La familia de Red Sonja es masacrada por la temible Reina
Gedren. Esa noche, a Sonja se le aparece un espíritu que le concede el poder
del manejo de la espada y jura vengarse. La Reina Geden roba un poderoso
talismán del templo donde la hermana de Sonja es sacerdotisa. Ésta es malherida
y encontrada por el guerrero Kalidor, quien le promete encontrar a Sonja. Sonja
parte en busca del talismán rehusando la ayuda de Kalidor y en el camino
encuentra al príncipe Tarn y a su fiel sirviente Falkon. Juntos, y con la ayuda
de Kalidor, se enfrentarán a la Reina Gedren.
A tenor del éxito de Conan el Bárbaro (1982) y Conan el
Destructor (1984), la compañía Dino De Laurentiis produce una película rodada
en Italia que promocionaría, casi, casi, como la tercera parte de Conan. En
efecto, a simple vista, la figura del hercúleo austriaco, caracterizado como un
calco de Conan, ocupando el grueso de los carteles promocionales y dejando a
Brigitte Nielsen en un anecdótico segundo plano, da a pensar que asistiremos a
nuevas aventuras del cimerio. Pero, claro, la modelo danesa era una desconocida
elegida para el papel porque su físico encandiló a Laurentiis en la portada de
una revista de moda, mientras que Schwarzenegger estaba a un paso de ser una
super estrella. De lo que se trataba era de vender el El Guerrero Rojo como
otra película de Arnold destrozando enemigos a mandoble de espadón. La
realidad, amigos, es que el austriaco interpretó un papel secundario (pero no a
Conan, sino a Kalidor) como favor a Laurentiis, mientras que la verdadera
protagonista fue Brigitte Nielsen, interpretando al personaje sobre el que gira
la trama , Red Sonja; surgido, al igual que Conan, de la pluma de Robert E.
Howard.
Cuesta entender como tras unos nombres, a la postre tan
interesantes, como De Laurentiis, Richard Fleicsher y Ennio Morricone, se
escude un refrito de espada y brujería tan anodino y monótono que se diluye
entre los cientos de títulos de un subgénero trillado en los ochenta. Lo peor
es que algunas de estas películas, pese a malas, pueden guardan algún que otro
momento interesante o gozar de cierto encanto, mientras que El Guerrero Rojo es
como mirar un electroencefalograma plano. El propio Arnold llegó a decir que
era la peor película en la que había trabajado y que cuando sus hijos se
portaban mal les obligaba a verla. Y es una pena, porque Fleischer fue un
maestro del cine de aventuras y fantástico con películas como 20.000 leguas de
viaje submarino, Los vikingos, Viaje alucinante o Cuando el destino nos
alcance, y que hizo incursiones maravillosas en otros terrenos como en El
estrangulador de Boston o en la muy interesante Mandingo. Fleischer había
dirigido Conan el Destructor, la continuación de Conan el Bárbaro, una secuela
ciertamente inferior a la original, pero, desde mi punto de vista, nada
desdeñable y muy entretenida que se alejaba de la solemnidad de su precursora
con una atmósfera cercana a la serie B. Además, la música es del siempre
bienvenido Ennio Morricone. Sin embargo, los mayores defectos de esta
producción no vienen de la mano de la dirección ni de la música, sino de un
guión endeble y unos personajes sin carisma.
La historia parece una copia de las dos partes de Conan. El
inicio nos remite a la venganza de Conan el Bárbaro, pero esta vez de mano de
Sonja, quien quiere vengarse de la Reina Gedren por haber exterminado a su
pueblo y familia (¿os suena?), y el desarrollo, ese viaje en el que se irán
uniendo otros compañeros, luchas con monstruos, magos y etcétera, recuerda a
Conan el Destructor. Eso sí, todo más descafeinado y sosaina, y con unos
efectos especiales bastante pobres. Además, se incluye una historia de amor
entre Kalidor y Sonja basada en el precepto de que Sonja únicamente amará al
hombre que la venza en una lucha. Esta historia de amor no llega a la suela de
los zapatos a la de Conan y Valeria: no hay pizca de química o pasión. La
presencia de Schwarzenegger se limita a algunas escenas donde salva el pellejo
a Sonja (y eso que la tía dice que no necesita de hombre alguno) y queda
bastante cutre por el hecho de que aparece y desaparece de escena a placer. La
Nielsen, ya sabemos todos un poco de que pie cojea, así que para que extenderse
más, simplemente señalaré que ganó el Razzie como peor nueva estrella. Y los
otros personajes pues más de lo mismo. Está Tarn, un niño príncipe altivo e
insoportable que se pasa toda la película pegando saltos y golpes de kárate y
chillando a su bobalicón, solícito y enorme sirviente, Falkon, y la Reina
Gedren, interpretada, curiosamente, por Sandahl Bergman (Valeria, en Conan el
Bárbaro) en quien se había pensado para interpretar a Sonja, papel que ella
rechazó. Sandahl también fue nominada al Razzie a la peor actriz.
Sus resultados en taquilla fueron en consonancia con la aceptación del público. Con un presupuesto de casi dieciocho millones de dólares no se
alcanzaron los siete de recaudación… Y sí, remake en 2014 a la vista. ¡Una maravilla, vamos!
GERMÁN
FERNÁNDEZ JAMBRINA
TRAILER
Esta peli la vi en un pase que daba para los chavales, una iglesia de Gijón todos los domingos depués de misa. Igual verla fue el principio del fin de mi fé cristiana. Que peli más mala. Pero un clásico ochentero, qué duda cabe.
ResponderEliminarTruñaco de loa gordos. Recuerdo verla hace muchos años y recordarla como un refrito de todos esas películas de espada y brujeria de los 80. Como tú dices, parece mentira que con todos sus implicados saliera algo tan malo, sobre todo con Richard Fleischer como director. Un film a olvidar.
ResponderEliminarSaludos.
Pues sí, chavales. ¡Creo que con esta película todo el mundo se pone de acuerdo!
ResponderEliminarLa BSO de las peliculas de Conan es de Basil Pouledoris y no de Morricone.
ResponderEliminar¿Y dónde lees que diga yo eso?
ResponderEliminar