Ochenters,
vamos a echar la vista atrás hasta nuestra más tierna infancia para recordar
aquellas series de dibujos que nos marcaron, nos han hecho como somos, y, sin
duda, deberíamos poner a nuestros hijos. Como siempre, Lo hemos hecho con todo
el cariño, no hemos podido dedicar largos comentarios a todas, y seguro que nos
hemos dejado alguna, pero por lo menos encontraréis, aunque sea sólo mencionadas,
las más simbólicas y representativas.
Nuestra serie de aventuras por
excelencia. La historia original se publicó como manga en Japón en 1972, e
inmediatamente interesó a la Toei Animation
para su adaptación televisiva, que ya la tenía lista para su emisión por la Fuji TV a finales de aquel año, y se
emitió allí hasta 1974. Pronto llegó a todo el mundo, y también a España.
La serie contaba con todos los ingredientes
para fascinar al público infantil: Robots gigantes que volaban y lanzaban
rayos, jóvenes protagonistas con los que te podías identificar, malvados
villanos a los que combatir, y aventura a raudales.
Todos recordamos su famosa canción de
cabecera, el grito “¡planeador abajo!” o “¡puños fuera!” de Koji Kabuto (el chico
que manejaba a Mazinger), o el famoso
también “fuego de pecho” del robot femenino Afrodita
A, compañera de Mazinger, y que
pilotaba la joven y bella Sayaka Yumi, probablemente el primer amor platónico/televisivo
que tuvimos de los chavales de la época (como Koji lo sería de la chicas).
La serie original constaba de 92
episodios, de los que TVE compró 33 para su emisión a partir de 1978 en el
horario estrella de la sobremesa de los sábados, después del telediario y antes
de la película de Sesión de tarde.
Como anécdota diremos hubo un glorioso momento, allá por 1979, en el que los
sábados ponían Mazinger Z y los
domingos La abeja Maya.
Pese
a que la serie fue todo un éxito, TVE no compró más capítulos, y la cortó de
sopetón, casi sin avisar, para poner en su lugar Orzowei, una serie italiana con actores, temática muy distinta,
ambientada en África, y que resultó bastante decepcionante.
VICKIE
EL VIKINGO
Sin duda, la más emblemática de las
series de dibujos animados de nuestra infancia, y que TVE emitió por primera
vez en 1975 los lunes por la tarde. La serie era una coproducción de las
televisiones alemana y austriaca, ZDF y ODF, aunque la factura gráfica corrió a
cargo de la prestigiosa productora japonesa Nippon
Animation.
Al contrario que otras series de
dibujos de entonces, como Heidi o Marco, que tenían una trama bastante
melodramática e incluso lacrimógena, Vickie
el Vikingo era una serie de aventuras, llena humor, optimismo y valores
como la amistad, el compañerismo, el respeto a la diferencia, el trabajo en
equipo, o el cuidado de la naturaleza.
Los protagonistas eran los vikingos de la
aldea sueca de Flak, liderados por Alvar, padre de Vickie, un niño curioso e
inteligente, cuyas ideas sorprendentes e imaginativas salvaban todo tipo de
situaciones, y le hacían imprescindible en cada viaje por mar en busca de
tesoros.
En esta serie cabe destacar también su
preciosa banda sonora, compuesta por el especialista checosclovaco Karel
Svoboda, que combinaba magistralmente los temas cantados que son casi himnos,
con la potente música electrónica para las persecuciones, o bellas melodías
para los finales felices.
LA
ABEJA MAYA
Si hasta ahora hemos hablado de series,
digamos, “de personas”, La abeja Maya es
una de esas historias tan propias de la literatura infantil protagonizadas por
animales humanizados, que, si bien mantienen las funciones básicas de su
especie (en su caso, vuelan, recolectan néctar y polen o hacen miel), por lo
demás hablan y se comportan como humanos.
La serie, de 1975, estaba basada en el
libro del escritor alemán Waldemar Bonsels, y nos contaba las aventuras de una
pequeña abejita junto con su amigo Willy, el saltamontes Flip, y el resto de
los insectos del bosque.
Al igual que Vickie el vikingo, La abeja
Maya era una coproducción de la ZDF y ODF, producida por la Nippon Animation, y compartía con ella
su espíritu alegre y optimista, y la preciosa música original de Karel Svoboda,
que también forma parte de la banda sonora de nuestra vida.
Como anécdota diremos que, aparte de lo
comentado, Vickie el vikingo y La abeja Maya también compartieron sus
voces españolas, ya que las dos dobladoras de los personajes principales de ambas
series se intercambiaron los papeles: Matilde Vilariño era Maya e Ílvi, la
amiga de Vickie, y Mari Pe Castro, que ponía la voz a Vickie, también lo hacía
con el amigo de Maya Willy.
PIPI
CALZASLARGAS
Aunque
no fuera de dibujos, “Pipi Calzaslargas” fue todo un fenómeno televisivo que marcó
a nuestra generación. Estaba inspirada en los libros infantiles de la escritora
sueca Astrid Lindgren, traducidos a más de 70 idiomas.
Su
origen es muy curioso: Para confortar a su hija enferma durante su convalecencia
en cama, Lindgren se inventó un personaje alocado y divertido, una niña peliroja
llamada Pippi Långstrump, que llevaba dos trenzas casi horizontales, que vivía
con un mono y un caballo, y era imaginativa y rebelde contra todo
convencionalismo.
La
serie, con guión de la propia autora, se rodó en 1968 y fue emitida por primera
vez en Suecia en 1969. Dado su gran éxito internacional, TVE la tenía en su
agenda, pero era tan rompedora para la época que no se atrevió a programar su estreno hasta la agonía del régimen
franquista, en 1974. Se emitía los domingos por la tarde y no nos la perdíamos.
Pese
a que los niños y niñas adorábamos la serie, tuvo un cierto rechazo por parte
de la España carpetovetónica y recalcitrante de entonces, que no la aceptó
desde un primer momento, y solo recuerda de ella que en un capítulo se les veía
probando un cigarrillo, como si ningún chaval de los sesenta o setenta, incluso
ellos mismos, hubiera fumado o al menos dado una calada de chavales.
Desde
los sectores más conservadores de la sociedad se creía que la serie era un “mal
ejemplo”, al mostrar una niña que daba rienda suelta su imaginación, y animaba
a sus amigos Tommy y Anika a jugar y divertirse con libertad, en contacto con
la naturaleza, sin ataduras, y a hacer todo tipo de locuras, como caminar hacia
atrás, pintarse la cara o dormir con los pies en la almohada (algo escandaloso
e impensable parece ser). Por cierto, ese conservadurismo casposo y trasnochado
lo representa en la serie la estirada señorita Prysselius, en contraposición
con los Settergren, los tolerantes padres de Tommy y Anika. Por cierto, un
personaje muy similar al que encontramos en la ya mencionada Heidi, representado por la odiosa Srta.
Rottenmeyer, rezongando y protestando por todo, incluso de los maravillosos
parajes de los Alpes suizos, y siempre tratando de coartar el espíritu libre y
bondadoso de la niña, y su benéfica influencia sobre su amiga Clara, en
contraposición con el adusto pero comprensivo abuelo.
LAS
SERIES ESPAÑOLAS DE BRB
Todos recordamos la cabecera de tantas
series de nuestra infancia y adolescencia que llevaban el logotipo de BRB Internacional, la productora fundada
en 1972 entre otros, por Claudio Biern Boyd, que comenzó como simple
distribuidora de muchas de las series que estamos comentando, y otras como Los ángeles de Charlie, La pantera Rosa,
Tom y Jerry, El bosque de Tallac, Banner
y Flappy, Tom Sawyer o El osito Misha
que fue la mascota de los Juegos Olímpicos de Moscú 80.
No
fue hasta ese año, 1980, cuando BRB comenzó a producir sus propias series
animadas. La primera de ellas fue Ruy el
pequeño Cid, que contaba las aventuras infantiles del que luego sería héroe
legendario del medievo español, y que le encargó a la Nippon Animation. Después vendrían Fútbol en acción (protagonizada por Naranjito, la mascota del
Mundial España 82), David el Gnomo, D'Artacan y los tres mosqueperros o La
vuelta al mundo de Willy Fog, imprescindibles en la sobremesa de los sábados y que tampoco nos
perdíamos.
Contrariamente a lo que se pudiera
pensar, otra legendaria y muy popular serie de animación española de la época, Don Quijote de La Mancha (1979), no fue
producida por BRB sino que TVE se la encargó a los realizadores Cruz
Delgado y José Romagosa, que pese al éxito cosechado, disolvieron su sociedad
tras ella. Sin embargo, BRB sigue funcionando hoy en día, y ha distribuido
series de referencia para nuestros hijos como Pokemon, y ha seguido produciendo dibujos propios, como los del oso
deportista Bernie.
LOS
LOONEY TUNES Y HANNA-BARBERA
No podemos dejar de recordar la avalancha
de dibujos animados procedentes de Hollywood, como todos los de la factoría
Disney, o los Looney Tunes, de la
Warners Bros. Como no recordar las Merrie
Melodíes (“fantasías animadas de ayer y de hoy presenta…”), al Pato Lucas,
a Porky, el Correcaminos, Silvestre y Piolín, El gallo Claudio, Speedy González, o la estrella del
estudio Bugs Bunny (“¿qué hay de nuevo, viejo?”). Todos ellos inseparables de
sus creadores, los dibujantes y realizadores David DePatie, Fritz Freeling,
Chuck Jones, o Tex Avery.
Mención aparte merecen también los
dibujos de Hanna-Barbera, un estudio de animación independiente fundado en 1957
por William Hanna y Joseph Barbera, que anteriormente habían trabajado para la
Metro-Goldwin-Mayer. A ellos les debemos, entre otras, Los Picapiedra, Los Supersónicos, Tom y Jerry, El oso Yogui, Jonny
Quest, Hong Kong Phooey, Pixie y Dixie, Maguila Gorila, Leoncio el león y
Tristón, Pepe Pótamo, Don Gato, Canuto y Canito, o el gran Scooby-Doo.
LAS
SERIES DEL MOMENTO QUE TAMBIÉN VEÍAMOS
Y
bueno, para terminar mencionaremos también varias series emblemáticas de
nuestra infancia, que, aunque no fueran “para niños” específicamente, pues
también veíamos, cuando nos dejaban nuestros padres, como Curro Jiménez, Espacio 1999, Sandokan, Wonder Woman, El increíble Hulk,
Starky y Hutch, Los hombres de
Harrelson, Galáctica, Verano azul, o la ya referida Los ángeles de Charlie. Luego, ya entrados
los 80, llegarían V, El coche fantástico, El Equipo A o MacGyver.
CONCLUSIÓN
Ochenters,
suerte tuvimos de crecer con aquellas maravillosas series y dibujos, que, como
ya hemos dicho, nos hicieron como somos, y, junto con otros referentes
televisivos como Los payasos de la tele,
Gloria Fuertes, Félix o Carl Sagan, y también cinematográficos, como los de La guerra de las galaxias, Star Trek, 007, Alien,
Conan o Terminator, nos forjaron
como mujeres y hombres con carácter, nobleza, generosidad y principios, pero
también imaginación, inteligencia, curiosidad y sentido del humor. ¡Somos
ochenters!
Por Víctor Sánchez Escritor
@VíctorSescritor
No ha habido, hay ni habrá, infancia como la nuestra
ResponderEliminarlos 70 y los 80