Un trabajador encuentra
casualmente unas gafas que permiten ver a las personas tal y como son. Gracias
a ellas descubrirá que importantes personajes de la vida política y social son
en realidad extraterrestres. Durante su particular cruzada podrá observar cómo
estos alienígenas han ido sembrando el mundo de mensajes subliminales con los
que pretenden convertir a los hombres en una raza de esclavos. (http://www.filmaffinity.com/es/film855019.html)
ELLOS VIVEN
NOSOTROS DORMIMOS
Finalizo con esta película el
comentario de la filmografía de John Carpenter durante la década de los
ochenta. La que nos ocupa vuelve a alejarse de esa atmósfera tan carpenteriana
de La niebla (1980), 1997:Rescate en Nueva York (1981), La Cosa (1982), o El
príncipe de las tinieblas (1987), construyendo, sin embargo, otra pieza única
al estilo de Golpe en la pequeña china (1986) y alejándose de sus obras más
impersonales como Christine (1983) o Starman (1984). En su segundo trabajo con
Alive Films, Carpenter da cuenta de esa libertad otorgada por la productora
ofreciéndonos una propuesta ecléctica, fresca y original que conjuga a la
perfección la acción, la ciencia ficción y el humor, constituyendo todo un
homenaje a las películas de extraterrestres de los años cincuenta y una crítica
despiadada al sistema capitalista y al gobierno Reagan que gobernó durante toda
la década de los ochenta en los Estados Unidos
La idea de la que parte el guión
es un relato de ciencia ficción de Ray Nelson llamado Eight o Clock in the Morning
que se adaptó también al cómic con el título de Nada en 1986. Carpenter compró
los derechos tanto del relato como del cómic y escribió el guión – bajo el
nombre de Frank Armitage, personaje de El horror de Dunwich (Lovecraft)-
basándose en su idea principal. En el relato se habla de reptilianos que
dominan a los humanos por medio de la hipnosis. Un hombre, John Nada, despierta
y ve a los reptilianos tal y como son, y tiene hasta las ocho de la mañana del
día siguiente para dar a conocer este hecho a sus congéneres hipnotizados. En
el guión de Carpenter, Nada es interpretado por Roddy Pipper, un luchador
profesional al que había conocido durante la celebración del evento
Wrestlemania III, en 1987. Nada es un obrero que a través de unas gafas de sol
especiales comenzará a ver la realidad tal y como es, y no como la humanidad
cree que es: a merced de una especie alienígena y saturada de mensajes
subliminales que incitan a la compra, al matrimonio y a la obediencia ciega al
poder establecido. Acompañado por Frank (Keith David, La Cosa) y Holly (Meg
Foster), tratará de destruir la señal que enmascara la realidad y permitir que
todo el mundo pueda salir de la caverna.
En Están vivos presenciamos otro
gran “¡que os jodan!” de John Carpenter. Tened en cuenta que no pudo menos que
ser tachada de comunista. Nos muestra a una clase obrera pauperizada por efecto
de otra crisis capitalista, pero que es solidaria entre sí, y revolucionaria en
el sentido de que no dudará defender sus intereses por medio de la violencia
organizada. Además, es de esta clase de donde parte la verdadera visión de la
realidad por medio de esas gafas especiales que no dudan fabricar y repartir
para que la gente despierte. Por otros lado, los políticos, los ejecutivos, la
policía, los medios de comunicación… Poderes estatales y fácticos están
plagados de los alienígenas que nos dominan. La visión de Carpenter no puede
ser más clara. ¡Imaginaos una película de este calado en el seno de una
sociedad gobernada durante nueve años por Ronald Reagan!
Una de las partes más
interesantes es cuando Nada se pone por primera vez las gafas de sol y comienza
a ver los mensajes subliminales con los que los alienígenas nos bombardean y
que se encuentran en todas partes: libros, revistas, anuncios. Asimismo, Nada
verá a los alienígenas tal y como son y se dará cuenta de que al igual que los
mensajes subliminales están en todas partes. El aspecto de los alienígenas es
muy caricaturesco y cada vez que vemos a través de las gafas el color se
sustituye por el blanco y negro. Estos dos hechos potencian aún más el
manifiesto homenaje de Carpenter a la ciencia ficción de los cincuenta y a la
serie B. Otro momento alucinante es cuando Nada y Frank se enzarzan en un
combate demencial que dura la friolera de seis minutos. Carpenter aprovechó la
presencia de Pipper para dar rienda suelta a una de las peleas más increíbles
del séptimo arte.
En definitiva, Carpenter despidió
los ochenta por la puerta grande, ofreciendo otra película genuina, original,
fresca, divertida, revolucionaria, radical en su planteamiento y con otro final
sin concesiones. La recaudación no fue para tirar cohetes (trece millones),
pero para cuatro de presupuesto no estuvo nada mal.
GERMÁN
FERNÁNDEZ JAMBRINA
TRAILER
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