Masters del Universo (1987, Gary Goddard) Masters of the Universe

Justo en el centro de las galaxias, entre la luz y las tinieblas, se alza El Castillo de Grayskull. Durante innumerables siglos, La Hechicera de Grayskull ha mantenido éste universo en armonía. Pero los ejércitos de la oscuridad nunca descansan en su ambición eterna de conquistar Grayskull. Porque aquellos que controlen Grayskull tendrán el poder. El poder de un ser supremo, el poder de un ser todopoderoso, el poder de convertirse en Masters del Universo.


La historia comienza en el planeta Eternia, donde Skeletor y su ejército han conquistado El Castillo de Grayskull y han hecho prisionera en un campo de fuerza a su guardiana, La Hechicera, quien lentamente se debilita y traspasa sus poderes a Skeletor. Pletórico de poder y cuando la luna alcance su cénit, El Gran Ojo se abrirá y todos lo poderes del universo serán suyos. Mientras tanto, He-Man, Duncan y su hija Teela dan con un cerrajero muy peculiar que se llama Gwildor. Éste les explica que fue a causa de uno de sus inventos, la llave cósmica, un instrumento capaz de abrir una puerta dimensional en cualquier lugar y tiempo, que Skeletor y sus tropas irrumpiesen por sorpresa dentro del Castillo de Grayskull. Regresan al Castillo y tratan de liberar a La Hechicera por medio de otra llave cósmica que Gwildor guardaba en secreto, pero al ser descubiertos huyen por una puerta dimensional cuyas coordenadas desconocen y aparecen en el planeta Tierra. Allí pierden la llave que será encontrada por July y Kevin, una pareja a punto de separase. He Man y amigos van en busca de la llave y Skeletor envía a un grupo de mercenarios a La Tierra …

La archiconocida empresa de juguetes Mattel (la de Barbie y Ken), pendiente de los resultados económicos de la adaptación cinematográfica de Conan el Bárbaro (1982), tuvo previsto crear una serie de muñecos de juguete basados en los personajes de la película de John Milius. Ésta fue un éxito, sin embargo, su tono marcadamente adulto alejó a la compañía juguetera de un proyecto destinado al público infantil, pero decidieron transformar la línea de Conan en otra serie de muñecos que fuesen bien acogidos por los pequeñuelos: nació He-Man y los Masters del Universo (¿y quién es He-Man, si no Conan teñido de rubio o un Ken cachotas?)

Los muñecos, como todos sabemos, fueron un éxito, y pronto apareció una serie de dibujos animados, entre 1983 y 1985,  para televisión de mismo nombre y con una fuerte carga de moralina al final de cada episodio. El terreno estaba abonado para la adaptación a la gran pantalla. Fue la inefable Cannon la que trasladó las andanzas de los de Eternia a los cines. Con uno de sus mayores presupuestos (22 millones de dólares, aunque tenían previsto que fuese de 15 millones y medio), su empresa más ambiciosa resultó otra punta más en el ataúd para el cierre de la productora (17 millones recaudados)

Masters del Universo es una de esas películas denostadas unánimemente por público y crítica, pero que personalmente no me parece ni tan mala, ni comprendo del todo cómo ha podido obtener tan pobres beneficios y más cuando, retrotrayéndome a la infancia, me veo sentado en la butaca del cine, disfrutando como nunca y rodeado de gente que alucinaba tanto o más que yo con las andanzas de He-Man y Cía. Claro que, en muchas ocasiones, lo que nos encantaba de críos hoy día no lo soportamos - me pasó hace poco revisando El secreto del lago (1986) - ; pues resulta que en este caso no me ocurre lo mismo: no sólo no la considero una mala película sino que me parece bastante entretenida y me gusta, vamos.


Creo que con Los Masters de Universo sucede como con tantas otras películas sobre las que unos malos resultados (y el que le hayan colgado el sambenito de mala), provoca ser aceptada con ésta categoría y respaldada así  públicamente pese a que muchas veces incluso guste.¡Ay pillines! ¿Cuántos de vosotros, guardianes de la pulcritud cinematográfica, atesoráis una copia de Los Masters y os la zampáis de cuando en cuando, para rematar con el grito de: ¡Yo tengo el poder!, al finalizar la película?
Bromas aparte, pienso sinceramente, que, pese a tener grandes fallos, el conjunto es salvable y reivindicable y que acapara mucho de la magia tan característica de aquella década. No un peliculón, pero tampoco un truño de proporciones épicas. Y pensemos por un momento que si aplicásemos la misma vara de medir para Los Masters que para otras películas consideradas intocables de nuestra infancia, muchos mitos caerían.

Vale que al pobre y primerizo (era creador de cortos para parques de atracciones) Gary Goddard sufrió presiones, recortes y putadas varias de Golan y Globus, pero la dirección, a pesar de las piedras en el camino, y sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de un producto made in Cannon, es bastante digna. Por ejemplo, a Goddard le acortaron el tiempo de la pre- producción a dos meses, cuando una película de estas características necesitaría, por lo menos, un año. También le cortaron la escena en la que July (Courney Cox) se despide, ¡e incluso he leído que tuvo que poner dinero de su bolsillo para rodar la escena de la lucha de He Man y Skeletor y poder terminar la película!
Otro de los problemas con el presupuesto fue que la acción se desarrolló en La Tierra y no en Eternia como se tenía previsto inicialmente. Sin embargo a mí me parece mucho más atractiva la visita de He Man a La Tierra porque hace que empaticemos más con los personajes. Si aún con la mayoría de la acción desarrollándose en La Tierra, partes de Los Masters (sobre todo las relativas a Skeletor y a los centuriones) tufan a La Guerra de las Galaxias (Darth Vader y el Ejército Imperial), imaginaros si toda la película transcurriese en Eternia. Otro cambio fue la del personaje de Orko, un duende volador, que sustituyeron por Gwildor, el cerrajero, para ahorrar en los efectos del vuelo. Considero que el mayor error de la película, y uno que canta a leguas, es la inexistencia de gente en el momento que las fuerzas de Skeletor llegan a La Tierra. ¿Una batalla de seres de otro planeta en mitad de la ciudad y nadie que lo vea? Este error lastra la película por lo que descoloca al espectador.


Pero vamos con lo bueno. Los personajes están logrados. Claro que las pintas son horteras y tiran para atrás, pero, ¡coño!, que de lo que se trataba era de adaptar los muñequitos de Mattel, ¿verdad? Lundgren me parece un buena elección, da el físico y por fin cambia su cara de plancha (¡si hasta sonríe, el jodío!) y, por spuesto, me parece un actor mil veces más acertado que otros que se barajaban: Stallone y Matthew Modine.  Courney Cox es una delicia, y da pie a una subtrama en la que su personaje, July, vive atormentado porque se culpa de la muerte de sus padres; esto cobrará todo su sentido con el feliz final. Fran Angella es un Skeletor cojonudo plagado de frases megalómanas y uno de los personajes más criticados, Gwildor (interpretado por el fallecido Billy Barty), que hasta fue nominado a los razzies como peor secundario, ¡probablemente era el que más nos gustaba de niños! (¿y cómo que peor actor si el tío lleva un pedazo de careta y era como ver a un muñeco?). Luego estaban Evil-Lyn (la de los ojos claros con cara de malignidad absoluta) y unos mercenarios tan fieros como ineptos con algún peinado ochentero acojonante. Evil-Lyn iba a ser interpretada por Sarah Douglas (Ursa, de Superman), pero al final el papel recayó en Meg Foster, que lo hace de maravilla. Quizás los personajes que menos me gusten sean Kevin (Robert Duncan McNeill, el novio de Julie/ Cox) y el detective Lubic (el calvorota de James Tolkan), uno por sosaina y otro porque parece repetir el papel de borde que encarnó en Regreso al futuro como azote pedagógico de los McFly.


Como he dicho, la historia me gusta tal y como está. En general me parece una buena película fantástica, con grandes momentos de acción, ciencia ficción y con toques de humor,  destinada al público infantil y juvenil. Los efectos especiales, teniendo de nuevo en cuenta lo limitado del presupuesto, son bastante buenos, y corren a cargo del oscarizado Richard Edlund (Star Wars). La música, a cargo de Bill Conti (Rocky, Elegidos para la gloria), recuerda en momentos a Star Wars y en otros a Superman, y básicamente no da tregua durante la hora y media de metraje, destacando sobremanera la melodía de la llave cósmica, que me parece tremebunda y aflora recuerdos a tutiplén. Para la posteridad queda la escena tras los títulos de crédito… quien no la conozca, ya sabe…

A pesar del fracaso, la Cannon quiso contraatacar con una segunda parte, eso sí, con un presupuesto aún más raquítico de seis millones de dólares. El elegido para acometer tal empresa fue Albert Pyum, y con Lundgrend rechazando retomar papel, el surfista Laird Hamilton interpretaría a He-Man. El proyecto quedó en agua de borrajas, pero como ya se habían gastado un par de millones en la pre-producción, pues aprovecharon los escenarios para rodar en veinticuatro días, el mismo Albert Pyum, lo que fue Cyborg (1989), protagonizada por nuestro amigo Juan Claudio.


Desde hace tiempo se habla de un remake, pero, yo, amigos míos, no hablaré más, puesto que huyo de ellos como de la peste.

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA




TRAILER



5 comentarios:

  1. La peli es de lo mejor de la Cannon, se nota el incremento de presupuesto con respecto a otras de sus películas. "Masters del universo" no es un bodrio, aunque tampoco una buena película. Creo que la decisión de situar toda la trama en la Tierra juega en su contra, es la típica solución de películas que no tienen presupuesto suficiente. Pero eso sí, la película trae consigo algunos recuerdos de la infancia impagables. Siempre recordaré con cariño la batalla en la Tierra con He-Man montado en una especie de monopatín volador. Entretenida y bastante mítica, tampoco se le puede pedir mucho más.

    Saludos.

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  2. Rodi, como he escrito en el comentario, a mí me gusta la trama en la Tierra tal y como está. Creo que de ese modo, sobre todo cuando eres un chavalín, sientes la historia más cercana.

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  3. El placer culpable de los niños de los 80 junto a Flash Gordon.

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  4. Estoy contigo, no solo me gusta (MUCHO) sino que considero que es una buena (sin mas) película de aventuras-fantasía.

    Dolph Lundgren ES (y será, remakeen lo que quieran remakear) He-Man por los siglos de los siglos. En esta película tiene una naturalidad y un noseque, que si ves esta y a continuación ves, no se... Rocky IV y te parece que son dos actores diferentes.

    Meg Foster, con esos ojos, la quiero en todas mis películas, POR FAVOR.

    El Esqueletor de Langella es COJONUDO.

    Y si, la película, OBVIAMENTE, podía haber sido mucho mejor. Pero, EY! es una película CANON. De la CANON. Tengamos en cuenta el contexto, por favor.

    No es lo mismo fabricar una casa con ladrillos que con palillos...


    Gracias por el blog.

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