo de soldados indisciplinados capitaneados por un excéntrico Stitch Jones (genial Mario Van Peebles que ganó el Image Awards a mejor actor) más interesado en la música que en el ejército: "Soy Stitch Jones, el Conde del funk, el Duque del cool, el Ayatolá del rock and roll"; sino que se encontrará con el odioso Mayor Powers (Everett McGill) y descubrirá que su ex mujer sale con otra persona. Es en esta primera parte ,en ocasiones descabellada, la que más situaciones rocambolescas y frases desorbitadas emana: encuentro entre Highway y Stitch Jones, puteo constante en la instrucción, la pelea en el foso, el "Sueco" ...

La segunda parte, la de la batalla (poco espectacular y sin artificios), me resulta menos interesante, y en ella encontramos el momento agridulce con la muerte de Profile (Tom Villard); el mensaje es claro: la guerra no es un juego, muchachos. Sin embargo, un final totalmente "made in Hollywood" ,con ese recibimiento tan patriótico y la reconciliación de Highway y su ex mujer, nos dejará mejor sabor de boca ...

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA














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