El
sargento de artillería Highway, un veterano de guerra fanfarrón,
borracho y pendenciero, regresará antes de su retiro a la unidad de
la que fue expulsado por agredir a un oficial. En su destino tendrá
que lidiar con una tropa indisciplinada, un odioso oficial y por si
fuera poco, con su ex mujer.
“Soy
el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado
más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos
vosotros juntos, capullos.”
El
veterano de Vietnam y guionista James Carabatsos, que también
escribió y produjo La colina de la hamburguesa (1987), se basó en
una anécdota ocurrida durante la invasión de Grenada por la 82nd
Airbone Division de la Armada estadounidense según la cual un
soldado utilizó su tarjeta de crédito para pedir apoyo aéreo por
teléfono. A Eastwood, quien ya había dirigido por entonces la
magnífica El jinete pálido (1985) – mi película favorita suya de
la década de los ochenta - , le gustó la idea y le propuso a Fritz
Manes (productor de más de una decena de películas dirigidas por
Eastwood) contactar con la Armada y rodar en Fort Bragg.
Pero
a estos el guión no les entusiasmó precisamente al retratar a un
soldado divorciado con una afición desmedida por la cerveza,
lenguaje extremadamente obsceno y unos métodos de entrenamiento
drásticos. Finalmente, fue la Marina quien, con cierto recelo, apoyó
el proyecto y permitió rodar en Camp Talega, Chapoo Flats, el
campamento Pendleton y la Academia Militar de San Diego. Este hecho
explica algo que puede pasar desapercibido por el espectador a simple
vista, y es que la tan nombrada batalla de El Cerro de la muerte
(Heartbreak Ridge: título original de la película), por la que
Highway es condecorado con la medalla del congreso, fue librada por
el cuerpo de la Armada , no por el de la Marina; hecho comentado por
uno de los secundarios brevemente (Chuso) y del que aclara que
después de esa batalla ambos se cambiaron al cuerpo de los marines.
Sea
como fuere, la Marina quedó tan horrorizada como la Armada tras ver
el primer corte de la película, no sólo por el personaje del
sargento Highway, sino por lo que consideraron una gran falta de
fidelidad respecto al entrenamiento y a la batalla de Grenada. Y no
sólo eso, porque, pese a seguir plenamente enfocado a una exaltación
del patriotismo estadounidense , tiene parte de revulsivo en cuanto a
su crítica frente a una institución militar burocrática que es
dirigida por novatos - eso sí,con muchas estrellas sobre sus
hombros - que no saben de la guerra más que lo visto en los libros
de texto de la academia militar. Y es que ellos pretendían que se
diese una visión bonita del "nuevo ejército" , que es el
que Eastwood critica mientras elogia a los viejos veteranos.
Así,
un Eastwood que hoy día nos tiene acostumbrados a rodar
prácticamente lo que le venga en gana, sembró la semilla de
discordia entre una base de acólitos conservadores que aplaudían
hasta entonces todas y cada una de sus películas, a la par que
tampoco contentaría (como siempre) a los que vieron otra muestra más
de patriotismo exacerbado.
Las
características principales del sargento Highway – el pilar que
sostiene la película, ya que el resto del reparto son mera comparsa
a excepción del cachondo Steve Jones (Mario Van Peebles) - quedan
claramente definidas en una primera secuencia en la que, tras
fanfarronear delante de sus compañeros de celda de la comisaría
local de policía sobre sus experiencias sexuales en Vietnam –
luego nos enteramos de que está ahí por emborracharse, pelear y
orinar en un coche de policía - , le pega una paliza a uno de los
reclusos. Muy significativo es el hecho de que, justo antes de
enfocarle en el interior de la celda (mientras suelta el monólogo),
las imágenes estén rodadas en blanco y negro, pero al enfocarle
cambian a color: esto define a Highway como un soldado del pasado, un
ser en vías de extinción que se da de bruces con una realidad muy
distinta a la de sus glorias pasadas. Pero quizás para no dotar al
personaje de unas características tan maniqueas, es también
descrito, aparte de borrachuzo, violento y fanfarrón, como una
persona incorruptible y leal (no duda en ayudar a uno de sus hombres
cuando se entera de que pasa por una situación económica muy
precaria); además, pese a su machismo recalcitrante, intenta
comprender la psicología femenina leyendo revistas para mujeres
suponiendo que esto le ayudará a retomar la relación con una ex
mujer (maravillosa Marsha Mason con ese carácter tan fuerte como el
del temible sargento y única persona que puede amilanar a éste) a
la que nunca ha dejado de querer.
El
físico de Eastwood, con su altura, cuerpo atlético y rostro
anguloso, encaja a la perfección con el prototipo de marine; esto no
es casualidad, ya que como ha manifestado en más de una ocasión, su
paso por el ejército le ayudó a adquirir unos hábitos muy
estrictos en cuanto a la práctica del ejercicio físico y a los
hábitos alimentarios. Pero esta constitución física queda en mera
comparsa de ese pedazo de vozarrón a cargo de nuestro querido (y
tristemente difunto) Constantino Romero, quien , en el doblaje al
español, imprime una contundencia aplastante a la interminable
sucesión de frases lapidarias al estilo "macho man" tan
característico de los héroes de acción de los ochenta y noventa (entre ellos el Harry Callahan que Eastwood interpretó) De hecho, casi todo el mundo recuerda la película por las frases, y
no por la historia propiamente dicha, y es por esta razón, pese a
que no sea una gran película, sino una película entretenida, sin más, por lo que esta se ha convertido en un clásico
de los ochenta. Al final del artículo podéis ver un vídeo
recopilatorio, ahora señalo alguna:
“Puedes
pegarme. Puedes tirarme al suelo, incluso escupirme y mearme. Pero,
por favor, no me aburras.”
"Estoy
aquí para comunicaros que la vida, tal y como la habéis conocido,
ha terminado. Más vale que os vayáis al pueblo esta noche a reiros
y a hacer el gilipollas o a restregar vuestras pichitas contra
vuestras novias, o a meterla en cualquier agujero. Pero sea lo que
sea hacerlo, porque mañana a las seis de la mañana, vuestros culos
serán míos.”
“¿Y
entonces por qué no te pones en esa mesa a 4 patas y te doy por el
culo y así te irás a la cama con una sonrisa en la cara y por la
mañana podrás decirles a tus amigos que te has tirado a un sargento
cojonudo?”
"Somos
cabrones de pelo corto con hachas en vez de pollas y con queroseno en
vez de sangre.”
"Quiero
decir que tengas cuidado, que tengo mucha mala leche, ¿sabes? Como
alambre de espinas y meo napalm, y puedo traspasar el culo de una
pulga de un tiro a 200 metros, así que vete a machacártela por ahí
cara de perro antes de que te rompa los morros"
En
cuanto a la estructura, El sargento de hierro se divide en dos partes
claramente diferenciadas al estilo de La chaqueta metálica (1987,
Stanley Kubrick) : Instrucción y guerra. Al igual que con la de
Kubrick, la parte de la instrucción me resulta superior al segundo
tramo, pero difieren mucho en cuanto al tratamiento de la historia.
Mientras que Kubrick lo concive como una pesadilla en la que la
implacable institución militar lava el cerébro a unos jóvenes para
convertirlos en sumisas máquinas de matar, en la de Eastwood todo
resulta desenfadado y plagado de "gags" cómicos; de ahí
las dos visiones antagónicas de los dos directores: la crítica
implacable de Kubrick y la aceptación sin restricciones de la
institución militar de Eastwood (pese a su crítica al "ejército
moderno").
Centrándonos
en El sargento de hierro, la parte de la instrucción resulta muy
divertida por los desaguisados a los que Highway tendrá que hacer
frente. Y es que sólo se enfrentará con un grupo de soldados
indisciplinados capitaneados por un excéntrico Stitch Jones (genial
Mario Van Peebles que ganó el Image Awards a mejor actor) más
interesado en la música que en el ejército: "Soy Stitch Jones,
el Conde del funk, el Duque del cool, el Ayatolá del rock and roll";
sino que se encontrará con el odioso Mayor Powers (Everett McGill) y
descubrirá que su ex mujer sale con otra persona. Es en esta primera
parte ,en ocasiones descabellada, la que más situaciones
rocambolescas y frases desorbitadas emana: encuentro entre Highway y
Stitch Jones, puteo constante en la instrucción, la pelea en el
foso, el "Sueco" ...
La
segunda parte, la de la batalla (poco espectacular y sin artificios),
me resulta menos interesante, y en ella encontramos el momento
agridulce con la muerte de Profile (Tom Villard); el mensaje es
claro: la guerra no es un juego, muchachos. Sin embargo, un final
totalmente "made in Hollywood" ,con ese recibimiento tan
patriótico y la reconciliación de Highway y su ex mujer, nos dejará
mejor sabor de boca ...
GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA
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