Sondra Locke, Clint Eastwood y Ruta Suicida (The Gauntlet, Clint Eastwood, 1977)



Recientemente se ha conocido el fallecimiento de Sondra Locke, actriz fetiche y pareja sentimental en los 70 y 80 de Clint Eastwood. En este artículo glosaremos las carreras de ambos y su atormentada relación que terminaría con el encumbramiento del uno y la destrucción de la otra. Como telón de fondo, comentaremos la película Ruta suicida, que coprotagonizaron en 1977, cuando vivían el mejor momento de su relación.



LOS PRIMEROS AÑOS DE CLINT EASTWOOD
         En los 50, un jovencísimo Clint Eastwood se hizo sitio en Hollywood gracias a su apostura y su imponente físico de metro noventa. En aquel entonces, era habitual que las grandes productoras tuvieran en plantilla a bajo sueldo, a jóvenes talentos a los que ofrecían pequeños papeles de relleno. Así, entro a formar parte de la Universal, y apareció brevemente en títulos de segunda (una película de la mula Francis o como piloto de uno de los cazas que abaten al monstruo en “Tarantula”).
         Sin embargo, su oportunidad le llegaría gracias a la televisión, al coprotagonizar la serie del Oeste Rawhide, que tuvo cierto éxito entre finales de los 50 y principios de los 60, con un papel de joven cowboy afable y de fácil sonrisa, muy alejado de su estereotipo posterior. Al plató de la serie se presentaron unos productores italianos en busca de protagonista para un western que se iba a rodar en España. En principio, su idea era ofrecer el papel al intérprete principal de la serie, un actor más veterano llamado Eric Fleming, pero al ver a Clint, Sergio Leone, que iba a ser el director, se decidió por él, y nunca se arrepentiría.
Clint se marchó al desierto de Almería a rodar Por un puñado de dólares y en los siguientes años rodaría otras dos más (La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo), conocidas como la “trilogía del dólar”. En el rodaje, al parecer, Eastwood se mostró distante y altivo, sin hablar apenas con nadie (Sergio Leone no sabía inglés, pero tenía mucha capacidad para gesticular y así se entendía con él, aunque, en cualquier caso, su papel en esos films tampoco requería un derroche interpretativo).
         Eastwood regresó a Hollywood convertido en estrella y empezó a protagonizar taquillazos como El desafío de las águillas, Dos mulas y una mujer o Los violentos de Kelly, pero pronto se dio cuenta de que no aguantaba a los directores (solo se entendía con Don Siegel), y fundó su propia productora, Malpaso, que lleva el nombre del rio que pasa por una de sus propiedades en Monterrey, California.
         Esta independencia le permitiría producir y dirigir sus películas a partir de los 70. En esta época, Eastwood se pone como objetivo ser el más taquillero del momento y su espejo es el emblemático John Wayne, que hacía tres películas por año. Por ello, Malpaso recibe cantidad de guiones, que Eastwood estudia, rueda o desecha. Se gana fama de director solvente, rápido y ahorrativo (siempre termina sus películas antes de fecha y por debajo del presupuesto), algo poco habitual en aquel momento, y sus títulos siempre recaudan en taquilla o son éxitos rotundos como Harry, el sucio.
         Así, en 1976, llega a las oficinas de Malpaso el guión de Ruta Suicida. Un policíaco con tintes de road movie que llama su atención y decide producir.



EL ENCUENTRO CON SONDRA
         Sondra y Clint se conocen por primera vez en 1972, cuando ella se presenta al casting de Breezy, pero no consigue el papel. Sin embargo un par de años más tarde, Eastwood la selecciona para un papel secundario en El fuera de la ley (1976). Durante el rodaje mantienen una relación, en principio fugaz y secreta (él es un cuarentón y ella una veinteañera). Desde muy joven, Clint había tenido un atractivo irresistible para las mujeres, lo que le había convertido en un mujeriego empedernido (su famosa frase en El sargento de hierro, “he bebido más cerveza y he echado más polvos que todos vosotros juntos”, es rigurosamente cierta). Poco después, y ya convertidos en amantes oficiales, Clint la llama para protagonizar Ruta Suicida
Esta época es, sin duda, la mejor de su relación (en los siguientes años se casan y protagonizan juntos Duro de pelar y Bronco Billy), pero Eastwood sigue manteniendo varias amantes estables y relaciones esporádicas con otras mujeres (actrices noveles, guionistas de Universal…).

LA TREPIDANTE RUTA SUICIDA
Ruta Suicida entra dentro del tipo de películas que Malpaso produce en esta época para lucimiento de Clint Eastwood. Cintas relativamente baratas, que se ruedan con solvencia, y se distribuyen deprisa para hacer taquilla.
En este caso, Eastwood interpreta al inspector Ben Shockley, de la policía de Phoenix, Arizona, encargado del traslado rutinario de un preso, Gus Mallik, desde Las Vegas para testificar en un juicio. El tal Gus resulta ser una mujer (Sondra Locke), una escurridiza prostituta que trata de escabullirse a la primera ocasión. Sin embargo, no es ese su principal problema: ambos tendrán que escapar en una huida a través del desierto perseguidos por toda la policía del estado comandada por un corrupto comisario, el jefe de Shockley, que tratará por todos los medios de que Gus y Ben no logren llegar en fecha y hora a los juzgados de Phoenix, ya que su testimonio le implica en una trama de mafia policial.
En su huida hacia adelante, utilizan todos los medios a su alcance: ambulancia, coche, moto, tren, e incluso un autobús blindado en la escena más espectacular de la película.

Contrariamente a otros films dirigidos por Eastwood, Ruta Ruicida tiene un ritmo trepidante que no da tregua al espectador, y el punto justo de violencia, peleas y romance, aderezado con la habitual música de jazz que tanto gusta a Eastwood y las espectaculares escenas rodadas en helicóptero a las que es tan aficionado.
Entre las secuencias más espectaculares, el tiroteo frente a la casa de Gus, en el que varias decenas de policías derriban literalmente la construcción a base de disparos, y los protagonistas tienen que escapar por una tubería de desagüe.
Sondra Locke, como en el resto de sus películas con Eastwood, está espectacular. Ella lleva el peso interpretativo de la trama, roba las escenas una tras otra a su compañero de reparto, y ambos destilan una química especial.
Para el personaje de Eastwood, Ben Shockley, hubo que hacer alguna adaptación en el guión para alejarlo de otros similares de la época, especialmente del duro y solvente Harry el sucio, que nunca se hubiera dejado enredar en una trampa semejante. Por eso se relatan al principio de la película aspectos de su personalidad como que es un poco descuidado e incluso ha tenido problemas con el alcohol.
La película termina con la recordada secuencia en las avenidas de Phoenix, con Shockley conduciendo un autobús de línea al que han soldado planchas de acero en la cabina del conductor para repeler las balas de los cientos de agentes apostados a ambos lados de la calle que les tirotean.
Siendo una secuencia espectacular y épica, encierra una contradicción argumental al visionarla, y es que ellos dos van protegidos al volante del autobús, al que los agentes acribillan por todas partes menos en dirección a las ruedas, que llegan indemnes hasta reventar solo al final.
La explicación de todo es que, en el guión, los disparos destrozaban las ruedas a mitad de trayecto, y la parte final se recorría con las llantas arañando el asfalto y levantado chispas (como sería lógico y coherente), pero el ayuntamiento de Phoenix se negó a que sus calles sufrieran el más mínimo deterioro con el rodaje, así que, a última hora este detalle se desechó.
Ya hemos comentado que, por entonces, Eastwood ahorraba hasta el último dólar. De ahí también la búsqueda siempre de planos generales y exteriores soleados, dado que también una de las formas de ahorrar en aquella época era en el presupuesto de iluminación, lo que pagaban muchas veces los personajes, especialmente los femeninos, en los primeros planos. Las escenas nocturnas eran siempre escasas y muy oscuras por esa misma razón.
Pese a todo, Ruta suicida tuvo una buena aceptación y hoy es un pequeño clásico dentro de la filmografía de Eastwood en los 70. Como anécdota, Eastwood recurrió al legendario dibujante de comics Frank Frazetta para el cartel promocional de la película.


EL FIN DE LA RELACION LOCKE-EASTWOOD

A principios de los 80 Clint Eastwood se ha cansado de Sondra Locke tanto personal como profesionalmente, pero ella sigue sinceramente enamorada de él, y se somete a todo tipo de vejaciones para tratar de conservar una relación que hace aguas por todas partes. Clint no quiere tener hijos con ella, pese a que los ha tenido con esposas y amantes, y la obliga a abortar en varias ocasiones e incluso a hacerse una ligadura de trompas. Al hacerlo, Eastwood parece conformarse, e incluso la dice que es “el amor de su vida” y “nunca la va a dejar”, pero es una impostura, su trato hacia ella sigue siendo rudo y distante, con constantes las discusiones, sobre todo sobre su casa en Carmel, que ella adora. Y por supuesto, las infidelidades de Clint continúan igual que siempre.
La ruptura es inevitable, y se escenifica en la película Impacto súbito (1984), que Locke acepta protagonizar para tener una cierta independencia económica que le permita iniciar una carrera en solitario como directora, su gran anhelo. En la película, cuarta entrega de la serie de Harry el sucio, Locke interpreta a una rica perturbada obsesionada con asesinar a Callahan (un personaje que parece una venganza de Clint hacia ella). Aparte de la caracterización, Sondra Locke, que apenas tiene 40 años, aparece en la película visiblemente deteriorada en su aspecto, muy delgada, macilenta, demacrada y con ojeras. Su relación con Eastwood la está destruyendo física y emocionalmente.
Su divorcio se oficializa en 1988 mediante un acuerdo secreto, y supone, de facto, el fin de la carrera cinematográfica de Sondra Locke, a la que, según rumores, Eastwood pone en la “lista negra” de los estudios. Tan solo consigue algunos trabajos independientes como dirigir Impulse, protagonizada por Theresa Russell. En cambio, Clint comienza la etapa más creativa y reconocida de su carrera, con títulos como Sin perdón, que le lleva a ganar por primera vez el Óscar en 1992, y a ser, a día de hoy, uno de los directores más reputados de Hollywood, con títulos como Los puentes de Madison, Million dollar baby, Gran Torino o Cartas desde Iwo Jima.
        
Por Víctor Sánchez González

1 comentario:

  1. Qué tristeza de historia la de Sandra...
    No la conocía o quizá prefería no conocerla dada la admiración que le tengo Clint, pero leído esto, se me ha caído del pedestal unos cuantos escalones. Muy duro y triste. E injusto. Muy injusto.
    Espero que encontrara la paz alejándose de aquello que la dañaba.
    Gracias por la reseña.

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