Es
1691, a un hombre (Julian Sands) lo acusan de ser brujo y, por ello,
es condenado a morir quemado en la hoguera. Pero justo antes de su
ejecución, su celda es invadida por una extraña y misteriosa fuerza
que consigue hacerlo desaparecer junto a Redferne (Richard E. Grant),
el hombre que lo capturó. Trescientos años más tarde, ambos
aparecen en Los Angeles ...
Yo
soy aquel de cuya costilla antigua hizo nacer ...
Yo
soy aquel cuya llegada las estrellas anunciaron ...
Yo
soy aquel cuyo corazón fue forjado con el carbón más negro ...
Soy
el que concluirá la obra magna del espíritu no nacido de Satanás.
Warlock,
el brujo es un pequeño clásico de culto para muchos aficionados al
cine fantástico entre los que, ¡oh, sorpresa!, me incluyo. Es una
película que recuerdo con gran cariño y que alquilé infinidad de
veces en el videoclub cuando era un chavalete, por eso me resulta
sumamente placentero revisionarla y hablar de ella. Y es que lejos de
perder ese encanto que me fascinó por entonces, la sensación de que
estoy ante una joya de la serie b es más fuerte que nunca. Fantasía,
terror, humor, viajes en el tiempo, brujería ... Abróchense los
cinturones y síganme en la búsqueda del El Gran Grimorio ...
La
idea y el guión corren a cargo de David Twohy, a quien mencionábamos
hace poco al hablar de Critters 2, de quien también es guionista.
Twohy pasó cerca de ocho semanas escribiendo una historia muy
distinta a la final en la que se centraba en la persecución de un
brujo en el siglo diecisiete que posteriormente volvería a ser
perseguido en la actualidad, pero por razones presupuestarias tuvo
que simplificar el guión. El dirige es Steve Miner (también
produce), un director del que he comentado varias de sus películas
como la grandiosa House: Una casa alucinante, o la segunda y tercera
parte de Viernes 13. Fue Miner el que tuvo la idea de contratar a
actores ingleses para los papeles de Warlock y de Redferne debido a
que quería un acento inglés marcado como el de los colonos
americanos del siglo diecisiete. Miner quedó impresionado con el
casting de Richard E. Grant (Withnail y yo) y le adjudicó el papel
de Redferne, para el de Warlock pensó en Julian Sands, quien en
principio era reacio a actuar en una película de terror, pero tras
leer el guión accedió. La música es obra del maestro Jerry
Goldsmith y destaca mucho el tema principal. Los efectos ópticos hoy
día resultan tan desfasados como entrañables y son obra de la
compañía Perpetual Motion, aunque , en principio, se había pensado
en Dreamquest: cambio obligado por motivos presupuestarios.
El
grueso de la historia narra la búsqueda de Warlock, en el presente,
de El Gran Grimorio, un libro dividido en tres partes que es
considerado la biblia de Satán y que una vez completo revelará el
verdadero nombre de Dios, que pronunciado al revés provocará el fin
del mundo y coronará a Warlock como el hijo de Satanás. Para
impedírselo, Redferne, contará con la ayuda de Kassandra (Lori
Singre), una joven víctima de un maleficio de Warlock mediante el
cual envejecerá 20 años cada días que pase. Ambos, cada uno por
sus motivos, se lanzarán tras la búsqueda del temible brujo.
A
mi juicio, la estructura recuerda a Terminator (1984, James Cameron).
Y es que son varios los paralelismos existentes entre las dos
películas: viaje en el tiempo, héroe que protege a chica y villano,
persecución (aunque al principio son ellos los que persiguen al
malo), desconfianza de Kassandra hacia Redferne por considerarlo loco
al igual que Sarah con Kyle, asesinato del compañero de piso de
Kassandra ... Pero no creáis que soy el único en pensar así,
fueron muchos los críticos que hicieron esta comparación cuando se
estrenó. No obstante, la película resulta muy entretenida y
disfrutable.
Si
algo a destacar es el carisma de Julian Sands interpretando a
Warlock. La verdad es que es construye un villano espectacular:
inmisericorde, cruel, odioso y sarcástico al mismo tiempo. Rápido
conocemos de su carácter en la escena en la que, para conseguir su
anillo, corta el dedo, sin previo aviso, al compañero de piso de
Kassandra y luego lo mata arrancándole la lengua de un mordisco y
escupiéndola a la sartén que hay sobre el fogón. Otra escena a
destacar es en la que entabla una conversación con un niño y al
enterarse que no está bautizado (con la grasa de alguien no
bautizado los brujos pueden elaborar un elixir para volar) comienza a reírse y a balancearlo en el columpio; siendo la inocente criatura ignorante de su destino inmediato y quedando el espectador compungido
aún si ver nada de lo que pasa después ...
El
papel de Richard E. Grant, que interpreta a Redferne también nos
ofrece grandes momentos, sobre todo cómicos, por el choque que le
supone aparecer 300 años en el futuro y de la mano de Lori Singer
(quien, al parecer, sufrió de verdad con el maquillaje) sufriremos
lo que es envejecer 20 años cada día que transcurre ...
En
taquilla sólo alcanzó los nueve millones pese a contar con un
presupuesto de quince y ni siquiera fue estrenada el año en que
concluyó su producción. Y es que debido a problemas financieros, su
productora (New World Pictures) lo retrasó dos años hasta que fue
lanzada, de forma bastante limitada, por Trimark Pictures. Un
verdadera lástima para una película que hoy día es considerada de
culto ...
GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA
GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA
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