Christine (1983, John Carpenter) Christine




Christine es un Plymouth Fury de 1958 que salió de una cadena de montaje de automóviles de Detroit, pero no es un coche cualquiera. En el fondo de su chasis se aloja el mismísimo diablo, que alberga un deseo de venganza insaciable que hiela la sangre a cualquiera y destruye todo lo que encuentra en su camino. (http://www.filmaffinity.com/es/film765863.html)



Voy a decirte algo sobre el amor. Tiene un apetito voraz, todo lo devora: la amistad, la familia. Acaba por devorarlo todo. Pero también te diré otra cosa, aliméntalo y se convierte en algo maravilloso; así es nuestro amor. Es cierto, cuando alguien tiene fe en ti eres capaz de todo. Eres capaz de cargarte el universo. Y cuando tú tienes fe en el otro, ¡cuidado entonces mundo porque ya nada puede frenarte, ni nadie, jamás!



- Arnie, ¿eso sientes tú por Leigh?



- Ja, ja, ja, ¿qué? ¿Pero qué dices? ¡Me refiero a Christine, hombre! ¡Nada puede interponerse entre Christine y yo!





La verdad es que Christine me deja un poco frío. Cierto que se trata de una película correcta e interesante, pero es la obra más impersonal de John Carpenter hasta esa fecha. En efecto, si no tuviésemos acceso a información sobre ella doy por seguro que poca gente la vincularía con Carpenter - excepto la música, que otra vez la compone él - , y es que perfectamente podría haber sido dirigida por cualquier otro director. Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976), Halloween (1978), La niebla (1980), 1997: Rescate en Nueva York (1981) y La Cosa (1982), todas y cada una, aparte de su incuestionable calidad, están impresas a fuego con el sello carpenteriano; un estilo muy reconocible tanto en su forma como en su contenido. Este no es el caso de Christine y quizás uno de los motivos que resten puntos a la hora de valorarla.


El otro es la trama. Vale, Carpenter ahí no tiene la culpa. El guión se basa en la novela de Stephen King, pero la historia de un coche poseído por un espíritu maligno, o quizás el propio mal, me parece un poco acartonada. El problema es que poco miedo puede dar un coche por mucho que ataque a la gente, se desplace sólo o encienda su radio para deleitar al personal con clásicos pop rock de los cincuenta – canciones con las que Christine se comunica y declara sus intenciones -. Un coche es un coche y difícilmente podrá encuadrarse dentro de la galería de miedos que pueblan nuestra psique. Claro que no hay que tomar esta premisa de forma literal y que se puede dilucidar un mensaje que nos advierte de los peligros de consumismo, del fetichismo de la mercancía tan propio de las sociedades capitalistas, y lo que vosotros queráis… Pero aquí Carpenter nos ofrece una visión muy justita al no profundizar  y quedarse en la superficie de una idea que convenientemente tratada hubiese dado para mucho más . Yo creo que esta premisa le hubiese venido como anillo al dedo a Cronenberg. Teniendo en cuanta su filmografía él sí habría explotado (y explorado) a conciencia esta simbiosis hombre/máquina y doy por seguro que nos hubiese ofrecido otro paradigma de su concepción de la “nueva carne”. Tampoco ayuda mucho una galería de personajes bastante estereotipados (lo de los macarras de más de treinta años es de traca) y una subtrama de investigación policial por parte del detective Rudolph Junkins (Harry Dean Stanton) que no aporta nada.



El mayor acierto, sin embargo, corresponde con la evolución de Arnie Cunningham (interpretado maravillosamente por Keith Gordon), un tímido y apocado estudiante educado en un ambiente familiar represivo y ninguneado por todos en el instituto. Será a raíz de la compra de Chirstine, un Plymouth Fury cochambroso, cuando su personalidad comience a experimentar cambios radicales y cobre venganza de todos aquellos que le han hecho la vida imposible. Es en esta exploración psicológica donde la película despliega toda su fuerza, porque Cunningham no sólo se obsesionará completamente con el coche – el cénit de esta obsesión queda patente en la cita que encabeza este comentario - , sino que su personalidad mimetizará con el mal que anida en Chirstine.





Como he señalado al principio, Christine me parece una película correcta y entretenida, pero no creo que esté a la altura de las obras que la precedieron y carece de la firma personal de Carpenter, por eso la considero como una obra menor dentro de su filmografía. En taquilla recaudó más de 21 millones de dólares con un presupuesto de casi 10, una acogida tibia, pero Carpenter continuaba siendo rentable …

GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA


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3 comentarios:

  1. Es cierto que es de las películas menos interesantes de su director, pero no es un film a olvidar. Como tú dices, lo mejor es el desarrollo de la personalidad de su apocado protagonista. Pero además la peli guarda algunas imágenes imborrables, mi preferida, la de Christine reconstruyéndose delante de su dueño.

    Pd: Me mola este repaso a la obra del Carpenter ochentero que te está currando.

    Saludos.

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  2. Pienso como tú, Rodi. Pues sí, la siguiente en caer será Starman.

    Acabo de ver que has comentado EL CHIP PRODIGIOSO, ¡una de mis favortias de Dante! Ya estoy tardando en leer tu publicación ...

    Saludos.

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  3. No dara mucho miedo pero el auto en si es inconfundible y te puedo asegurar que si viste la película y un loquito en uno de esos se te viene a los pedos por la calle salís corriendo como nena por si las dudas jajajajajaja.

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