Lo bueno , lo malo y lo peor del cine de los setenta , ochenta y noventa.
Presentación
Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.
ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.
El 13 de junio de 1989 se estrenó Licencia para matar (Licence to Kill, John Glen), la segunda y última película de la saga 007 protagonizada por Timothy Dalton, quien encarnó a un Bond mucho más violento y oscuro que el de sus predecesoras.
El 05 de junio de 1989 la artista sueca Neneh Cherry debutaba con el disco Raw Like Sushi. Buffalo Stance fue el hit mundial que la catapultó a la fama.
Los amigos de Fox Home Entertainment España han tenido la amabilidad de enviarnos un ejemplar de la edición COLLECTOR´S CUT de Alien (1979, Ridley Scott) que se compone de un libro y un DVD para que lo analicemos en la página. Lo primero que voy a hacer es comentar la película y después hablaré sobre esta edición COLLECTOR´S CUT.
En el espacio nadie puede oír tus gritos Aún no habéis comprendido a lo que os enfrentáis, un perfecto organismo, su perfección estructural sólo es superada por su hostilidad.
Admiro su pureza. Es un superviviente al que no nublan su conciencia, el remordimiento o fantasías de moralidad.
Sinopsis: Cuando la tripulación de la astronave Nostromo responde a una llamada de socorro de un sistema planetario cercano, descubren una misteriosa forma de vida que logrará introducirse dentro de la nave. Ahora, los miembros de la tripulación no sólo deben luchar para mantenerse con vida, sino por la supervivencia de la raza humana evitando que la criatura mortal llegue a la Tierra.
Como tantas otras veces, fruto de la casualidad (en este caso del infortunio) , nació una de las obras maestras del cine de terror y ciencia ficción de la historia del cine.
El tristemente fallecido Dan O´Bannon (director de las interesantísimas El regreso de los muertos viviventes y The Resurrected) se encontraba en Francia para hacerse cargo de los efectos especiales de la adaptación de la novela de Frank Herbert, Dune, pero como , supongo, todos sabréis, esta adaptación que iba a dirigir Alejandro Jodorowski, nunca pasó de la fase de proyecto (la que sí existe es la versión de David Lynch en 1984). Un O´Bannon desesperado y sin un céntimo en el bolsillo sólo vio una salida: escribir guiones y encontrarles productor.
O´Bannon rescató uno de sus guiones inacabados que llevaba por título Memory y cuyo argumento cubría la primera parte de lo que sería Alien, pero como no sabía como continuar su amigo Ronald Shusett - guionista de Muertos y Enterrados (1981), The Final Terror (1983) o Desafío Total (1990), entre otras- le recordó otra de sus ideas en la que unos gremlins atacaban a la tripulación de un bombardero B-17 durante la Segunda Guerra Mundial. Shusett le recomendó trasladar esta historia a la nave espacial del guión de Memory. Al ir dando forma a la historia , fue cuando O´Bannon recordó una de las criaturas que aparecían en los cuadros del pintor suizo Hans Ruedi Giger, quien también estaba involucrado en el proyecto de Dune, y entre él y Ronald Shusett escribieron la historia de Alien (aunque en los créditos O´Bannon figura como guionista y Shusett como autor de la historia original).
Con el guión terminado (que llevaba por entonces el título Star Beast) encontraron una empresa modesta, pero que les pareció creíble: Brandywine. Esta productora fue formada por el productor Gordon Carroll y los guionistas y directores David Giler y Walter Hill. Gordon Carroll pensó en Sam Peckinpah como director (aunque O´Bannon se había ofrecido para dirigir) y David Giler y Walter Hill reescribieron por completo un guión que les pareció horroroso por parecer una película de serie B al estilo de las de Roger Corman o una especie de remake de El Terror del más allá (1958, Edward L. Cahn) - en realidad también recuerda a El enigma del otro mundo (1951, Howard Hawks), Planeta sangriento (1966, Curtis Hurrington) o Terror en el espacio (1965, Mario Bava) -. Entre los cambios más importantes que sufrió el escrito original cabe señalar los de la inclusión de los personajes de Ash (el androide) y del gato, la modificación de otros (así se convirtió a Ripley en mujer) y el cambio de la tripulación de cadetes del espacio recién diplomados a trabajadores ansiosos por regresar a su hogar. Con este guión finalmente terminado la Twentieth Century Fox se sumó a un proyecto que costó 9 millones de dólares para terminar recaudando más de 203 en todo el mundo.
Pero estos cambios de guión ofendieron profundamente a O´Bannon (puesto que nadie le había pedido permiso) y cuando le informaron que Giler y Hill figurarían como guionistas, O´Bannon acudió al Sindicato de Guionistas siéndoles restablecidos sus derechos (por eso figura como guionista sólo él).
Ya con el guión terminado quedaba por buscar director, en lugar de a Peckinpah se le confirió el puesto a Walter Hill, pero este lo rechazó para rodar Driver. Se pensó en otros directores como Steven Spielberg, Brian de Palma y Tobe Hooper, entre otros, , pero estos estaban comprometidos con otros proyectos y declinaron la oferta.
El responsable de producción de Fox para Europa, Sandy Lieberson, les sugirió a Ridley Scott, un realizador publicitario que había debutado como director en 1977 con la tremenda Los duelistas (basada en un relato de Joseph Conrad). Scott no era un apasionado de la ciencia ficción, pero el guión de Alien llamó su atención, no obstante, no pudo aceptar en un principio puesto que estaba trabajando en una adaptación de Tristan e Isolda; al quedar este proyecto en suspenso Scott se implicó de lleno en el rodaje conservando las ideas de O´Bannon sobre la concepción del monstruo de Giger y eliminando otras como la de la escena de amor prevista entre Ripley y Dallas.
Parte del equipo del Dune de Jodorowsky (Moebius en el vestuario, Chris Foss como diseñador del aspecto exterior de la nave, Giger para el diseño de Alien ... ) se incorporó a la producción, otras incorporaciones de peso fueron las del diseñador Ron Cobb para el diseño del interior de la nave. Gracias a estos profesionales ganó (entre numerosos premios) un Oscar a los mejores efectos visuales. Sin duda, Scott impuso un estilo propio creando una obra de ciencia ficción que él enmarca dentro de una realidad tangible.
La vanguardista música fue compuesta por Jerry Goldsmith quien creó una de las atmósferas más intensas y oscuras de toda su carrera.
En cuanto al reparto (el casting, dirigido por Mary Selway) se realizó simultáneamente en Nueva York y Londres) se había pensado en Meryl Streep para encarnar a Ripley, pero esta rechazó el papel por considerarla una "mera" película de terror. A Sigourney Weaver tampoco le entusiasmaba participar en una película de ciencia ficción, pero accedió al seducirle el personaje de Ripley y a partir de entonces su 1,80 de estatura dejó de ser un problema (como sí lo había sido hasta entonces).
El resto del elenco actoral quedó completo con la inclusión de Veronica Cartwright (Lambert), John Hurt (Kane), Yaphet Kotto (Parker), Ian Holm (Ash), Tom Skerritt (Dallas) y Harry Dean Stanton (Bret). El grupo de actores oscilaba entre una edad de 29 (Weaver) y 53 (Stanton), se evitó contratar a gente muy joven para que diesen la sensación de ser trabajadores veteranos que se asemejasen a camioneros espaciales. Huyendo de la pomposidad de producciones como Star Wars, Scott quiso dar un toque más realista y potenció un aspecto más rudo y natural así como dio pie a la espontaneidad y a la improvisación para aumentar la tensión de un metraje que iba a durar tres horas y que quedó recortado a los 117 minutos.
Bajo la piel de la criatura se había pensado en Peter Mayhew (Chewbacca en La Guerra de las Galaxias), pero fue finalmente el masai Bolaji Badejo (que se encontraba en Londres realizando sus estudios) quien con sus 2,18 metros de altura se enfundó la panoplia de 15 piezas (valorada en 250.000 dólares) que conformaba el armazón del Alien.
Alien es una obra maestra de la ciencia ficción y del terror, una película única e irrepetible que marcó un antes y un después en el género. Cociéndose a fuego lento pasa del misterio de la primera hora al puro terror claustrofóbico en la que el espectador tira los dados para saber cuál de los personajes caerá bajo las temibles fauces del xenomorfo. Aunque plagada de escenas memorables estoy seguro de que la la primera que se os viene a la cabeza es la del alien saliendo del interior del pobre John Hurt (Kane) al destrozarle el pecho (O´Bannon se inspiró en su enfermedad de Crohn, que finalmente causó su muerte, para idear esta escena).
Y por supuesto, si en algo destaca Alien es en haber creado una heroína sin parangón en ese tipo de producciones: Ellen Ripley. Una de las mujeres más fuertes y valientes vistas en la gran pantalla, pero cuyo destino iba a ser otro muy distinto al que conocemos pues Scott tenía previsto que el xenomorfo acabase también con su vida arrancándole la cabeza en la escena final (hubiese sido para flipar en colores).
En cuanto a la edición COLLECTOR’S CUT es una edición especial para coleccionistas editada por SD Distribuciones en exclusiva para España y en colaboración con 20th Century Fox. Se trata de un digibook de 52 páginas acompañado de una copia de la película en DVD. El libro (en el que me he basado para escribir esta reseña) contiene una introducción a cargo de Gerardo Sánchez (Director de Días de Cine), información técnica de la película, descripción de los personajes y una galería con postales y Key Arts Internacionales.
El DVD incluye: - Versión cinematográfica - Audio comentario de Ridley Scott, reparto y equipo - Audio comentario de Ridley Scott 1999 (versión cine) - Introducción de Ridley Scott - Música final versión cinematográfica - Música original del compositor Jerry Goldsmith - Escenas eliminadas y extendidas LINK DE COMPRA: http://bit.ly/Alien_CC
Año 1983, el año de guerra de los Bond. Es en este año cuando se da un hito histórico cinematográficamente hablando y no es otro que el hecho de que en pantalla van a coincidir dos películas de la saga Bond, como eran “Octopussy”, protagonizada por el Bond ochentero Roger Moore y “Nunca digas nunca jamás”, protagonizada por el mejor Bond para quien esto escribe, como era Sir Sean Connery.
En realidad “Nunca digas nunca jamás”, debería haberse titulado “Warhead”, pero a Irvin Kischner, su productor, le hizo gracia la frase que Connery le había soltado dourante el rodaje en Marruecos de “El Hombre que pudo reinar” al serle propueso volver a retomar el papel del agente doble cero: “never again, never again”.
Este hecho de que coincidiesen dos filmes de la saga a la vez, radicaba en el hecho de que Kevin Mc Clory había litigado los derechos de “Thunderball” a Ian Fleming y al conseguirlos, buscaba la manera de hacer un remake de ella.
La trama parte del robo por parte de ESPECTRA, de dos cabezas nucleares, con lo que ante el rescate exigido por la organización, el MI6 decide reactivar el programa doble cero con el fin de desbaratar los planes de la organización.
La película en sí huele a nostalgia pura y dura desde el inicio, partiendo de que quien ejerce el rol principal, es el Bond más genuino, como es Sean Connery el cual además conduce el Bentley de las novelas de Ian Fleming.
Sin embargo pronto notamos carencias, desde la ausencia de una escena pre-créditos, la falta de la melodía original y un tema principal malo de solemnidad.
A pesar de contar con un reparto notable con un Max Von Sidow ejerciendo de Blofeld, un Klaus María Brandauer ejerciendo del villano de la función, Largo y unas Bárbara Carrera como villana y una jovencísima Kim Basinguer ejerciendo de chica Bond, la película se ve lastrada por unas escenas de acción que salvo las que tienen lugar en Niza con la moto y el R-5 y las escenas acuáticas, no son de las que suelen enganchar, es más ni siquiera las que ocurren cuerpo a cuerpo son dignas de la saga.
Eso sí Bandauer, da un notable como nota en su rol de villano, con ese tono tan cínico como despiadado, marca de los mejores villanos de la saga.
En general la película pierde atractivo para todos los fans de la saga desde el principio y quizás por ello el resultado en taquilla no fue el esperado y la batalla la ganó con diferencia “Octopussy”.
Ochentesidades:
La escena de sexo con Bond en el baco fue íntegramente rodada por Carrera y Connery ya que ésta quería saber de primera mano lo que era estar con un doble cero, según cuenta la rumorología.
Fue la última vez que veríamos a “Spectre” hasta el estreno de la película del mismo título en 2015.
El jefe de especialistas era un jovencísimo Steven Seagal, el cual rompió una costilla a Connery durante la preparación de la escena con el gigantón del spa.
Este film fue el debut en el cine de un jovencísimo Rowan Atkinson, que se haría mundialmente famosos por su papel como “Mr Bean.”
Carrera consiguió una nominación a los Globos de Oro como mejor actriz secundaria, más que merecida la verdad.
Fue la última vez que veríamos a Connery sin barba en una película y su segundo regreso a la saga tras la vuelta en “Diamantes para la Eternidad”.
Nota: 5,5.
Lo mejor: Volver a ver a Connery como 007, una Carrera descomunal y una Kim Basinguer que empezaba a despuntar.
Lo peor: No se respira el espíritu 007 desde el inicio y eso lastra la película JOSE MARÍA MOLANO
Ochenters, vamos a comentar una
de las más legendarias series televisivas de ciencia ficción de todos los
tiempos: Espacio 1999, creada por los
especialistas Gerry y Sylvia Anderson en coproducción la italobritánica, ITC y
RAI, y protagonizada por Barbara Bain y Martin Landau.
Espacio 1999 nació como un proyecto ambicioso desde el primer
momento. Los Anderson, sus productores, venían de cosechar éxitos notables en
el género como la serie de marionetas de los sesenta Thunderbirds, El Capitán Escarlata, El Capitán Marte, XL5 o ya en
los primeros setenta UFO, su
antecedente más claro; su objetivo con esta serie era marcar un antes y un
después en la ciencia ficción televisiva y para ello contaron con el
presupuesto más alto hasta entonces de la televisión británica, lo que les
permitió contar con un amplio elenco protagonista, estrellas invitadas del
renombre de Cristopher Lee o Joan Collins, magníficos decorados en los
legendarios estudios Pinewood de Londres, y unos efectos especiales notables
para la época que recuerdan a 2001 Una
odisea en el espacio.
EL ARGUMENTO DE PARTIDA
El planteamiento a ojos de hoy
nos parecería optimista, pero entonces realmente se pensaba que en 1999 íbamos
a tener una base permanente en la Luna y tecnología para viajar al espacio.
Así, la base lunar Alpha es el principal centro de colonización e investigación
en nuestro vecino planetario, y a la vez custodia y administra el almacén de
residuos nucleares en que se ha convertido su cara oculta. El 13 de septiembre
de 1999 se produce una gigantesca explosión accidental, y la Luna sale
despedida de su órbita sin control hacia el espacio exterior. Atrapados en la
base, los 311 habitantes de Alpha se convierten en forzosos viajeros
interestelares mientras buscan un planeta de condiciones similares a la Tierra
donde establecerse.
LA PRIMERA TEMPORADA
Sin duda es la más espectacular
y con los argumentos más interesantes. Tanto Gerry como Sylvia Anderson
apuestan por un guión que mezcle la acción y la aventura con historias
trascendentes y cargadas de simbolismo, en las que se abordan los misterios de
la existencia desde un punto de vista filosófico muy de la época. Los escenarios
para los planetas que visitan en su periplo, recreados con lujo en los enormes estudios
Pinewood y con la técnica del fondo pintado, son a veces oníricos,
alucinógenos, casi lisérgicos, como salidos de la fantasía quimérica de un
dibujante o un novelista.
En cuanto al elenco
protagonista, lo encabezan, como ya hemos dicho, dos estrellas de postín como
Barbara Bain y Martin Landau (pareja entonces en la vida real y que ya hicieron
juntos la serie de espías de los sesenta “Misión Imposible”), ambos interpretan
a la doctora Elena Russell y al comandante de la base John Koenig (ambos en una
permanente y siempre pendiente tensión romántica no resuelta), se les une como
tercer protagonista el veterano Barry Morse, que interpreta al profesor Víctor
Bergman, que aporta la visión científica e incluso moral a la historia.
Les secundan habituales de la escena británica como Nick Tate, que interpreta
al piloto de las Águilas Alan Carter,
Ziena Merton como la oficial de comunicaciones Sandra, el técnico de la
computadora Kano (Clifton Jones) y el
supervisor Paul (Prentiss Hancock) y estrellas invitadas como los antes mencionados Christopher Lee y Joan Collins, junto a Margaret Leighton, Peter
Cushing, Isla Blair, Julian Glover o David Prowse, que más tarde
interpretaría a Darth Vader en la gran pantalla.
Mención aparte merecen tanto el
diseño de producción como los efectos especiales, ambos propios de una gran
superproducción: La sala de control, los pasadizos y estancias de la base, el
turbotransporte, el microtransmisor personal con pantalla, las pistolas de
rayos, el vestuario y mobiliario futurista (sillas y mesas con diseños que hoy
vemos en terrazas de bar), los trajes espaciales, y por supuesto las maquetas
de la base Alpha y las espectaculares naves espaciales, las míticas Águilas que todos queríamos tener de
pequeños. Estos efectos especiales corrieron a cargo del reputado Brian
Johnson, pionero de los fundidos y el blue
screen y que luego trabajaría con Scott y Lucas en Alien y El imperio
contraataca.
Entre los mejores momentos de la primera temporada
encontramos los capítulos “El fin de la etenidad”, “Curso de colisión” o “Hacia
la Tierra” en el que participaba Christopher Lee.
LA SEGUNDA TEMPORADA
Para la segunda temporada, y
después de una tibia acogida de la serie en el mercado anglosajón (que no en el
resto del mundo), se introducen cambios drásticos: el presupuesto se recorta,
se pasa de los gigantescos y espectaculares decorados planetarios de fantasía en
los estudios Pinewood a exteriores rodados en el campo, de los
argumentos profundos y complejos a sencillas historietas en las que prima la
acción y la aventura prescindiendo del toque científico-trascendente, la amplia
y vistosa sala de control de Alpha es sustituida por un pequeño escenario con
mesas, se reduce y modifica el elenco protagonista y la talla de los actores
invitados y se reciclan de la primera temporada la mayoría de los efectos
especiales.
En cuanto al reparto, aunque se
mantiene la pareja protagonista Bain-Landau y otros secundarios como Ziena
Merton o Nick Tate, se prescinde de Barry Morse como el profesor Víctor
Bergman, así como de otros personajes más secundarios como el técnico Kano (Clifton
Jones) y el ayudante Paul (Prentiss Hancock), y entran en su lugar el segundo
de a bordo Toni Verdeschi (Toni Anholt), y sin duda el único fichaje de
campanillas, Catherine Schell, que ya actuó como invitada en la primera
temporada, y que interpreta a la alienígena mutante Maya (capaz de
transformarse en cualquier tipo de ser vivo), un personaje muy original y
llamativo, y también de los más recordados de la serie.
Además de esto, se modifica la cabecera de entrada (pasando del espectacular redoble de tambor, la partitura orquestal y la guitarra eléctrica, a una música más al
modo sintonía), y también se renueva el vestuario, haciéndolo aún más colorista
y setentero, con grandes cuellos de solapa en las chaquetas, pantalones de pata
de elefante para ellos y minifalda con botas altas de tacón para ellas.
Pese a todo, la segunda
temporada tiene episodios memorables y muy conseguidos como el espectacular
capítulo 17 “Portadores de misterio” en el que unas extrañas criaturas, a las
que solo Maya y el comandante Koenig pueden ver en su fealdad, poseen la mente
de los tripulantes de Alpha para apoderarse de la base.
LA CANCELACIÓN PREMATURA
como hemos dicho, la serie fue recibida con
tibieza en el mercado anglosajón, más predispuesto a la aventura intrascendente
que a argumentos pausados y adultos. Si para la primera temporada, la serie
había sido realizada en coproducción con la RAI italiana, para la segunda,
Gerry Anderson, por entonces ya separado de su esposa y socia, Sylvia, buscó
apoyo en el productor estadounidense Fred Freiberger, lo que sin duda influyó
en los cambios en el guión para convertirla en una space opera más al uso con el objetivo de calar en el mercado
americano, algo que posteriormente el propio Martin Landau reconoció como un
error, declarándose defensor del estilo de la primera temporada de la serie.
Pese a que la acogida en Reino
Unido y Estados Unidos fue fría y no con buenas críticas, la serie obtuvo un
éxito notable tanto en la Europa continental como la América de habla hispana
(donde sus seguidores, aún hoy son legión), y ello hubiera permitido a Anderson
rentabilizarla económicamente para continuar alguna temporada más, pero,
fracasado en su objetivo de copar el mercado anglosajón, el productor tiró la
toalla y Espacio 1999, como en su día
la serie original de Star Trek, fue
víctima de la falta de visión de los ejecutivos de las grandes cadenas de tv.
CONCLUSION
Aunque el terremoto provocado por La Guerra de las Galaxias en 1977 dejó temblando todo lo anterior,
hoy en día Espacio 1999 es una serie
de culto con seguidores en todo el mundo, que marcó a nuestra generación, y de
la que se celebran convenciones y encuentros de los fans, la última en New
Jersey en julio de 2017 a la que asistió un veteranísimo Nick Tate. Aún hoy la
serie mantiene su atractivo original, sorprenden sus logrados efectos especiales,
y atraen sus personajes y sus complejos argumentos, por lo que os recomendamos
su revisión.
Joyita, joyita icónica de los ochenta la que os traigo hoy"ochenters", una de esas joyas imborrables y eternas que perduran por los año en nuestras córneas.
Cogemos nuestro "Delorean" y nos vamos hasta el año 1980 y conocemos: "Furia de Titanes"-
SINOPSIS:
Un pequeño bebé y su madre son arrojados a las procelosas aguas del océano, por orden del `padre de ésta, enervado por la relación de ésta con Zeus.( Sir Lawrence Olivier), un Zeus que guiará los pasos del joven Perseo ( Harry Hamlin), que con el paso del tiempo se convertirá en todo un héroe.
OPINIÓN:
Hace 37 años esta película supuso el culmen de los efectos especiales "stop-motion" ideados por el mago Ray Harryhausen, el cual debido a la complejidad de los susodichos y a la gran cantidad que debían hacerse, tuvo que delegar por primera vez en varios ayudantes con el fin de llegar a buen puerto la realización de tal tarea.
Al principio, el principal motivo de ir al cine a ver la película, no era otro que ver los FX de Harryhausen y deleitarnos con la belleza de Afrodita ( Úrsula Andress), aunque por desgracia esta última quedó reducida a casi un mero cameo, aunque como anécdota, la suiza, tuvo un affaire con el protagonista Harry Hamlin, fruto del cual tendrían a su hijo Dimitri.
Dejando de lado la crónica rosa, lo que de verdad nos atrapó a muchos, fue la impecable labor realizada por el equipo "Harryhausen".
Ojo al diseño del Kraken y como surge de las aguas para acabar con Argos. Ojo a Medusa, esas serpientes que tiene por pelo y al efecto conseguido cuando petrifica a sus adversarios y por encima de todo, creo que todos/as identificamos la película con ese búho mecánico, enviado por la diosa Atenea y que no dejaba de ser un homenaje o copia del R2D2 de "Star Wars" y que tan de actualidad estaba en esa época en la que se rodó el filme.
La trama en sí es de la típica película de aventuras, cuya realización tiene un sólo objetivo, que es el que disfrutemos con lo que estamos viendo y a decir verdad, lo consigue, a pesar del popurrí de mitología griega y nórdica que nos presentan.
Por ejemplo "Dioskilos" guardian del templo de Medusa, tenía tres cabezas en vez de dos, pero la realización de us FX, era tan compleja que se decidió el usar sólo dos, bueno por su complejidad y por el delicado estado de salud de Harryhausen.
Otro ejemplo es Kalibos, hijo de Thetis, el cual nunca existió en la mitología griega, ya que el verdadero hijo de Thetis no era otro que el famoso Aquiles. Kalibos realmente procede de Cáliban ( no, el mutante no) personaje aparecido en la obra de Shakespeare "The Tempest" de 1611.
De los "Titanes" del equipo, realmente sólo había dos, el Kraken, que tampoco aparece en la mitología griega y que era en realidad Cretus y Medusa, de cuya sangre no manaban escorpiones como se ve en el filme, si no Pegaso, el caballo alado y el gigante Chrisaor.
La excelente labor de Harryhausen sólo obtuvo un "Saturn Award" cuando quizás un Oscar lo hubiese merecido y además nos quedamos con las ganas de la secuela, proyectada para 1984, con el título de "Force of the Trojans" y que debido a los múltiples retrasos, nunca pudo ser estrenada.
Con el paso de los años y varias revisiones, es de recibo decir que la película a pesar del paso de los años y la lógica mejora de los FX, ha sabido mantener todo su encanto y belleza y es por eso que tampoco podemos desmerecer el logrado remake de 2010, de Louis Leterrier, protagonizado por Sam Worthington como Perseo y Liam Neeson como Zeus y que fue rodada como la original en nuestro país, si bien la primera fue en Málaga y este remake en Tenerife.
Con todo lo dicho, espero que sea suficiente para que podáis volver a darle una oportunidad como se merece.
La
caridad es sufrida, es benigna, no se pavonea, no se infla; y siendo
la fe, la esperanza y la caridad virtudes esenciales, la caridad es
la más grande de ellas. Esta película trata de la caridad, pero
también de la redención, el perdón, la culpabilidad y el
sacrificio. Y mientras los personajes interpretan, a la perfección,
lo acontecido en una época distante en el tiempo, la música nos
acerca a sentir y empatizar con el valor del sacrificio y el honor.
La grandiosidad del escenario natural que lo enmarca muta pronto de
paraíso a infierno, y esto ya se deja ver desde el principio cuando
la tribu de los Guaraníes (s. XVIII) sacrifica al misionero que
intentaba la evangelización de dicho pueblo. Un hombre con el torso
desnudo, como Jesús, es atado a una cruz de madera y arrojado al
agua de un río de corriente plácida y constante. El madero avanza
cada metro aumentado la velocidad hasta llegar a un abismo de agua y
rocas donde cae causando la muerte al mártir. La siguiente escena es
la presentación del padre Gabriel (Jeremy Irons), encargado de
retomar la evangelización donde la dejó el anterior jesuita. Y es
ahí donde empiezan a sonar las maravillosas notas de la música,
compuesta por Ennio Morricone, que nos acompañara durante toda la
película y que puede considerarse una de las mejores bandas sonoras
de la historia del cine.
Esta
película ganó la “Palma de oro de Cannes” de 1986, premiando la
labor realizada, llevada a cabo por la conjunción de un equipo
antiguo (que ya había trabajado conjuntamente en la película “Los
gritos del silencio”), formada por el director Roland Joffé, el
productor David Putnam y el director de fotografía Chris Menges, y
nuevos elementos que engrandecieron a dicho equipo como el maestro
Ennio Morricone y el guionista Robert Bolt. Los premios como el Oscar
a mejor fotografía, el Globo de Oro al magnífico y documentado
guión original y también Globo de Oro a la insuperable banda
sonora, se me antojan totalmente insuficientes ante la magnitud de la
obra que estamos revisitando.
Producción
Para
entender, desde el punto de vista de la producción, la dificultad en
el rodaje de esta película, hay que destacar el trabajo que supuso
el uso de grupos indígenas, para nada aculturados plenamente, en el
desarrollo artístico de la misma. Tanto producción como el director
Roland Joffé, tenían en mente realizar el trabajo lo más realista
posible, lo que les empujaba a trabajar con indígenas reales. Pero
había un problema con los Guaraníes ya que, como muchas otras
naciones nativas habían desaparecido culturalmente por la
marginalidad y la imposición forzada de la cultura occidental
moderna. Los Guaraníes era una población afectada por la
marginalidad, el alcohol y la pobreza. Entendieron que tenían que
buscar otro pueblo que “interpretara” a los Guaraníes del
s.XVIII. El grupo elegido fue los Waunanas. Era una empresa
complicada ya que los Waunanas eran un grupo arraigado a sus pueblos
rivereños donde desarrollaban un comercio de río esencial para su
subsistencia. La región colombiana donde habitaban era Chocó, en el
río San Juan. Como decía estaban parcialmente aculturados pero
mantenían una estructura política, social y cultural arraigada
durante siglos. Para ello se reunieron con 10 notables del pueblo de
los Waunana en Cartagena de Indias. Primero tuvieron que convencerlos
de que no los estaban engañando para comérselos; esto define bien
la dificultad que entrañaría la labor de explicar, contratos,
trabajo, salarios y demás. 4 pueblos enteros (287 indígenas) fueron
los trasladados, tras el acuerdo, a cientos de kilómetros. El nuevo
asentamiento sería en el Río Don Diego, muy cerca del rodaje y con
las características esenciales para que la vida de la comunidad se
viera lo menos alterada posible. Un río, comercio y casas
construidas con el asesoramiento de antropólogos para que el lugar
se asimilara a la tierra dejada. Se consultó con antropólogos si la
comunidad científica estaría de acuerdo con el traslado. Producción
recabó que las opiniones eran del 50% en contra. La mitad de los
antropólogos estaba en contra del traslado, influencia y
contaminación cultural sobre los Waunana; la otra mitad entendía
que dicha aculturación era ya inevitable, en el caso de este pueblo,
y que esto supondría una transición dulce ya que recibirían pagos
que beneficiarían a la comunidad. En cualquier caso el esfuerzo
porque los indígenas fueran bien tratados, el asesoramiento
científico y las buenas intenciones estaban directamente
influenciadas por los trágicos sucesos acaecidos en el rodaje de
otra película llamada “Fitzcarraldo” (1982) donde los derechos
de los extras y trabajadores nativos brillaron por su ausencia.
A
todo esto se sumó la dificultad del idioma, ya que muchos no
hablaban ni siquiera español, mucho menos inglés. Cada escena
requería de la traducción perdiendo la frescura a la hora de
expresar, por parte del director, cualquier cambio u orden en el
mismo momento. Los “acting coach” apoyaron en todo momento el
trabajo de Roland Joffé.
Ya
instalados en el nuevo asentamiento, los Waunana eligieron un
gobernador, un secretario y 16 alguaciles conformando su estructura
política tradicional. A partir de ese momento se iniciaría el
rodaje.
Ambientación
La
documentación de la película es inmejorable y está ambientada a
mediados del s. XVIII, ubicada en la frontera hispano portuguesa
existente en gran parte de la Sudamérica colonizada, más
concretamente en la región habitada por los pueblos Guaraníes; se
nos presenta un mundo donde, a pesar de que la esclavitud ya era
ilegal para el Reino de España, tanto españoles como portugueses
practicaban esta vil caza. La Misión jesuita de San Carlos,
ubicación protagonista de la película, fue reconstruida con
elementos naturales a imagen y semejanza de su homónima en la
historia. Los jesuitas, que evangelizaban a dichos pueblos
indígenas, se oponían a la caza que esclavistas llevaban a cabo en
las inmediaciones de sus misiones. La búsqueda del ideal de
comunidad basada en un cristianismo original, suponía una práctica
incómoda para ciertos sectores del poder eclesiático, que veían
reminiscencias de una concepción más cercana al concepto de utopía
de Tomás Moro, que al dogma católico. Pero todo es muy ambiguo y el
poder y posesiones de los jesuitas también eran grandes, existiendo
un gran interés económico en las tierras de los Guaraníes. El
caso es que, fuese de buena o mala fe, los pueblos indígenas
sufrieron la imposición de religión, cultura e idioma en el mejor
de los casos y de enfermedad, trabajos forzados, esclavitud y muerte
en otros (y muchas otras veces de todo a la vez).
En
la película se obvia el interés de los jesuitas en las riquezas de
la zona en conflicto y se limita a la confrontación entre
esclavistas, monarquía portuguesa y altos cargos del Vaticano frente
a la orden jesuita, defensora de las misiones con los guaraníes.
La
película, sin embargo, representa en la “escena del debate” la
cuestión esencial sobre la composición de la naturaleza del indio.
Naturaleza animal o espiritual. Desde la conquista hubo grupos
civiles y religiosos que defendían que los indígenas descubiertos
en América carecían de alma, por lo que eran animales. Otros como
Fray Bartolomé de las Casas fue un firme defensor de lo contrario.
Por supuesto, que se consideraran animales favorecía el tráfico de
esclavos sin el problema de las causas evangelizadoras y la
ilegalidad del Reino de España. La cuestión limítrofe de los
territorios donde se encontraba la misión de San Carlos era esencial
ya que el Reino de Portugal no había prohibido dichas prácticas.
Suena
el “Ave María Guaraní” en la voz de un niño indio y el tiempo
se paraliza. Cada vez que la música de Ennio Morricone hace acto de
presencia, la película crece hasta el infinito, dotando de extrema
belleza, lo que ya era excelente por la magnífica labor en la
dirección de fotografía de Chris Menges. El cardenal escucha al
niño para después pasar a un debate pulcramente detallado por el
guionista Robert Bolt, y donde se discute lo que acabo de exponer.
La
posición de los jesuitas causaba disensiones entre los diferentes
estados y órdenes de la Iglesia, y de las Monarquías absolutistas
de la Europa colonizadora. El futuro de la orden jesuita se tornaba
oscuro y la película nos sitúa en esa época donde el Reino de
Portugal acaba eliminando la orden de los jesuitas en 1759 (El Papa
Clemente XIV generalizaría esta disolución en 1773.)
El
Regalismo (es un fenómeno del despotismo ilustrado donde el derecho
del estado nacional a intervenir, recibir y organizar las rentas de
sus iglesias nacionales provocó multitud de desamortizaciones y
supresiones)
Y
es por este fenómeno por el que las posesiones de los jesuitas
suponían un suculento beneficio para dichos estados. La supresión
de la orden venía aparejada por la consiguiente desamortización.
Las monarquías europeas fueron suprimiendo la orden jesuita
paulatinamente y aprovechándose de los beneficios que les suponía
el Regalismo. La película nos muestra este marco político
complicado pero necesario para entender el papel en el que se
encuentran los personajes principales. La sobresaliente documentación
de la película hace que sea una obra esencial para amantes de la
Historia de la Edad Moderna.
Desarrollo
artístico
El
casting es inmejorable. Jeremy Irons como el padre Gabriel, Robert De
Niro (Rodrigo Mendoza), Aidan Quinn (Felipe Mendoza), Ray MacAnally
(cardenal Altamirano), Liam Neeson (Fielding), Cherie Lunghi
(Carlota)… Todos están excepcionales, pero los personajes más
destacables son el formado por el triángulo de actores que más
carga dramática tienen: Jeremy Irons, Robert De Niro y Ray
MacAnally.
El
padre Gabriel es el guía de la película, incorrompible, fiel a su
filosofía de no agresión. Es el personaje que después de saber que
su antecesor en la evangelización fuera martirizado hasta la muerte
se lanza hacia los Guaraníes armado solo con música para atraerlos
a Dios. Representa la pureza y el ejemplo de lo que la película
quiere representar con los jesuitas. La escena mítica de Gabriel
tocando su oboe, rodeado de selva indómita, rodeado de Edén,
mientras los soldados indígenas le rodean y quedan desarmados ante
la belleza de la música, es ya un clásico del cine. El
evangelizador es la música, es la forma y no el contenido, es la
satisfacción inmediata y hedonista que otorga la búsqueda y
encuentro de la belleza; y “La misión” usa la música de Ennio
Morricone, no solo para explicar la atracción de los indígenas
hacia el que evangeliza, sino también para evangelizarnos,
alienarnos a nosotros, los espectadores, para que caigamos rendidos
bajo la belleza formal de la película.
La
actuación de Jeremy Irons es contenida, nada sobreactuada, y
certera. Serena elegancia que nos hace creer en el personaje y que
nos es representado con la tranquilidad del que no duda, del que
potenta la razón y que nadie puede arrebatársela. Su posición es
esencialmente espiritual, a diferencia del personaje de Rodrigo
Mendoza (Robert De Niro), lleno de contradicción y rabia.
Rodrigo
no era jesuita, era un esclavista, un cazador al que la defensa de su
honor le parece el valor más importante para conseguir el prestigio
que muchos colonos carecían en España. Sufre la evolución del que
hace el mal pero que su alma no le perdona y necesita de la muerte
para dejar de sufrir o de la resurrección del alma para seguir
viviendo. El arrepentimiento, la culpa y el dolor mueven a Rodrigo.
El duelo con su propio hermano por una mujer, hace que se hunda en la
oscuridad de la depresión. La muerte de quién una vez quiso, no le
deja vivir. Y es en esto por lo que la belleza de este personaje
cautiva al espectador. Se redime pero necesita de un rescate, de una
penitencia. El padre Gabriel es quien le ayuda y le impone que cargue
literalmente con el peso de las armas que tanto daño hicieron en su
pasado. La violencia es una carga para Rodrigo y la búsqueda del
perdón es la meta. No podía ser de otra manera y el perdón solo
llega a ser admitido por Rodrigo cuando es perdonado por quién
sufrió su propia violencia en el pasado, el pueblo Guaraní.
Rodrigo
acepta la visión de Gabriel sobre el mundo pero no dejará de ser
nunca un hombre obsesionado por la redención, el honor y la lucha.
La interpretación de Robert De Niro está cargada de dramatismo,
fuerza y carisma.
Ray
MacAnally actúa desde la frialdad que representa el cardenal
Altamirano, y su escena más importante es la confrontación
dialéctica con el jefe de la tribu y de cómo la violencia acaba
imponiéndose sobre un pueblo que pretende ser expulado de sus
propias tierras. La labor como narrador del personaje muestra el
drama de los acontecimientos desde el prisma del que ya los vivió y
nos lo muestra desde la propia experiencia.
Al
final solo quedan dos opciones de afrontar el conflicto. Una es la
del padre Gabriel que se niega a luchar y que enarbola la opción de
la resistencia pacífica; y la otra es la que elige Rodrigo, luchar
para recuperar su honor y el de los indígenas a los que tantas veces
cazó en el pasado. ¿Qué quieres, una muerte honrosa? Le pregunta
Gabriel a Rodrigo. Para Gabriel el amor a Dios está por encima de la
materia, y para Rodrigo no.
Finalmente
todo: el debate, la lucha de poder, las presiones, la religión, las
imposiciones, la esclavitud, las enfermedades, la muerte… son
hechos, sucesos y consecuencias directas de la invasión, explotación
y expulsión sobre los indígenas americanos.
Una
niña se agacha en el río y ve un candelabro de oro que supondría
para ella una riqueza directa e inmediata, que representa el símbolo
de la evangelización y la religión católica, pero que supone
belleza vacía de alma, una belleza fría y muerta, hija directa de
la masacre recibida a su pueblo. A su lado un instrumento de música
hecho de madera, sin ningún valor material pero que contiene lo que
realmente representa a la divinidad. La pobreza y la humildad del
sonido, pues no hay riqueza material en la música y sí espiritual,
es el valor que nos emociona; la música, llena de vida y magia,
llena de virtud sin pecado, cercana al alma, al sentimiento y al
amor. La niña se agacha en el río y coge el violín. Coge el cáliz
de madera, pobre y humilde de la música, y no el cáliz dorado y
repujado de oro que representa el poder y la ambición de la Iglesia
y las monarquías europeas que tanto daño hicieron a su pueblo.
Una
película donde las interpretaciones, la fotografía, la música, la
dirección, la producción, el guión y la adaptación histórica son
más que notables. Película imprescindible e inmortal.
Icono
ochentero donde los haya. Esta película, en su momento no alcanzó
el éxito que se le presuponía. Entre un gran elenco de actores y
con el reclamo de la banda sonora a cargo de los idolatrados Queen,
se estrenó en 1980. En cuanto a cifras y a críticas fracasó
estrepitosamente. Pero algo tiene esta película, que a día de hoy
es una de las películas más admiradas por los amantes de la
cienci-ficción y los amantes del cine de los 80.
Hay
que reconocer que tanto el guión, actuaciones, y los efectos
especiales dejan bastante que desear, pero hay algo más (a parte de
la genial banda sonora) que la eleva a ser una película con más
fans de la historia del cine. Puede ser la estética visual, el
vestuario y que ya venía de un comic que arrastraba muchos
seguidores. El caso es que Flash Gordon sigue dando que hablar entre
los ochenteros, si no, para muestra la película Ted, en la que el
protagonista encarnado por Mark Wharlberg nos muestra su obsesión
por la película y por su protagonista Sam J. Jones.
Para
mí es uno de los mejores y más gratos recuerdos que tengo de mi
infancia en los 80 cinematográficamente hablando, además que ahí
empecé a conocer a uno de mis grupos favoritos de la historia del
rock (Queen).
Quisiera
mostraros todo lo que lleva tras de sí esta mítica cinta, desde sus
orígenes en el comic hasta sus adaptaciones para la televisión y a
la animación.
Nos
remontamos hasta el 7 de enero de 1934, cuando se lanzó el comic de
Alex Raymond, primero se hizo como página dominical para el King
Features Syndicate, posteriormente fue retomada por otros dibujantes
y guionistas.
El
comic es bastante surrealista, y todo parte de Flash Gordon,
un jugador de fútbol americano famoso (de los New York Jets) que
acaba con su chica en el planeta Mongo tras un giro de guión
inexplicable.
Pasaron
los años y el personaje de Flash Gordon pasó de ser un personaje
humano a un super-héroe.
Más
tarde DC Comics retomó los comic books del personaje. En el 36, 38 y
40 aparecieron series para la televisión.
En
1979 surgió una serie animada basada en los comics, y ya en 1980 se
realiza la película de la cual hemos hablado al principio. También
un telefilm (1982) y dos series animadas (1986 y 1996). Además, el
director Stephen Sommers cuenta actualmente con los derechos de cine
del personaje.
Sobre
nuestra película ochentera, comentaros que fue dirigida por Mike
Hodges, producida por Dino de Laurentis, guión de Lorenzo Semple Jr.Protagonistas:
Sam
J. Jones Flash Gordon.
Melody
Anderson Dale Arden.
Chaim
Topol Dr. Hans Zarkov.
Timothy
Dalton Príncipe Barin.
Max
von Sydow Emperador Ming.
Ornella
Muti Princesa Aura.
La
realidad es que la película, de mala y divertida que es, acaba
siendo hasta buena y entrañable.
La
curiosidad es que años antes, un joven George Lucas preguntó al
productor italiano Dino De Laurentiis por los derechos para hacer la
película basada en la obra de Raymond, pero se negó a dársela a
él. Poco después Lucas se embarcó en un proyecto llamado Star
Wars, mira tú por donde.
Una
vez en marcha el proyecto, la producción se disparó. Como ejemplo
para entenderlo: ese año se estrena El Imperio Contraataca con un
presupuesto de 18 millones de dólares de la época, mientras que
Flash
Gordon
casi lo dobla con 35 millones de dólares. La taquilla se encargó
de despejar las dudas, el film recaudó tan solo 27 millones de
dólares.
Tras
esta estrepitosa caída se fulminó la idea de hacer una segunda
parte, y eso que la primera acaba con un final abierto a ello.
Aún
así, la película llegó a tener varias nominaciones a los premios
Bafta. Y Sam J. Jones también fue nominado en los premios Razzi
como peor actor.
Siempre
se ha considerado que uno de los mayores errores de esta película
fue el trasladar fielmente la estéticakitsch
y pulp
del comic, que la hizo bastante extravagante para la mayoría del
público.
Y
los efectos visuales, aunque en aquella época no estaban mal, pero
al compararlo con las cintas de Star Wars fue otro de los puntos que
la hizo fracasar.
El
caso es que el fenómeno Flash Gordon se inició allá por 1934 y
perdura hasta la actualidad. Así que algo tendrá que la ha hecho
perdurar tanto en el tiempo. Mi valoración personal es que hay que
ver la película de 1980, y si me apuras, yo recomiendo que echéis
un vistazo a los comics y así os hará entender más aún la
película. A mí me encanta, es más, es de las películas que yo
creo que todo ochenter que se precie debería de ver, ya que tiene
todo. Un vestuario muy llamativo y colorido, una historia fantástica
que engancha desde el principio. La estética de los efectos visuales
y decorados, y sobre todo, sobre todo, esa pedazo de banda sonora a
cargo de Queen que no hay que perderse. Ya sé que esta película o
se adora y ama o se odia, pero, de verdad, no os dejará indiferentes
y ya me contaréis si os ha parecido una castaña como a muchos, o
una obra maestra de culto como a mí y a miles y miles de fans.