Superman III (1983, Richard Lester) Superman III




Superman tiene que enfrentarse con una máquina creada por un genio de los ordenadores llamado Gus Gorman, con un magnate megalómano que pretende transformar la Tierra y lo que es peor con un desdoblamiento de personalidad. Pero también habrá tiempo para que Clark Kent vuelva a Smallville para encontrarse con Lana Lang, su novia de la adolescencia. (http://www.filmaffinity.com/es/film605168.html)





Después de defenestrar a Richard Donner, los Salkind repitieron por tercera, y última vez, como mandamases de otra película del hombre de acero. Sobre esta cuestión en concreto podéis saber más si leéis mi comentario de la segunda parte, así que no me extenderé demasiado. Sólo diré que este hecho tuvo repercusiones que afectaron directamente a la película que nos toca. En primer lugar, por el abuso del humor, que, al parecer, fue uno de los motivos que les impulsaron a deshacerse de un Donner más afín a una trama épica y oscura a favor de Richard Lester, quien terminaría la película de Donner y también dirigiría esta. En segundo lugar, porque dos de los mejores secundarios, Gene Hackman y Margot Kidder, corrieron casi la misma suerte que Donner al manifestar su rechazo público por el modo en que se le trató (aunque Ilya Salkind lo negase posteriormente): Hackman fue sustituido por Robert Vaughn en el papel de malo malísimo, y Margot Kidder, con la excusa de un viaje,  aparece únicamente, ¡durante cinco minutos  en toda la película! Otros que tampoco repiten son Ned Beatty (Otis) y Valerie Perrine (Eve Teschmacher).  Sin embargo, en el equipo técnico sí que hay nombres que trabajaron en la anterior parte: Ken Thorne en la música,  Peter Murton en el diseño de producción o Colin Chilvers como director de efectos especiales. 



Ya desde el inicio nos queda claro que el humor será pieza central. No sólo por la presentación de Gus Gorman, el personaje que interpreta el humorista Richard Pryor (quien gozará de un protagonismo excesivo a base de un despliegue de gags), sino por la concatenación de tan desgraciados como desastrosos acontecimientos que nos presentan los títulos de crédito iniciales. Gorman, un vago redomado que por casualidades de la vida resulta un genio informático, es reclutado por Ross Webster, el villano sustituto de Luthor, para utilizar sus conocimientos técnicos  acorde a sus intereses. Este componente informático, muy presente durante toda la película, coincide con el boom computacional que se vivió en los ochenta y que se materializó en películas como Tron (1982), Juegos de Guerra (1983) o Sueños eléctricos (1984). Paralelamente, Clark regresa a su pueblo natal, Smallville, para realizar un reportaje para el Daily Planet. Allí se reencontrará con Lana, su antiguo amor, con quien retomará relaciones sentimentales. Las dos tramas confluyen cuando Gorman trata de sintetizar kryptonita, por encargo de Webster, para matar a Superman. El problema es que un porcentaje mínimo es desconocido, por lo que Gorman lo sustituye por alquitrán. Esta krytonita, lejos de matar a Superman, lo convierte en la antítesis de lo que es: un ser vicioso y malvado (¡si hasta se cepilla a una manceba y tó!). En este punto, Reeve ofrece una interesante actuación mostrando el lado cabroncete del dechado de moralidad al que estamos acostumbrados; con escenas memorables como cuando endereza la torre de Pisa (escena inicialmente concebida para Superman II) o cuando se pilla una melopea de espanto. Al final se produce una pelea a muerte entre Clark y el Superman malo, resultando victorioso (evidentemente) el bueno, quien se enfrentará a su vez a un superordenador ideado por Gorman. Este es quizás el segmento más flojo, con ese monstruo mecánico en el que queda convertida la hermana marimacho de Webster, más propio de una serie B de los cincuenta, y esa resolución chorras del ácido.




Superman III, sin que sea necesariamente una mala película (bien rodada, aceptablemente entretenida y con una trama interesante, sobre todo esto último), pudo dar mucho más de sí. Y es que ese humor que destila por los cuatro costados no es necesariamente malo, pero una cosa es una incursión comedida, como la de las dos primeras partes, y otra bien distinta darle prioridad sobre su esencia, que es la de una película de fantasía y aventuras. En el aspecto financiero fue un fracaso considerable (teniendo en cuenta los beneficios de las dos partes anteriores), que recaudó 60 millones de dólares partiendo de un presupuesto de 39. Vista en perspectiva, me parece inferior a las películas de Donner (sí, para mí la segunda es de Donner también), pero comparada con la cuarta, que espero comentar en breve, puede considerarse un peliculón. Pero esa es otra historia…

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA


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6 comentarios:

  1. Truño y de los gordos, pensar que llegaron a hacer esto con el personaje de Superman mete miedo (y eso que lo peor estaba por llegar). La película demuestra lo erróneo que fue sustituir a Donner por Lester en la saga, ellos solitos se la cargaron. Y lo de que Pryor tenga tanto protagonismo como Superman es para mear y no echar ni gota.

    La mejor escena (y diría que la única buena) es la de Clark contra el Superman oscuro.

    Saludos.

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  2. No me parece tan mala, Rodi. Supone un bajón considerable comparándola con las dos partes que la precedieron, pero, aún así, me parece entretenidilla. Y sí, comparada con la cuarta es una autentica obra maestra :D

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    1. Estoy contigo, aun y todo la prefiero a la 4... Se pasaron tres pueblos con el humor, no hacia falta llegar a este punto y hubiera sido bastante mejor creo...

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  3. ¨No me metan en la carcel. Allí hay violadores, ladrones, y violadores que violan a los ladrones
    que cachondo el Richard Prior

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  4. no es que sea mala
    es que es la mejor
    es la mas adulta seria y logica de todas
    en el resto aparecen los tipicos malos de peli infantil
    y argumentos absurdos que no cuelan ni con vaselina
    la primera fue una puta mierda, la del retorno ni hablamos y el resto basura de perro

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  5. De lo peor y encima del sinvergüenza de Richard Lester, el ladrón del cine.

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