Bandas de los 80 aún en activo I : DEPECHE MODE


+ POR ROOT WOUNDS +



Hace tiempo se me ocurrió que una buena forma de contribuir con este fantástico blog de Cine de los 80 (teniendo en cuenta que pese a su nombre no versa única y exclusivamente de cine y que yo particularmente hago aportaciones relativas a la música) era haciendo ocasionalmente una especie de seguimiento y comentario de lo que fueron y siguen siendo algunas de esas grandes bandas de los 80 que a día de hoy siguen en activo. Tendemos a barrer para casa y no podía empezar esta serie de artículos sino con mi grupo favorito de todos los tiempos, que no es otra que Depeche Mode, banda a la que aún con casi 40 años de actividad, legiones de seguidores a lo largo del globo y una discografía cuantiosa y armonizada además a base de recopilatorios, colecciones de remixes, covers y tributos, hay quien en un ejercicio de anormalidad o muestra de poco seso e “inteligencia musical”, gusta de faltar al respeto aprovechando la ocasión de que DM saca un nuevo disco (y/o gira) y por el hecho de contar con un espacio donde excretar su ignorancia dentro de un medio de comunicación que se ve que precisa de amarillismo hasta en lo que a cobertura musical se refiere, vendiendo el susodicho e ingrato escritor su alma al diablo por un puñado de feedback.

Con este escrito no voy a “vengar a la banda” (no hace la más mínima de falta), e igualmente no pretendo que éste sea ni mucho menos el artículo definitivo sobre la misma, simplemente quiero hacer una aproximación musical (y poco ordenada), partiendo del recuerdo y empleando “mi oído presente”, algo para lo cual he contado con la participación de un viejo amigo al que conocí precisamente en una de tantas fiestas Depeche Mode – The Cure en Granada hace casi 20 años. Un amigo con el que recientemente he quedado de tapas en la ciudad que conquistó mi corazón hace tanto y con quien he aprovechado la última oportunidad que hemos tenido de vernos para, además de parlamentar sobre otras tantas músicas bastardas como él mismo diría, para tratar como siempre sobre esta fuente de devoción pretermusical que es Depeche Mode, todo ello mientras algún que otro vinilo cambiaba de manos conforme los tercios de cerveza Alhambra iban cayendo uno tras otro.

  

NorbertX podría ser elegido como Presidente de la República Depechera del Barrio de La Chana si ésta llegase a existir alguna vez en estos tiempos de aspiraciones independentistas, sueños políticos rotos y masas idióticas a uno y otro lado de esos muros invisibles que las mencionadas masas tanto gusto tienen en común por construir. Pero para mi amigo, mi persona y el resto de gente que conformamos las legiones depecheras, las palabras “construcción” y “masas” suelen sacarnos una sonrisa cuando no un suspiro de esos que invitan a uno a cerrar los ojos y evadirse mentalmente a tiempos pasados y mejores. Porque seamos sinceros, esta va a ser la premisa esencial de esta serie de artículos: lo que nuestras bandas favoritas de antaño hacen hoy día poco o nada puede compararse a lo que hacían tiempo atrás, ello a pesar de que Depeche Mode sea una banda que entre sus seguidores cuenta tanto con sanos y fervientes devotos (una palabra más justa y acorde que la de “fans”) como tercos talibanes que se empeñan en que “una mierda huele bien si la ha cagado Depeche” o que todo es de 10 si lleva el nombre de la banda en la portada.
 (SPIRIT... O CÓMO POLARIZAR A TUS SEGUIDORES EN 12 PISTAS)

Evidentemente sobre gustos no hay nada escrito pero no se puede negar que la discografía de los Depeche de antes del nuevo milenio barre cruel e impepinablemente a la posterior. No quiero con esto decir que por ejemplo el último disco (“Spirit” de 2017) sea un completo fiasco sino que simplemente, y es mi humilde opinión, no llega a la calidad que cabe de esperar de una banda de este calibre y a estas alturas, le pese a quien le pese (y a mí el primero por cierto). Como diría mi amigo NorbertX, no podemos esperar que a estas alturas de la película saquen por ejemplo un nuevo Violator u otro Music For The Masses pues los tiempos cambian tanto como los sentimientos y las vivencias de los componentes de la banda. Asimismo (y esto es algo que a muchos de esos talibanes les hace sacar el hacha de guerra de vez en cuando en los foros y redes sociales como si con ello fuesen a conseguir más “depechenivel” o algo así) la mano de Alan Wilder se echa mucho, muy mucho de menos, tanto que cuando le dio por hacer aquel remix del “In Chains” tras salir el Sounds Of The Universe, dicho remix sonaba más a Depeche Mode que la propia canción original. Pero no pasa nada, pueden seguir llamándonos lloricas a quienes sí reconocemos el buen hacer de Wilder a pesar de que en su momento sus propios compañeros no quisieron hacerlo. Este remix y la aparición de Alan al piano para acompañar a Martin Gore cantando “Somebody” en Londres nos daría alas para volar dentro de un sueño de reunificación del que a día de hoy, varios años después de aquel momento NO QUEREMOS DESPERTAR.


Además de Wilder, que no fue sino el mejor recambio que pudo haber para un Vince Clarke (que se fue tan pronto como vino), no podemos dejar de mencionar la mano de los productores e ingenieros de antaño, alguno de los cuales (como Daniel Miller que hizo brillar a DM durante su primera y más analógica etapa) parece contentarse desempeñando actualmente otro tipo de papel en los últimos lanzamientos de la banda. La ingeniería de Gareth Jones o la magia de Flood (que a pesar de preferir más la compañía de los U2 puso su maestría al servicio de los Depeche de principios de los 90 con un resultado absolutamente impecable) en la producción fueron de un valor inestimable para el todavía cuarteto inglés que poco tardaría en reducirse a trío (y demos gracias que no perdimos más por el camino).

  En el mundo de la música la evolución de un grupo siempre tendrá gente a favor y en contra para con su banda predilecta. Hoy en día muchos de los detractores iniciales del “Songs Of Faith And Devotion” (disco cenit y barroco que desconcertaría por su apuesta por un toque más espiritual a pachas con un sonido más rockero para sorpresa de propios y extraños) seguramente lo escuchen ahora con otros oídos, más aún teniendo en cuenta el pan que últimamente traen a casa los de Basildon, para quienes eso de evolucionar siempre se les dio muy bien o al menos hasta el Ultra (inclusive, pues a partir de éste la opinión de unos y otros comienza a variar).



¿Y cómo no mencionar a la hora de hablar de evolución ese punto de inflexión que sería tiempo atrás aquel Black Celebration?, ese disco mediante el cual “aquellos adolescentes que estaban creciendo bajo un mal Gobierno y cosas de esas” se convertirían por fin en hombres, capaces de salirse de la norma, apostar fuerte y ganar gracias a esa gran fusión de romanticismo y solemne oscuridad que fue esta prosecución del camino allanado con los temazos incluidos en un no menos agradecido Some Great Reward. Está claro que las cosas han cambiado mucho respecto de los mencionados discos, más aún de aquellos Speak & Spell, A Broken Frame y Construction Time Again.


Las palabras que más podrían honrar a Depeche Mode quizás fueran las de “progresión” e “inconformismo”, emprendiendo décadas atrás una búsqueda interminable por alcanzar un sonido único y propio pero evitando por todos los medios el anquilosamiento que ello suele conllevar. Pero esta búsqueda quizá llegó tiempo atrás a su fin y ni la banda ni sus devotos queremos verlo pues admitirlo sería casi como enterrar nuestra juventud de espíritu y dejarnos devorar todavía más por este “mundo lleno de nada”. Todos sabemos que aún queda bastante hasta que ese fatídico capítulo final se escriba pues el mundo interior en el cual Martin mina sus letras es basto e inconmensurable por no decir que a Gahan le queda todavía esqueleto que mover y dolor por compartir. Si a todo esto le sumamos el hecho de que los devotos continuarán a hierro, siguiendo a la banda, comprando sus discos (suenen mejor o peor que los de antes), se puede decir que hay DM para rato, más aún al pensar en que las filas depecheras crecen con el paso de los años gracias a la sangre de nuevas generaciones que viven con una intensidad parecida el legado viviente que sus padres y madres ya les vienen transmitiendo: la música de Depeche Mode y la profesión religiosa que ésta conlleva.


BONUS TRACK: BREVE RESUMEN DE LOS CONCIERTOS DE DM EN ESPAÑA (2017)
+ POR NORBERTX +


"¿Por qué número va?"… lo que podría ser el típico comentario que podemos realizar al llegar a cualquier charcutería de barrio, es el leitmotiv de los devotos más madrugadores en cualquiera de los dos conciertos que  Depeche Mode ofreció en España dentro de su Global Spirit Tour. Costumbre anglosajona que consiste en ponerse un número o inscribirse en una lista por orden de llegada cuando se llega a la puertas del recinto en cuestión, con la finalidad de salvaguardar cierto orden en la cola (al menos entre los 100-150 primeros) y evitar sorpresas inesperadas de amigos, familiares y avispados “fan –turistas de última hora”.

Se dió el pistoletazo de salida en el Palau Sant Jordi el pasado 7 de Diciembre y continuó el día 16 en el antiguo Palacio de los Deportes ahora rebautizado como Winzik Center de Madrid , entre medias ofrecieron  3 conciertos en Italia.

Ambos conciertos contaron con el mismo set list de veinte temas, fueron bien diferenciados, en la ciudad condal tuvo un carácter sentimental, intimista y solemne, mientras que en la capital sobrevoló un aire electrizante y visceral, destacar que este era el último concierto antes del parón navideño y disfrutaron de casi tres días de descanso desde su anterior show en Bolonia, si bien es cierto que el mayor nexo común entre ambos fue la sensación de haber acudido a sendos conciertazos y es que independientemente de la aceptación o calidad general de sus últimas obras (de Spirit sólo sonaron “Going Backwards”, la monumental “Cover Me” y “Where´s The Revolution”), sus directos no defraudan y convencen allá por donde van, manteniendo una línea superior a la mayoría de sus coetáneos, ofreciendo ceremonias rítmicas donde la redención en comunión del grupo con sus fans es mágica, centrándose en temas de otros tiempos, mezcla de oscuridad y bacanal de éxitos ofreciendo dentro de las limitaciones horarias y de extenso repertorio lo mejor de sí mismos sin perder el alma, aunque nunca llueva a gusto de todos.



Conciertos de esencia clásica donde relucen las nuevas intros de “Everything Counts” y “Walking In My Shoes”, esta última rescatando el “Random Carpet Mix” realizado por Willian Orbit , uno de los más celebrados de aquel entrañable y cada vez más lejano 1993, la aplaudida y emotiva versión albúm de “Home” en detrimento de su versión acústica de las últimas giras que junto a  “It´s No Good”, “Barrel of a Gun”, “Useless” e “Insight” nos recordaban que Ultra cumplía veinte años. La melodramática y sosegada voz de Martin L Gore  aportando descanso y paz a un Dave Gahan que sigue manteniendo el peso de los directos, rubricando actuaciones soberbias y sugerentes con momentos estelares que nos devolvían unos DM más sintetizados para el disfrute de muchos en la imperecedera “World In My Eyes” o “Stripped”, cuyo tramo final es una apoteósica subida de temperatura con una mastodóntica “A Question Of Time” y subiendo a lo más alto con “Personal Jesus”, después todo se vuelve oscuro y frío convirtiéndose en la mejor plegaria para una vez más “Reach out and touch faith”.


Otros artículos musicales por Root Wounds para Cine de los 80:

- PANORÁMA ELÉCTRICO: UNA APROXIMACIÓN AL SYNTHWAVE

Street Fighter II (1991)


Hoy voy a hablar no simplemente de un juego de lucha sino de EL JUEGO de lucha. El juego que sentó las bases del género y que a día de hoy sigue siendo un referente para cualquier videojuego de peleas.

Hacía 4 años que Capcom había lanzado la precuela de este juego y tuvo un éxito moderado ya que solo podíamos manejar a Ryu si jugábamos en la posición del player 1, y Ken si lo hacíamos en la del player 2.


Capcom introdujo para la segunda parte un plantel de 8 jugadores seleccionables y 4 jefes finales, algunos de ellos ya venían de la primera parte como Balrog y Sagat. 

También añadieron cada 3 combates una fase de bonus en la que había que destrozar algo, un coche, unos barriles que iban cayendo y un muro de ladrillos.

Los personajes con los que podíamos jugar tenían cada uno su historia y sus motivos para vencer al gran M. Bison el líder de la coporación Shadaloo.


Ryu:

Su estilo de combate es el Ansatsuken, un arte marcial ficticio que mezcla elementos del karate y el judo. El protagonista del juego y por decirlo de alguna forma la cara mas conocida de la saga. 

Ken:

Gran amigo de Ryu pero también grandes rivales. En los primeros juegos se utilizaba el mismo sprite que Ryu, con los mismos movimientos a excepción de que Ken tenía el pelo largo y rubio y vestía un kimono rojo.

Blanka:

Era un niño que se perdió en el amazonas y fue capturado por. Experimentaron con el hasta hacerlo mutar en el monstruo verde que todos conocemos. 

Guile:

Teniente coronel de las fuerzas aéreas de estados unidos. Guile va al torneo de Street Fighter en busca de su amigo Charlie. Todos conocemos su famoso ataque Sonic Boom o su patada Flash Kick.

E. Honda:

Edmond Honda es un luchador japonés de Sumo conocido por su ataque de las cien palmadas.

Chun-Li:

La única mujer en este juego. Su arte marcial es el Kung-Fu y es una agente de la Interpol que va en busca de su padre que desapareció cuando investigaba a Shadaloo.

Zangief:

El gigante ruso se presenta al torneo encomendado por el líder de la URSS para detener al malvado M. Bison.

Dalshim:

Maestro indio de Yoga que puede alargar sus extremidades para golpear con ellas. Se apunta al torneo para ayudar a acabar con Shadaloo.


Como dato curioso Balrog en la primera parte se llamaba Mike, en la segunda parte le pusieron M. Bison en clara referencia a Mike Tyson. Capcom por ello tuvo que cambiar el nombre del personaje por problemas legales en europa y america así que a M. Bison se le cambió el nombre por el que todos conocemos hoy Balrog. Pero claro no quedó ahí la cosa porque el nombre fue cambiado por el de otro personaje. Balrog en la versión japonesa es Vega, el ninja español y M. Bison que todos conocemos como el jefe final, en la versión japonesa se llama Vega. En resumen, cambiaron el nombre de 3 personajes.

El juego está mimado al detalle y cada personaje tiene su propio escenario que lo representa con cosas típicas del pais de donde procede, como por ejemplo Vega, cuyo escenario es una taberna llamada “Mesón de la Taberna” y donde una pareja de flamencas bailan al fondo.

El escenario de Blanka es una especie de embarcadero con chabolas de madera y un gran árbol  con una anaconda en él


El escenario de Sagat está basado en un Buda que existe en la vida real en unas ruinas de Tailandia.

Pues bien, con Street Fighter 2 Capcom creó la gallina de los huevos de oro y es uno de los juegos más jugado en la historia de las recreativas, y no hay  mas que ver la cantidad de versiones que sacaron de dicho juego, haciendo jugables a los 4 jefes finales, con velocidad turbo, con super ataques, añadiendo 4 personajes mas (Fei Long, Cammy, T. Hawk y Deejay). Un sinfín de versiones que hicieron de oro a Capcom, sin contar también la cantidad de versiones que salieron para ordenadores y consolas de sobremesa donde si se me permite decirlo, la versión de Super Nintendo es la que se lleva la palma.


OPINIÓN

En mi opinión Street Fitghter 2: The World Warrior es uno de los videojuegos mas influyentes de la historia. Muchos juegos se quedaron en el camino intentando copiar las mecánicas del juego y otros muchos triunfaron y hoy en día siguen siendo sagas de éxito.

Es la recreativa en la que mas monedas de 25 pesetas me habré gastado sin ninguna duda y también es la única que me consegui acabar con solo una moneda, manejando a Ryu.

A día de hoy siguen saliendo juegos como el reciente Street Fighter V (febrero de 2016) que todavía sigue recibiendo actualizaciones y personajes nuevos. 

Todavía me echo algunas partidas a este gran clásico en mi raspberry y lo disfruto como el primer día destrozando el coche de la fase de bonus 


BORJA ORDIERES GONZÁLEZ

Perros Callejeros. (1977, José Antonio de la Loma).


PERROS CALLEJEROS. José Antonio de la Loma. 1977.
 

Para  mi entender es una obra imprescindible dentro del cine español, y más concretamente el de finales de los 70 y principio de los 80. El director, José Antonio de la Loma, ideó con ello lo que luego fue llamado género Quinqui. Además de ser precursora dentro del género, para mí es, posiblemente, la mejor sin duda. La película fue realizada en 1975, pero no fue legalizada y posteriormente estrenada hasta 1977.

José Antonio de la Loma, al principio de todo, tenía en mente llevar a la pantalla una película basada en la vida de un delincuente juvenil muy famoso en la época, no era otro que José Luis Moreno Cuenca alias el Vaquilla. Para tratar de que fuera una película lo más realista y cruda posible el director decidió investigar. Para ello pidió información a la Guardia Civil y distintos cuerpos policiales de la época. También se decidió a realizar entrevistas personales con personas fichadas o que habían intervenido en crímenes como robos con intimidación y por el método del “tirón”. Muchas de estas entrevistas fueron en secreto, ya que muchos de los chavales estabas perseguidos por la justicia. Al hacer esto, consiguió ideas de gente que lo vivía de primera mano, con lo que daría a la película tintes bastante realistas y crudos.

Lo cierto es que este tipo de delincuencia era muy común en España en esa época. Eran los primeros años de la transición democrática, y el país tenía un gran número de gente en paro y muchos vivían en la pobreza. Normalmente eran suburbios de grandes ciudades como Barcelona y Madrid, donde afloraban este tipo de delincuentes juveniles. Además, al ser menores, como mucho iban una temporada a un reformatorio y nada más. Son jóvenes de familias marginadas, sin recursos, de los cuales, normalmente se aprovechaban pequeñas mafias.

Centrándonos en la película, de la Loma quiso contar con el Vaquilla para interpretarse a él mismo, pero por entonces se encontraba huido de la justicia.
 
 
 Así que tuvo que recurrir a otro delincuente juvenil. Se decidió por Ángel Fernández Franco alias “el Trompetilla” para hacer el personaje principal, “El Torete”.
 
 
El perfil de este chaval le dio bastante autenticidad a la película, ya que él vivió en sus carnes el tema de robos con tirón, robos de coches, persecuciones y entradas y salidas a los reformatorios. Además tenía cicatrices auténticas de heridas de bala, tanto en una pierna como en un brazo.

Una vez tuvo su historia y su reparto, de la Loma se decidió a realizar Perros Callejeros.


 

La historia nos sumerge en los suburbios de Barcelona, donde un grupo de pequeños delincuentes menores de 16 años llevan una vida de delincuencia y violencia al margen de la ley. Se dedican tanto al “tirón” como a atracos a establecimientos y a acosar a parejas, robándoles e incluso abusando de las mujeres. También, para cometer sus fechorías y escapar de la policía se dedican a robar coches.


A lo largo de la película vemos que se van creciendo, y van subiendo sus expectativas. Así que atracan una armería, y se envalentonan y el Torete y sus secuaces deciden incluso robar bancos.
 

El Torete se alía con otros menores como “El pijo”, “El chungo” y “El fitipaldi”.
 

A todo esto, el Torete está enamorado de Isabel. Pero esto le acarreará muchos problemas, ya que esta menor es de raza gitana y está acordada a otro hombre. Además, es sobrina de “El esquinao”, un gitano con mucho poder en la zona y con argumentos bastantes mafiosos.

La película, además, cuenta con multitud de persecuciones en coche. A mí entender están magníficamente realizadas. Son bastante espectaculares.
 

Tras múltiples fechorías de la banda, y de su entrada y salidas (muchas fugándose) de los reformatorios, el Torete no puede resistirse al amor que siente por Isabel, y aun desoyendo a sus amigos por el peligro que entrañaba la relación, decide fugarse con ella. Además, ella entra a formar parte de la banda y colabora en los distintos atracos.
 
 
 A todo esto, finalmente, Torete acaba embarazando a Isabel, con lo que su vida se tuerce más aún. Decide que es su estado no puede seguir así y decide que vuelva al barrio. Pero su tío, el Esquinao, se entera y la coge. Como ha deshonrado a la familia, decide renegar de ella y hace que sus hombres abusen de su propia sobrina. Torete se entera y decide ir a rescatarla, pero  sorpresa, uno de sus colegas le delata y le tienden una emboscada en unos establos. Los secuaces del  Esquinao le atrapan y le dan una paliza, y para rematar todo el propio Esquinao decide cortarle el pene a el Torete.

A todo esto, el Esquinao decide que Torete siga con vida, así que manda a un veterinario para que le cure y le mantenga vivo.

Tras una más que pronta recuperación, el Torete está lleno de rabia y desoyendo a todos decide vengarse. Sigue con un coche robado al Esquinao hasta un descampado, y allí se deshace de uno de sus guardaespaldas y posteriormente atropella en varias ocasiones a la persona que le cortó el pene.
 
 Posteriormente se da a la fuga. Comienza entonces una persecución, y la película acaba con el Citroen Tiburón que conduciía el Torete precipitándose por un barrranco.

Nos da a entender que aquí se acabó el Torete, pero lo cierto es que luego hubo dos secuelas más de Perros Callejeros.

Tras contar la película, voy a escribir sobre otros temas también relacionados con la misma.

La cinta creó mucha controversia en la época y fue duramente critcada. José Antonio de la Loma se defendió diciendo que él sólo contó lo que pasaba en realidad en el país y muchos no querían ver. El caso es que la película no sólo es una crítica al Estado y a la sociedad de la época, como muchos creían, también nos muestra a delincuentes que comenten actos delictivos de manera más que consciente. También hay que entender la mala vida que estos jóvenes llevaban, sin apenas educación y sin ningún referente paterno o materno. Más bien los mayores se aprovechaban en muchos casos de estos jóvenes. La auténtica realidad es que en esos años la delincuencia juvenil era un problema de difícil solución. La película sufrió una campaña de desprestigio por muchos sectores que se sentían atacados en la película. Lo cierto, desde mi sincera opinión, es que es una película bastante cruda y con grandes dosis de realidad. No creo que en ningún momento se ensalce a estos delincuentes ni les traten como héroes, sí que eran víctimas de su época y de su situación. A mí me encanta este tipo de cine que se rodó en los 80. Tienen un gran encanto que no hay que olvidar, que no todo era bonito ni de color de rosa, y que esta gente existió. En ningún caso creo que este cine justifique los actos de estos personajes, simplemente reflejan algo que estuvo conviviendo con nosotros, es más, me arriesgo a decir que este tipo de delincuencia sigue vigente en nuestro país. El caso es que Perros Callejeros, polémicas aparte, llegó a ser durante muchos años una de las películas más taquilleras de la historia del cine español. Además fue la precursora del género Quinqui que tanto juego y éxito tuvo en los 80.

Como dato curioso, el actor que encarnó al Toretes, Ángel Fernández Franco, es el único de toda la película que se dobla a él mismo. El resto de actores son doblados por otras personas. Ángel murió a causa del sida cuando tenía 31 años, posiblemente por el uso de jeringuillas debido a su adicción a la heroína (otra realidad de la época, por la que muchos jóvenes murieron o acabaron muy mal).

 

Pues esta es mi aportación sobre la película PERROS CALLEJEROS, espero que os guste y nos vemos por Cine de los 80. Viva el cine.

Benjamín Carretero Montes.


¿Quién Engañó a Roger Rabbit? (1988, Robert Zemeckis) Who Framed Roger Rabbit?

¿Quién Engañó a Roger Rabbit? (1988, Robert Zemeckis) Who Framed Roger Rabbit?


“Toc-toc-toctoc-toc…” U-na-copi-ta…” Si ya habéis saltado entre espasmos y rompiendo la pared en mil pedazos para gritar “¡De Ojén!” ésta es vuestra lectura. 

No puedo referirme a otra película que no sea “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” Y permitidme que me recree en este comentario, pues apenas tenía cuatro añitos cuando se estrenó y le guardo especial cariño, además de por su casting, pues siempre quise quiero y querré a Bob Hoskins y a Christopher Lloyd, si no por su magistral forma de mezclar una historia del cine negro clásico de Hollywood con lo mejor de cada casa del mundo de la animación.

Hoy día puede que lo veamos menos impresionante de lo que lo veíamos por aquel entonces (que no) pero esta cinta, con un presupuesto de setenta millones de dólares, llegó a necesitar la friolera de trescientos veinte animadores que tuvieron que dibujar ochenta y dos mil ochenta fotogramas y hacer alrededor de un millón de dibujos… Ahí queda eso. Por suerte la película fue un auténtico éxito generando más de ciento cuarenta millones de dólares. Pero pasemos ya a desgranar un poco la trama, por si hay alguien despistado (que acabase de despertar de una catalepsia mínimo) y que aún no sepa de qué estamos hablando.

En “¿Quién engañó a Roger Rabbit?”, producida por Steven Spielberg (Tiburón, E.T. El Extraterrestre, Indiana Jones…) y dirigida por el gran Robert Zemeckis (Trilogía de Regreso al futuro, Forrest Gump, La Muerte os sienta tan bien…) nos extrapolan a un mundo alternativo donde los dibujos animados son actores y protagonistas de sus propias películas y conviven con los humanos en su día a día, con exigencias y sueños al igual que los de cualquier actor de  carne y hueso de Hollywood. Basada en la novela de Gary Wolf “¿Quién censuró a Roger Rabbit?”


El film nos cuenta la historia de un detective privado venido a menos, Eddie Valiant, contratado por R. K. Maroon, productor de películas de animación, para investigar la infidelidad de Jessica Rabbit, novia del famoso “dibu” (pues así llaman a los protagonistas animados) Roger Rabbit, pues éste no consigue concentrarse en su trabajo tras leer una publicación en el periódico de la noticia de la posible infidelidad por parte de su mujer, Jessica. La idea es sacar unas fotos a la señora Rabbit con su amante, para intentar hacer que Roger acepte la situación y abra los ojos ante esta traición amorosa. Eddie acepta a regañadientes, pues odia a los “dibus” y hace unas fotos comprometidas a Jessica (palmas palmitas) junto al conocido magnate y dueño de “Dibullywood” Marvin Acme, Como era de esperar y ante la confirmación del hecho, Roger no acepta que su querida Jessica le sea infiel y desaparece. Al día siguiente, Marvin Acme aparece muerto, pues alguien lo ha asesinado tirándole un piano a la cabeza (a lo dibu) por lo que todas las sospechas apuntan a Roger Rabbit. Esta historia, digna de cualquier película de cine negro de la época, es la que nos va a ir desgranando Robert Zemeckis.

Robert Zemeckis y Roger Rabbit durante el rodaje de la película.

Pero dejemos la historia a un lado de sobra conocida por todos y centrémonos en los protagonistas, empezando por el propio Eddie Valiant. Interpretado por el fallecido Bob Hoskins, (Hook, El Mundo Perdido…) el cual es una de las piezas claves para el buen funcionamiento de la película. Hoskins brilla en esta cinta interpretando a un detective venido a menos, deprimido y serio, un papel que le va como anillo al dedo. La causa de su tristeza es debida a la reciente muerte de su hermano, con el que compartía la agencia de detectives Valiant&Valiant, pues un dibu lo ha asesinado.


Lo curioso es que antes de pensar en Bob Hoskins, Zemeckis y compañía barajaron muchos nombres para interpretar este papel, entre ellos se encuentran Robert Redford, Harrison Ford, Sylvester Stallone, Jack Nicholson, Ed Harris y el favorito del director, el Cazafantasmas Bill Murray, al que fue imposible encontrar y tuvieron que desecharlo. Posteriormente Bill Murray se arrepintió de haber estado “desaparecido” pues le hubiese encantado interpretar al detective.

Pasemos a otro de los personajes que hoy día resultaría polémico, pues es un bebé gruñón y mujeriego que fuma puros (ahí es nada) nos referimos a Baby Herman,

“Lo malo es que tengo una lujuria de cincuenta años y un pito de tres” Baby Herman.

compañero y amigo de Roger Rabbit y uno de los pocos que confía en la inocencia del conejo animado. Este dibu, que interpreta a un bebé que tiene que ser atendido por Roger Rabbit en ausencia de su madre, es en realidad un adulto al que han dibujado con el cuerpo de un bebé. Tras todo lo acontecido con Jessica y el posterior asesinato de Marvin Acme, pide a Valiant que investigue y ayude a su amigo Roger, ya que cree que le han tendido una trampa para endosarle al muerto (que me viene al pelo).
Otro de los personajes clave para el desarrollo de la historia es la despampanante y voluptuosa Jessica Rabbit, que consigue transmitir más sensualidad que muchas actrices de hoy día.

“Esa mujer es puro veneno pero él se cree que es Blancanieves” (R. K. Maroon)

Este dibu, es la perfecta recreación del clásico personaje de cine negro conocido como “Femme Fatale” y desencadenante de todo. De hecho tiene una de las mejores frases de la película de la cual salió multitud de merchandising, y es la sentencia de “Yo no soy mala… es que me han dibujado así”. Contaba con la apariencia física del resultado de la mezcla de tres mujeres del cine clásico; el atuendo de Rita Hayworth en Gilda, el pelo de Verónica Lake y la mirada de Lauren Bacall. Además contó con la voz de Katheleen Turner y la voz de la actriz Amy Irving para la canción “Why you don’t do right”, canción con la que nos detendremos más adelante.

Seguimos ahora con el villano más terrorífico que recuerdo en mi niñez, y como supondréis nos referimos al Juez Doom,

Marty, tenemos que regresar al futuro.

Interpretado magistralmente por Christopher Lloyd (La Familia Addams, Regreso al futuro, Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco, Cluedo…), este personaje es el juez y verdugo que va tras el conejo. Tiene la “misión” de ajusticiar con pena de ¿baño? a todos esos dibus que se salten la ley. El “baño” era una mezcla de trementina, acetona y benceno y también lo único que podía matar a un dibu. Aún recuerdo con estremecimiento el sonido de ese dibu, un risueño zapato, disolviéndose en este baño, gritando de terror e implorando por su vida mientras el Juez Doom lo introducía en esta mezcla y ese desagradable sonido del roce del guante de goma cubierto con los restos de pintura (roja para causar más impresión) del ajusticiado dibu…


Este juez tiene varias escenas que todos recordaremos con mayor o menor impresión (depende de la edad con la que la vierais) sobre todo su trágico final, a lo bruja de Oz.
Tampoco nos podemos olvidar de los “esbirros” que acompañaban a este juez, Las Comadrejas. Incansables dibus que seguían las ordenes de su jefe, y que también iban tras la pista del conejo para que cumpla con su pena.


A pesar del magnífico resultado, Christopher Lloyd tampoco fue la primera opción para interpretar al Juez Doom, pues se barajó a Tim Curry para darle vida a este personaje (sí sí, el mismísimo Pennywise de los 90) pero resultó tan terrorífico que fue descartado.

¿Habéis visto a un conejo flotar?

Otro de los personajes recordado y querido por muchos es el taxi Benny, un dibu que protagoniza varias de las frenéticas y divertidas persecuciones de la película, incluso sale en la portada de la misma.


También es amigo de Roger, cree en su inocencia y se ofrece para ayudar al conejo y a Valiant en todo lo que necesiten. Le prestó su voz Charles Fleischer, que no os sonará de nada, pero si os pide con voz rasposa que salvéis el reloj de la torre, quizá os suene algo más.


Y para terminar, no podemos dejar atrás al personaje que da nombre a esta cinta, Roger Rabbit.


 Es la personificación de un bufón animado, creado simplemente para hacer reír, de hecho no concibe un mundo sin risas. De su diseño se encargó Richard Williams, director de animación de la película, y para crearlo utilizó tres premisas; cara al estilo Warner Bros, cuerpo basado en los dibujos de Disney y la excentricidad de los personajes de Tex Avery, todo combinado con unos pantalones al estilo de Goofy, los clásicos guantes de Bugs Bunny o Mickey Mouse y la pajarita de Porky, y para rematar, mezclando los colores de la bandera americana para conseguir la simpatía subliminal del público americano.

Este personaje, fue interpretado por Charles Fleischer, y digo interpretado porque algunos de los actores que interpretaban a los “dibus” estaban de cuerpo presente para evitar que los actores de carne y hueso replicaran a la nada. Para conseguir una mayor sincronía con el personaje, Fleischer acudía a los rodajes ataviado con un cutre disfraz de Roger Rabbit.


La gente que pasaba por los estudios, trabajadores de otras películas y demás, veían a Fleischer de esta guisa y cuchicheaban sobre la extraña película que allí se estaba rodando y bromeaban por el escaso presupuesto que ésta debía tener.
Fue tal el éxito de Roger y de la película, que se lanzaron tres divertidos cortometrajes de animación que fueron proyectados en el cine antes de distintas películas a la antigua usanza. Os los dejo para que los disfrutéis

El primero es “Algo se Cuece”


El segundo es “Roller Coaster Rabbit”


Y el tercero es “Trail Mix Up”


Ahora toca hablar de su BSO, a la que podríamos tratar casi como a un personaje más. Si bien no podemos concebir a Tim Burton sin musicalizar por Danny Elfman, con Robert Zemeckis nos ocurre exactamente igual, pero con su compañero inseparable Alan Silvestri. Por desgracia, este compositor puede resultar menos conocido que otros igualmente grandes como son John Williams, Ennio Morricone o el ya citado señor Elfman, pero sin duda, películas como Regreso al Futuro o la que nos ocupa no habrían sido lo mismo sin el maestro Silvestri. Dotó a la cinta de una maravillosa BSO con tonos de Jazz y Blues clásico, muy típico en películas detectivescas de la época dorada del cine negro pero con su toque particular, pero sobretodo donde podemos ver cómo se crece en las escenas de gran tensión adaptando la música perfectamente, como en el tema “Doom’s a Toon!” que os dejo a continuación.


También mencionar la que es, para mí, la mejor canción de toda la película. Como supondréis es la canción de Jessica Rabbit “Why Don’t You Do Right” interpretada como dijimos anteriormente por Amy Irving. Esta canción, grabada originalmente como “Weed Smoker’s Dream” de los Harlem Hamfats, fue adaptada en 1941 por McCoy, creador de la misma, a la versión del tema que conocemos hoy, ésta fue interpretada por Lil Green. El significado de la letra viene a ser los reproches y castigos de una mujer a su hombre venido a menos por su manera de arruinarse por no hacer buenos negocios, no como otros hombres que sí tienen éxito. Posteriormente fue versionada por Peggy Lee, pues quedó maravillada con la canción, así como por infinidad de cantantes.

Pero centrémonos en disfrutar la que nos ocupa, y lo maravilloso de la escena. A los instrumentos, los cuervos de Dumbo y Jessica Rabbit siendo la auténtica protagonista de la escena por más dibus que puedan aparecer en ella (Lo siento Betty... aunque todavía pitas)

Recordadla

Para ir terminando os dejo con algunas curiosidades que he ido recopilando de la película.
-La primera que os traigo hace mención al famoso túnel que conecta Hollywood con Dibullywood. Este túnel es el mismo que sale en “Regreso al Futuro 2” en la escena que Marty intenta recuperar el almanaque deportivo que el Biff del futuro robó y entregó usando el Delorean al Biff joven.


-En los carteles originales de cine, y a pesar de que el título es claramente una pregunta, se suprimió el signo de interrogación, pues esto era sinónimo de fracaso comercial. (Sí, todos sabemos del poder de los signos de interrogación con respecto al éxito en nuestro subconsciente)

-“¿Quién engañó a Roger Rabbit”, se hizo durante “el descanso” que Zemeckis se tomó entre “Regreso al Futuro“ y su secuela “Regreso al Futuro 2” (el resto de los mortales entre descansos hacemos el intento de pensar en hacer algo que no terminamos de pensar si quiera…)

-Se llegaron a hacer hasta cuarenta versiones de guion y en algunas, Jessica o Baby Herman eran los malos de la historia. Incluso hubo una versión donde el Juez Doom se declara como el villano de la película y a su vez el cazador que acabó con la madre de Bambi.


-El director de animación Richard Williams tenía tres reglas básicas para conseguir esa calidad en el acabado con la animación y poderla integrar de la mejor manera con la imagen real; la primera es que las cámaras se moviesen todo lo posible para que los personajes no pareciesen superpuestos en la imagen, la segunda es que las luces y sombras también tenían que estar reflejadas en los personajes animados, y la tercera, que los personajes reales debían interactuar todo lo posible con los personajes animados. Además, los actores de carne y hueso tenían que agarrar a los personajes animados sin dejar ningún espacio entre los dedos, pues dibujar entre estos huecos al personaje de animación era tremendamente caro, de ahí que todos sujeten a los personajes animados de la misma forma.


-“¿Quién engañó a Roger Rabbit?” tiene el logro de haber reunido a más personajes de Warner Bros y Disney en una misma película, como a Donald con El Pato Lucas o a Mickey con Bugs Bunny, la única condición que pusieron las productoras, dueñas de estos personajes, es que el personaje de la compañía rival no podía ocupar más tiempo en pantalla que el propio, de ahí a que los personajes más característicos de cada compañía compartan escenas.



-Cuando el Juez Doom pregunta en el bar si han visto al conejo animado, uno de los parroquianos dice que sí, que está en ese mismo bar, cuando el juez se acerca le responde que está justo a su lado y hace ademán de abrazar a un conejo llamado “Harvey”.


Muchos creen que hace referencia al conejo “Harvey” de la película de 1950 “El Invisible Harvey” donde vemos a un James Stewart conversar con su amigo imaginario, un conejo gigante llamado Harvey.


Y bien, ¿cómo es que hacen referencia a un personaje ficticio de 1950 si la película se centra en 1947?, Zemeckis ya aclaró en su día que esta película nunca pretendió ser una guía exacta de los personajes animados, sino un homenaje a ellos, y podría pasar por válida esta respuesta, pero no es así, ya que la obra de teatro basada en la misma película de Stewart se estrenó en Broadway en 1944.

Pues nada amigos, espero que mi visita guiada os haya resultado agradable. Yo seguiré mientras tanto buscando el cartel apuntando a Dibullywood y cruzaré el túnel sin miedo alguno, pues como decía aquel “Ríe y verás como este mundo es un magnífico lugar”

Eso es to-… Eso es to-… ¡Eso es todo amigos!