“El espacio, la última frontera. Estos
son los viajes de la nave estelar Enterprise, en su misión permanente de explorar
nuevos y desconocidos mundos, de buscar nuevas formas de vida y civilizaciones,
de ir audazmente donde nadie ha ido jamás.”
Tras
su exitoso paseo por la gran pantalla en los primeros ochenta, Gene Roddenberry
propuso a la Paramount que Star Trek
regresara a la televisión en forma de serie y con una tripulación renovada para
el Enterprise (los “siete magníficos”
ya empezaban a dar síntomas de agotamiento, y estaban al borde de la
jubilación). Llegaba así Star Trek, la
nueva generación, que sitúa su argumento un siglo después de la original.
El
planteamiento era el mismo: viajes interestelares a velocidad factorial,
encuentros con civilizaciones alienígenas, batallas y aventuras en planetas
hostiles, teletransportación o paradojas temporales. Sin embargo, algo sí que
iba a cambiar.
KIRK
vs PICKARD: OTRO ESTILO DE CAPITAN
Lo primero que sorprendió a los
productores fue el nuevo perfil de capitán del Enterprise que había ideado Roddenberry, no sería de origen
estadounidense, sino francés, de nombre Jean-Luc Pickard. Y su personalidad y
estilo serían totalmente diferentes a los del legendario James T. Kirk.
El capitán Kirk de la serie clásica y
las películas, encarnado por el icónico William Shatner, es el arquetipo de
hombre de acción, el héroe de novela, el galán seductor y aventurero del cine. Valeroso,
arrojado, de porte atlético, sonrisa irresistible y sentido del humor. Siempre
con el faser en la mano, presto a
usar los puños contra sus enemigos, y sus labios con las mujeres.
En contraposición, Pickard
(interpretado por el experimentado actor británico Patrick Stewart), es alto,
delgado, de mediana edad y con poco pelo. De carácter flemático, contenido,
ascético hasta el cuasi celibato, de gesto impertérrito. Un jefe cerebral, analítico
y poco dado a las bromas. Un intelectual, casi un filósofo, más amigo de los
libros que de los fasers, y que solo
usará los torpedos de fotones como último recurso.
Como curiosidad, los fans han comparado
las veces en que Kirk tiene encuentros amorosos con mujeres, más de una
cincuentena (incluido el de Uhura, primer beso interracial en la televisión
estadounidense); mientras, en más del doble de capítulos, su sucesor Pickard
apenas supera la decena de escarceos románticos.
OTRA
TRIPULACION PARA EL NUEVO ENTERPRISE
Como ya hemos mencionado, el capitán
Pickard no es un hombre de acción, y por ello se introduce en la tripulación
una nueva figura que lo complemente, el primer oficial William Riker (Johnathan
Frakes), este sí, un joven apuesto y fornido, presto para la pelea y el
romance.
Suplir al emblemático Spock tampoco iba
a ser tarea fácil, por ello se rodea al capitán con dos figuras que cumplan su
función de oficial científico y consejero. Para el primero se opta por un
personaje complicado de encajar y que incluso puede resultar cargante, pero que
se hizo muy popular entre los fans, el androide Data (un Brent Spinner
recargado de maquillaje y brillantina). Como consejera, la bella y enigmática
Deanna Troi (Marina Sirtis), que es mitad humana, mitad betazoide y posee poderes extrasensoriales.
El toque alienígena lo pone el oficial
táctico Worf (Michael Dorn), un guerrero Klingon adscrito a la Flota de la
Federación. Su personaje resulta muy original y con gran empaque, no solo para
la lucha sino también a la hora de tomar decisiones.
Para el papel de “Bones”, médico de a
bordo, que en la serie original era el Dr. McCoy/DeForest Kelley, se escoge a
una mujer, la doctora Beverly Crusher (una espléndida Gates McFadden), que
parece hecha a la medida del capitán Pickard, una belleza madura, esbelta,
elegante y contenida (de hecho, ambos mantienen en todo momento una
incontenible tensión sexual no resuelta).
La doctora Crusher es viuda y viaja
con su hijo adolescente, Wesley, un joven tímido y agraciado, que acabará como
un miembro más de la tripulación (este personaje convirtió a su protagonista,
Will Weaton, en un ídolo juvenil, y posteriormente se haría famoso por sus
cameos en la exitosa serie milenial “Big bang”, llena de referencias a Star Trek, y en la que se interpreta a sí mismo).
Completa la tripulación, no podía
faltar, el ingeniero jefe, que esta vez no es un escocés burlón como Scotty,
sino un serio y eficiente afroamericano, Geordi La Forge (interpretado por
LeVar Burton, famoso por ser el joven Kunta Kinte de Raíces), que aparece siempre con un visor externo en los ojos ya
que es invidente.
En la primera temporada también se
incluyó un personaje de origen ruso, como el legendario Pavel Chejov, en este
caso fue la jefa de seguridad Natasha “Tasha” Yar (Denis Crosby, nieta del
actor Bing Crosby), una mujer esbelta, atlética y decidida, con un look
llamativo de pelo corto y flequillo.
Junto al elenco principal hay una serie
de personajes recurrentes, como es el caso de Guinan (Woopi Goldberg), que es barman
de la cubierta del Enterprise, y
también muchos otros que aparecen en cada capítulo, entre los que encontramos a
al ex Equipo A Dwight Schultz, o a la
estrella de la serie original Majel Barrett.
LOS
NUEVOS ENEMIGOS
Firmada la paz con los Klingon, aliados
ya de la Federación de Planetas, los enemigos ahora son principalmente los romulanos, mucho menos relevantes tanto
en la serie original como en las películas.
Junto
a ellos, encontramos nuevos adversarios como los ferengi o los cardasianos,
pero sobre todo a los temibles Borg, mitad humanoide mitad máquina, que
viajan en poderosas y destructivas naves en forma de gigantesco cubo, y cuyo
objetivo es el sometimiento de las otras razas mediante el control mental y la
conversión.
SIETE
EXITOSAS TEMPORADAS
La
serie fue todo un éxito, con un total de 178 episodios y siete temporadas,
frente a los escasos 79 en tres temporadas de la mítica serie original de 1966.
En España, La nueva generación fue
adquirida por la FORTA, que agrupaba a las recién creadas televisiones
autonómicas, que solían hacer pedidos en común al extranjero para abaratar
costos, por ello, tanto su recepción como su impacto fue irregular, ya que no
se emitió en un primer momento a nivel nacional, como si lo fueron otros
exitazos de la época como MacGyver, El coche fantástico o El Equipo A. Pese a ello, la serie se
convirtió en todo un clásico.
Tras
el final televisivo, el formato continuó en el cine con Star Trek VII: La próxima generación (1994), en la que el capitán
Kirk “pasa el testigo” de forma oficial a su sucesor Pickard, Star Trek: primer contacto (1996), Star Trek: insurrección (1998) y Star Trek: némesis (2002), y con más spin off televisivos (Star Trek: Espacio profundo nueve, Star Trek: Voyager, y Star Trek: Enterprise), que mantuvieron
la franquicia en antena hasta 2005, y recientemente ha llegado a la pequeña
pantalla Star Trek: Discovery, y en
cines se han hecho recientemente dos espectaculares películas sobre la juventud
de los personajes de la serie original con un reparto muy cuidado, lo que ha
renovado y actualizado por completo Star
Trek.
CONCLUSION
Ochenters, ser fan de Star Wars y Star Trek no solo es compatible, es saludable. La primera es una épica
fantasía espacial que nos hace soñar en una galaxia muy, muy lejana; la segunda
es pura ciencia ficción futurista sobre lo que podemos llegar a ser como raza
humana. Sin ir más lejos: recientemente, el prestigioso físico teórico mexicano
Miguel Alcubierre demostró con un modelo matemático la posibilidad de viajar a
velocidad factorial. Así que, como diría el capitán Pickard, “¡Engage!”.
Larga vida y prosperidad, ochenters.
Por Víctor Sánchez González
Para empezar el capitán es Picard o sea te sobra una K. ¿Los Borg sometiendo mediante el "control mental y la conversión? ¿Estas seguro que viste la serie? Eso último parece referirse a una secta. Y finalmente, porqué en España se niegan a referirse a la velocidad de las naves como debe ser: WARP.
ResponderEliminar