Presentación

Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.

ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.
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De vuestros niños de cincuenta años: Homenaje a “Los payasos de la tele”



Ochenters, suerte tuvimos de vivir aquellos años y aquella tele, con Los payasos, Félix Rodríguez de la Fuente, Gloria Fuertes… Ellos nos hicieron como somos, junto a nuestros padres claro, y les debemos, como a ellos, lo que somos. Por eso vamos a dedicar unas emotivas y cariñosas líneas a aquellos locos vestidos de rojo, que tanto nos hicieron reír, en aquellos años en blanco y negro, a los que empezaba a llegar el color. Ay, aquellos sábados por la mañana con Gaby, Fofó, Miliki, y los demás… ¿Cómo están Ustedes?... ¡Bien!

EL ORÍGEN DE LA LEYENDA
Nuestros héroes vienen de una familia de payasos circenses que se remonta al siglo XIX, y comenzaron en la profesión en los felices años treinta de nuestro siglo, nada menos que en el mítico Circo Price, pero, después de la guerra, fueron de los tantos que emigraron a Hispanoamérica en busca de una vida mejor.
 
Su primer destino fue la soleada y caribeña Cuba, donde los tres hermanos Aragón, Gabriel (Gaby), Alfonso (Fofó) y Emilio (Emilín en un principio, aunque pronto se lo cambiaría por Miliki), comenzaron a hacer sus pinitos en televisión, lo que les hizo conocidos también en México (donde se iniciaron en el cine), Venezuela e incluso Estados Unidos. Su siguiente destino sería Puerto Rico, donde estarían desde 1965 hasta 1971, con el programa El Show de las 5, uno de los más vistos y recordados en la historia de la televisión en aquel país. Luego recalaron en Argentina, donde, ya con la incorporación de Fofito, hijo de Fofó, tienen también su propio Show televisivo y ruedan más películas.
Su éxito en Hispanoamérica hace que una TVE con aires de renovación se fije en ellos, y en 1972 les contrate para el programa El gran circo de TVE, que pasaría a sustituir a Los Chipitirifláuticos.
Su carisma, su talento, y esa conexión mágica que, como Félix o Gloria Fuertes,  tenían con el  público infantil, hizo que alcanzaran un éxito arrollador, y, ya conocidos como Los payasos de la tele, se convirtieran en todo un fenómeno televisivo y social en la España de los setenta y primeros ochenta.

LOS PAYASOS UNO A UNO
         GABY: Su papel era del serio del grupo, el que, supuestamente ponía orden en el caos de los demás. No vestía de payaso, como los otros, sino de frac, y siempre iba un poco al margen de ellos. Tocaba el saxofón.
         FOFÓ: Pese a no ser el mayor, era el que hacía las veces de jefe, el que mandaba (por lo menos entre los de la nariz de payaso), el que quedaba siempre por encima en las situaciones cómicas, y el que llevaba la voz cantante, también en las canciones. Su instrumento era la trompeta. Pese a ser a veces brusco y mandón, era el personaje más querido, hasta el punto de que su fallecimiento inesperado en 1976, fue una tragedia para los niños de entonces, y de un impacto social a nivel nacional, similar al que tendría cuatro años más tarde la trágica muerte en accidente de avioneta del gran Félix Rodríguez de la Fuente, en 1980, de la que también nos enteramos un sábado por la mañana. Siempre nos emocionamos al recordar estos momentos, como al ver la estatua dedicada al Fofo en la entrada al Parque de Atracciones de Madrid.
         MILIKI: Su personaje era quizás el de mayor poso interpretativo, y el que más calaba en la chavalería. Era el más noble, el más soñador, siempre risueño, y también atolondrado. Su instrumento era el acordeón. Al fallecer su hermano Fofó, fue el que, digamos, tomo la jefatura del grupo, aunque siempre con un aire mucho más benévolo y tolerante, también el liderazgo en las canciones, dándoles un toque más entrañable, y también pasó a ocupar el primer lugar en el corazón de los niños.
         FOFITO: Al ser el más joven, era también el más alocado, el más procaz y el que decía siempre la mayor tontería. Tocaba la guitarra, y hoy es el único del cuarteto original que todavía vive, aunque el resto estén siempre en nuestros corazones.
         MILIKITO: Hijo de Miliki, se incorporó al grupo tras el fallecimiento de Fofó. Con una sólida formación musical (es pianista), y un talento natural como mimo, tenía escasa experiencia ante las cámaras, y por ello inicialmente se decidió que fuera mudo (al estilo de Harpo Marx), y se comunicara agitando un cencerro en vez de una bocina como aquel. Sin embargo, más adelante, “recuperó milagrosamente la voz”, revelándose como un excelente payaso. Quizás por ello, dejó el circo en 1981 para emprender carrera en solitario, inicialmente como humorista y cantante (recordemos su mítico programa de gags al estilo Paul Hogan, Benny Hill o Saturday Night Live, Ni en vivo ni en directo), para luego convertirse en presentador y productor con la llegada de las televisiones privadas.
         RODY: Hijo pequeño de Fofó, fue el último en incorporarse a la troupe, entre 1982 y 83, cuando Milikito dejó el show, y éste paso a llamarse, en su última etapa, El loco mundo de los payasos. Rody se pintaba la cara de negro y se caracterizaba de afrocubano. En las últimas décadas, ha sido también el que ha seguido un poco el legado circense de la familia con giras por España, algunas junto a su hermano Fofito.
 
         A estos componentes también habría que añadir a Rita Irasema, hija de Miliki, que, junto a su padre, presentó una variante del programa entre 1993 y 95.

EL CIRCO Y SUS CUATRO PARTES
         El programa se grababa inicialmente en una carpa de circo, en Madrid, con un enloquecido público infantil llenando la grada, normalmente colegios enteros llevados allí en autobús. Comenzaba con la famosa canción que todos recordamos y sabemos tararear: Había una vez… Un circo que alegraba siempre el corazón…
Luego se dividía en cuatro partes:
LA PRESENTACIÓN: Los payasos salían de uno en uno preguntando a los niños del público ¿Cómo están ustedes?... ¡Bien! Cuando los cuatro estaban en pista, hacían un breve entremés cómico al estilo de los payasos del circo clásico.

LA ACTUACIÓN: Era un número de circo, alternando malabaristas, equilibristas, domadores, trapecistas, etc.
LA AVENTURA: Era el momento preferido de los seguidores del programa. Se trataba de una escena de unos 10 minutos de duración, ambientada a modo de telecomedia, en la que los payasos vivían una peripecia cada vez en un lugar distinto, y en la que participaban también otros actores. Entre ellos el personaje recurrente del Señor Chinarro, muy querido también por la audiencia infantil, interpretado magistralmente por el actor Fernando Chinarro, que hacía de un tipo normal, que se veía envuelto en las locuras de los payasos, y se desesperaba con sus tonterías. Hay que decir también que las aventuras muchas veces tenían moraleja, y también las utilizaban para hacer pedagogía (aprender las tablas numéricas, por ejemplo).



LA CANCIÓN: Para terminar el espectáculo, los payasos cantaban una de sus populares canciones, siempre con la participación de los niños del público, y con la ayuda de sus instrumentos musicales. 


AQUELLAS INOLVIDABLES CANCIONES
          Vamos a reseñar tan solo algunas de ellas, las que nuestra generación más recuerda, y también comentaremos su intencionalidad, siempre didáctica o festiva, y, por supuesto, contextualizada a la época:
         HOLA DON PEPITO, HOLA DON JOSÉ: Es quizás la canción más popular junto con la que comentaremos después, La gallina turuleca. Habla de dos señores que se encuentran por la calle y se saludan. Ensalza el valor de la amistad y las buenas costumbres. Como en casito todas, contaba con la participación del público infantil haciendo de coro, y respondiendo al Hola Don Pepito… con un Hola Don José… ¿Pasó usted por mi casa?... Por su casa yo pasé…
         LA GALLINA TURULECA: Como ya hemos comentado, otra de las más recordadas. Tiene una intención didáctica, para ayudar a los más pequeños a aprender los números, porque cuenta la historia de una gallina que ha puesto un huevo, ha puesto dos y ha puesto tres…
         EL AUTO NUEVO: Es la canción por la que más se recuerda a Fofó, también la más divertida, y en la que los niños nos lo pasábamos en grande, porque aparte de cantar, había que hacer movimientos con las manos y el cuerpo (llevar el volante, el tunel, los baches, las curvas…). Su intencionalidad era sobre todo lúdica, aunque, como era constante en ellos, los payasos siempre ensalzaban los valores familiares, y también en este caso la prudencia en la conducción. El viajar es un placer, que nos suele suceder. En el auto de papá, nos iremos a pasear… Vamos de paseo, ¡pí, pí, pí!  Vamos con el semáforo… Rojo, amarillo y... ¡Verde!
                                             El auto de Papá con Fofó
         MI BARBA TIENE TRES PELOS: Es otra de las más divertidas porque es un juego en el que, a medida que avanzan las estrofas, hay que sustituir las palabras, barba y pelos, por gestos. Mi barba tiene tres pelos… Tres pelos tienen mi barba…
         COMO ME PICA LA NARIZ: Otro de los clásicos de su repertorio, en el que los niños tenían que estornudar. Cómo me pica la nariz… Ya no lo puedo resistir…
     DALE RAMÓN: La canción del niño futbolista. Dale Ramón, Dale Ramón… Chuta más fuerte para ver si metes gol…
         ASÍ PLANCHABA: Es una canción deliciosa, y también muy recordada, pero también es quizás por la que más ha pasado el tiempo, ya que reproduce los estereotipos asociados a las niñas, y al género femenino en general, en aquellos tiempos(lavar, planchar, cocinar, rezar… Así planchaba así así…), mientras, como hemos visto en la anterior, al niño se le ponía a correr, saltar y jugar al futbol. Era algo consustancial a los tiempos, espontáneo y nada intencionado por parte de nuestros queridos payasos, que nos querían igual a niños y niñas, y tienen muchas canciones dedicadas a ellas, como la siguiente.
         SUSANITA TIENE UN RATÓN: Es otra de las más recordadas, y también la favorita de Miliki. Susanita tiene un ratón… Un ratón chiquitín…  Aunque asociamos las canciones al conjunto de los payasos, es justo también decir que letra y música son casi siempre de Emilio Aragón padre, Miliki.
         SI TOCO LA TROMPETA: Si toco la trompeta, tara, tara tareta… Con esta canción, los payasos buscaban que los más pequeños conocieran los instrumentos musicales de forma divertida. A este respecto, siempre recordaremos a nuestro Miliki tocando una canción con niños puestos en fila a modo de teclado y con una campana cada uno. Él les tocaba el hombros y así iban nota a nota. ¡Qué momentos!
         FELIZ EN TU DÍA: Es otra de las más famosas, y que aún hoy cantamos a nuestros hijos junto al Cumpleaños feliz, en sus onomásticas. Feliz, feliz en tu día… Amiguito que Dios te bendiga… Que reine la paz en tu vida… Y que cumplas muchos más… Nuestros payasos eran entrañables, les adorábamos, y les adoramos, pero también reconocíamos y reconocemos, que eran bastante tradicionales y beatones. Era la España de entonces.

VALORACIÓN Y LEGADO
         Para un niño de entonces, que además tuvo la ocasión de ir de pequeño con el colegio a ver el rodaje de uno de los programas, os podréis imaginar la emoción que supone hacer este artículo homenaje. Fue una fría mañana de invierno de aquella España aún en blanco y negro. Nunca habíamos estado en un rodaje televisivo. Nos sorprendía todo, desde las cámaras grúa hasta las largas esperas, y las repeticiones. Los payasos tardaron una eternidad en salir, y luego hicieron la presentación por lo menos seis veces (debía ser para ver cuál quedaba mejor), hubo varias actuaciones circenses, un bocadillo más pan que chorizo con una Mirinda, y, para nuestra decepción, nada de Aventura. Y ese sábado por la mañana plantados delante del televisor para vernos, y no salimos, y troceados, hasta meses después. Otra decepción.
         Más adelante, allá por 2001 tuve la ocasión de conocer a mi ídolo de los payasos, el gran Miliki, en una rueda de prensa en la presentaba un libro. Llego tarde también, como todos los artistas, y diciendo ¿Cómo están ustedes? En mi turno, antes de la pregunta, le di las gracias “por la infancia que nos habían dado” a nuestra generación, a lo que él respondió emocionado, hasta tal punto que su gesto salió reflejado en los periódicos del día siguiente. Para él, ya anciano, éramos “sus niños de treinta años” a los que dedicó un CD de canciones.
         Años después, también tuve ocasión de dar las gracias a Rody, que vino con su circo a nuestro barrio. Se llenó de madres y padres cuarentones con hijos pequeños. En las canciones, pidió “un padre” y allí estaba yo para cantar Mi barba tiene tres pelos, junto a mi hijo, que se pegó al micrófono. Y Rody, sinceramente emocionado también, manifestó su sorpresa porque él también se la supiera.
         Como toda historia de payasos, esta también tiene que tener un punto triste, y es que el legado de estos iconos del circo y la televisión, no es un legado de unidad, sino de disgregación, porque los herederos han tomado caminos diferentes. Como ya hemos dicho, Emilio Aragón hijo es un reputado productor de televisión, compositor y director de orquesta, y encarna el legado de Miliki. Por otro lado están Los gabitos, que son hijos de Gaby, que también han sacado sus discos y han montado espectáculos. Y por otro lado, como ya también hemos reseñado, Rody, hijo de Fofó, y que encarna su legado.
         Pero nos quedamos con la magia de entonces, con aquellos recuerdos, con aquel se me luenga la traba, feliz año huevo, y… ¿Cómo están ustedes?... ¡Bien!
        
         Por Víctor Sánchez González @VictorSescritor













Especial series de dibujos de nuestra infancia


Ochenters, vamos a echar la vista atrás hasta nuestra más tierna infancia para recordar aquellas series de dibujos que nos marcaron, nos han hecho como somos, y, sin duda, deberíamos poner a nuestros hijos. Como siempre, Lo hemos hecho con todo el cariño, no hemos podido dedicar largos comentarios a todas, y seguro que nos hemos dejado alguna, pero por lo menos encontraréis, aunque sea sólo mencionadas, las más simbólicas y representativas.


MAZINGER Z

         Nuestra serie de aventuras por excelencia. La historia original se publicó como manga en Japón en 1972, e inmediatamente interesó a la Toei Animation para su adaptación televisiva, que ya la tenía lista para su emisión por la Fuji TV a finales de aquel año, y se emitió allí hasta 1974. Pronto llegó a todo el mundo, y también a España.
         La serie contaba con todos los ingredientes para fascinar al público infantil: Robots gigantes que volaban y lanzaban rayos, jóvenes protagonistas con los que te podías identificar, malvados villanos a los que combatir, y aventura a raudales.
         Todos recordamos su famosa canción de cabecera, el grito “¡planeador abajo!” o “¡puños fuera!” de Koji Kabuto (el chico que manejaba a Mazinger), o el famoso también “fuego de pecho” del robot femenino Afrodita A, compañera de Mazinger, y que pilotaba la joven y bella Sayaka Yumi, probablemente el primer amor platónico/televisivo que tuvimos de los chavales de la época (como Koji lo sería de la chicas).
         La serie original constaba de 92 episodios, de los que TVE compró 33 para su emisión a partir de 1978 en el horario estrella de la sobremesa de los sábados, después del telediario y antes de la película de Sesión de tarde. Como anécdota diremos hubo un glorioso momento, allá por 1979, en el que los sábados ponían Mazinger Z y los domingos La abeja Maya.
          Pese a que la serie fue todo un éxito, TVE no compró más capítulos, y la cortó de sopetón, casi sin avisar, para poner en su lugar Orzowei, una serie italiana con actores, temática muy distinta, ambientada en África, y que resultó bastante decepcionante.
 


VICKIE EL VIKINGO


         Sin duda, la más emblemática de las series de dibujos animados de nuestra infancia, y que TVE emitió por primera vez en 1975 los lunes por la tarde. La serie era una coproducción de las televisiones alemana y austriaca, ZDF y ODF, aunque la factura gráfica corrió a cargo de la prestigiosa productora japonesa Nippon Animation.         
         Al contrario que otras series de dibujos de entonces, como Heidi o Marco, que tenían una trama bastante melodramática e incluso lacrimógena, Vickie el Vikingo era una serie de aventuras, llena humor, optimismo y valores como la amistad, el compañerismo, el respeto a la diferencia, el trabajo en equipo, o el cuidado de la naturaleza.
         Los protagonistas eran los vikingos de la aldea sueca de Flak, liderados por Alvar, padre de Vickie, un niño curioso e inteligente, cuyas ideas sorprendentes e imaginativas salvaban todo tipo de situaciones, y le hacían imprescindible en cada viaje por mar en busca de tesoros.
         En esta serie cabe destacar también su preciosa banda sonora, compuesta por el especialista checosclovaco Karel Svoboda, que combinaba magistralmente los temas cantados que son casi himnos, con la potente música electrónica para las persecuciones, o bellas melodías para los finales felices.

LA ABEJA MAYA

         Si hasta ahora hemos hablado de series, digamos, “de personas”, La abeja Maya es una de esas historias tan propias de la literatura infantil protagonizadas por animales humanizados, que, si bien mantienen las funciones básicas de su especie (en su caso, vuelan, recolectan néctar y polen o hacen miel), por lo demás hablan y se comportan como humanos.
         La serie, de 1975, estaba basada en el libro del escritor alemán Waldemar Bonsels, y nos contaba las aventuras de una pequeña abejita junto con su amigo Willy, el saltamontes Flip, y el resto de los insectos del bosque.
         Al igual que Vickie el vikingo, La abeja Maya era una coproducción de la ZDF y ODF, producida por la Nippon Animation, y compartía con ella su espíritu alegre y optimista, y la preciosa música original de Karel Svoboda, que también forma parte de la banda sonora de nuestra vida.
         Como anécdota diremos que, aparte de lo comentado, Vickie el vikingo y La abeja Maya también compartieron sus voces españolas, ya que las dos dobladoras de los personajes principales de ambas series se intercambiaron los papeles: Matilde Vilariño era Maya e Ílvi, la amiga de Vickie, y Mari Pe Castro, que ponía la voz a Vickie, también lo hacía con el amigo de Maya Willy.

PIPI CALZASLARGAS

Aunque no fuera de dibujos, “Pipi Calzaslargas” fue todo un fenómeno televisivo que marcó a nuestra generación. Estaba inspirada en los libros infantiles de la escritora sueca Astrid Lindgren, traducidos a más de 70 idiomas.
Su origen es muy curioso: Para confortar a su hija enferma durante su convalecencia en cama, Lindgren se inventó un personaje alocado y divertido, una niña peliroja llamada Pippi Långstrump, que llevaba dos trenzas casi horizontales, que vivía con un mono y un caballo, y era imaginativa y rebelde contra todo convencionalismo.
La serie, con guión de la propia autora, se rodó en 1968 y fue emitida por primera vez en Suecia en 1969. Dado su gran éxito internacional, TVE la tenía en su agenda, pero era tan rompedora para la época que no se atrevió a programar  su estreno hasta la agonía del régimen franquista, en 1974. Se emitía los domingos por la tarde y no nos la perdíamos.
Pese a que los niños y niñas adorábamos la serie, tuvo un cierto rechazo por parte de la España carpetovetónica y recalcitrante de entonces, que no la aceptó desde un primer momento, y solo recuerda de ella que en un capítulo se les veía probando un cigarrillo, como si ningún chaval de los sesenta o setenta, incluso ellos mismos, hubiera fumado o al menos dado una calada de chavales.
Desde los sectores más conservadores de la sociedad se creía que la serie era un “mal ejemplo”, al mostrar una niña que daba rienda suelta su imaginación, y animaba a sus amigos Tommy y Anika a jugar y divertirse con libertad, en contacto con la naturaleza, sin ataduras, y a hacer todo tipo de locuras, como caminar hacia atrás, pintarse la cara o dormir con los pies en la almohada (algo escandaloso e impensable parece ser). Por cierto, ese conservadurismo casposo y trasnochado lo representa en la serie la estirada señorita Prysselius, en contraposición con los Settergren, los tolerantes padres de Tommy y Anika. Por cierto, un personaje muy similar al que encontramos en la ya mencionada Heidi, representado por la odiosa Srta. Rottenmeyer, rezongando y protestando por todo, incluso de los maravillosos parajes de los Alpes suizos, y siempre tratando de coartar el espíritu libre y bondadoso de la niña, y su benéfica influencia sobre su amiga Clara, en contraposición con el adusto pero comprensivo abuelo.




LAS SERIES ESPAÑOLAS DE BRB

         Todos recordamos la cabecera de tantas series de nuestra infancia y adolescencia que llevaban el logotipo de BRB Internacional, la productora fundada en 1972 entre otros, por Claudio Biern Boyd, que comenzó como simple distribuidora de muchas de las series que estamos comentando, y otras como Los ángeles de Charlie, La pantera Rosa, Tom y Jerry, El bosque de Tallac, Banner y Flappy, Tom Sawyer o El osito Misha que fue la mascota de los Juegos Olímpicos de Moscú 80.
No fue hasta ese año, 1980, cuando BRB comenzó a producir sus propias series animadas. La primera de ellas fue Ruy el pequeño Cid, que contaba las aventuras infantiles del que luego sería héroe legendario del medievo español, y que le encargó a la Nippon Animation. Después vendrían Fútbol en acción (protagonizada por Naranjito, la mascota del Mundial España 82), David el Gnomo, D'Artacan y los tres mosqueperros o La vuelta al mundo de Willy Fog, imprescindibles en  la sobremesa de los sábados y que tampoco nos perdíamos.
         Contrariamente a lo que se pudiera pensar, otra legendaria y muy popular serie de animación española de la época, Don Quijote de La Mancha (1979), no fue producida por BRB sino que TVE se la encargó a los realizadores Cruz Delgado y José Romagosa, que pese al éxito cosechado, disolvieron su sociedad tras ella. Sin embargo, BRB sigue funcionando hoy en día, y ha distribuido series de referencia para nuestros hijos como Pokemon, y ha seguido produciendo dibujos propios, como los del oso deportista Bernie.



LOS LOONEY TUNES Y HANNA-BARBERA

         No podemos dejar de recordar la avalancha de dibujos animados procedentes de Hollywood, como todos los de la factoría Disney, o los Looney Tunes, de la Warners Bros. Como no recordar las Merrie Melodíes (“fantasías animadas de ayer y de hoy presenta…”), al Pato Lucas, a Porky, el Correcaminos, Silvestre y Piolín, El gallo Claudio, Speedy González, o la estrella del estudio Bugs Bunny (“¿qué hay de nuevo, viejo?”). Todos ellos inseparables de sus creadores, los dibujantes y realizadores David DePatie, Fritz Freeling, Chuck Jones, o Tex Avery.
         Mención aparte merecen también los dibujos de Hanna-Barbera, un estudio de animación independiente fundado en 1957 por William Hanna y Joseph Barbera, que anteriormente habían trabajado para la Metro-Goldwin-Mayer. A ellos les debemos, entre otras, Los Picapiedra, Los Supersónicos, Tom y Jerry, El oso Yogui, Jonny Quest, Hong Kong Phooey, Pixie y Dixie, Maguila Gorila, Leoncio el león y Tristón, Pepe Pótamo, Don Gato, Canuto y Canito, o el gran Scooby-Doo.



LAS SERIES DEL MOMENTO QUE TAMBIÉN VEÍAMOS

Y bueno, para terminar mencionaremos también varias series emblemáticas de nuestra infancia, que, aunque no fueran “para niños” específicamente, pues también veíamos, cuando nos dejaban nuestros padres, como Curro Jiménez, Espacio 1999, Sandokan, Wonder Woman, El increíble Hulk, Starky y Hutch, Los hombres de Harrelson, Galáctica, Verano azul, o la ya referida Los ángeles de Charlie. Luego, ya entrados los 80, llegarían V, El coche fantástico, El Equipo A o MacGyver.



CONCLUSIÓN

Ochenters, suerte tuvimos de crecer con aquellas maravillosas series y dibujos, que, como ya hemos dicho, nos hicieron como somos, y, junto con otros referentes televisivos como Los payasos de la tele, Gloria Fuertes, Félix o Carl Sagan, y también cinematográficos, como los de La guerra de las galaxias, Star Trek, 007, Alien, Conan o Terminator, nos forjaron como mujeres y hombres con carácter, nobleza, generosidad y principios, pero también imaginación, inteligencia, curiosidad y sentido del humor. ¡Somos ochenters!


Por Víctor Sánchez Escritor @VíctorSescritor






















“Los Ángeles de Charlie”, serie (Aaron Spelling, 1976-1981)


“Había una vez tres muchachitas que fueron a la academia de policía… Les encargaron misiones muy peligrosas… Pero yo las aparté de todo aquello y ahora trabajan para mí. Yo me llamo Charlie…”
Ochenters, vamos con todo un clásico de los sábados por la tarde en la tele de nuestra infancia/adolescencia, Los Ángeles de Charlie, una serie icónica de finales de los setenta y principios de los ochenta, que ya forma parte del imaginario colectivo de toda una generación, la nuestra, que recuerda con cariño y nostalgia las aventuras de Kelly, Jill y Sabrina. Con los perfiles de las tres en negro sobre una explosión, y aquella sintonía tan inconfundible, que forma parte de la banda sonora de nuestra vida.

EL ARGUMENTO Y LAS PROTAGONISTAS

         Por estricto orden de aparición en los créditos iniciales, vamos con las protagonistas de la serie:
         SABRINA DUNCAN (Kate Jackson): Es la mente analítica del grupo, y, oficiosamente podríamos decir, la líder del trío. Siempre equilibrada, mesurada, y segura.
         KELLY GARRETT (Jaclyn Smith): Es la más emotiva y empática. También es mesurada y cerebral, aunque más tendente a meterse en líos. Si Sabrina es elegante y sencilla, Kelly es un poco más sofisticada y glamurosa.
         JILL MUNROE (Farraw Fawcett): Es la más valiente e imprevisible de las tres. La más arrojada ante el peligro, y también la que pone el punto de humor a las situaciones. Como contrapunto a Sabrina e incluso a Kelly, y para completar el triángulo, Jill es explosiva, y cuando ella entra en escena, siempre va a pasar algo.
Completan el reparto, el enigmático Charlie Townsend (al que ponía la voz en inglés el actor John Forsythe, conocido también por ser Blake Carington en Dinastía), un hombre al que nunca se ve en pantalla, aunque se le presume maduro, atractivo, y que aparece siempre rodeado de lujos y bellas mujeres. Y también, su ayudante, John Bosley (David Doyle), que sí aparece con su perfil en la cabecera de la serie.
En cuanto al argumento, la frase de Charlie al principio de cada capítulo, resume la trama de partida de la serie: Los ángeles son tres jóvenes y atractivas detectives que trabajan para la agencia que dirige Townsend en la ciudad de Los Ángeles (los juegos de palabras son constantes, también con los títulos de los episodios).
         A partir de ahí, la historia de cada capítulo era independiente y autoconclusiva. Comenzaba y terminaba siempre en la oficina de Investigaciones Charles Townsend, y en ella, las tres detectives debían resolver un caso que les encargaba, siempre por teléfono, su jefe Charlie. Los detalles de cada operación, siempre se los daba John Bosley, una especie de secretario de la agencia, al cargo del papeleo, los informes o los pagos, y que ejerce también como consejero y ayudante de las tres. Bosley es un hombre de mediana edad, campechano y regordete, que también pone el punto de humor a las situaciones.
        La mayoría de los capítulos eran corales, con protagonismo parecido de las tres ángeles trabajando en equipo (un buen ejemplo es el episodio en el que tienen que dejarse detener en una remota carretera, para que las encierren en un penal inmundo, en el que son explotadas con trabajos forzados, y en el que además, las presas son utilizadas como damas de compañía), pero en otros casos había una mayor intervención de una de ellas. Así por ejemplo hay un episodio en el que Sabrina tiene que participar como piloto en una carrera de coches, u otro en el que Kelly se enfrenta a un trauma de su infancia.
         Aunque las tres, en mayor o menor medida, utilizan lo que se denominan armas de mujer, para hacer averiguaciones o colarse en todas partes, en alguna de ellas, el rasgo es mucho más acusado: mientras Sabrina, como ya hemos comentado, es más cerebral y deductiva, y recurre al razonamiento (incluso, ya hemos apuntado que, vista la serie tantas veces, incluso se la podría considerar la líder del equipo), tanto Kelly como Jill se aprovechan más descaradamente de su atractivo, su sonrisa, y su encanto, para abrirse todas las puertas; más empática quizás Kelly, como también hemos señalado, y con menos reparos Jill, que incluso sabe hacerse la tonta, cuando queda muy claro que no lo es, con tal de acceder a pruebas o evidencias, y, si la pillan, salir del paso con cualquier excusa, sus ojos azules y su espléndida sonrisa.
Inseparables de las tres protagonistas, estaban sus coches, diferentes modelos de Ford, acordes en color y estilo a cada una de ellas: Más deportivo el de Jill (el llamativo Mustang Cobra II de color blanco con dos rayas azules en el centro), deportivo aunque más formal el de Kelly (el Mustang Ghia amarillo claro), y el más sencillo de Sabrina (el Pinto rojo apagado).

LAS NUEVAS INCORPORACIONES
         A lo largo de las 5 temporadas de la serie, solo Jacklyn Smith (Kelly), y los dos protagonistas masculinos, Doyle y Forsythe (Bosley y la voz de Charlie), se mantuvieron en el reparto principal.
         La primera en abandonar el barco fue Farraw Fawcett, que pese a ser considerada parte del trio legendario de ángeles de la serie, solo apareció en el piloto y los 22 episodios de la primera temporada. Antes de Los Ángeles de Charlie había tenido un pequeño papel en el film futurista La fuga de Logan (hoy considerada un clásico del género), y su deseo era saltar de nuevo a Hollywood y convertirse en estrella de la gran pantalla. Por eso, a la primera oferta que recibió, otro título de ciencia ficción, Saturno 3, que iba a coprotagonizar junto al veterano Kirk Douglas, decidió dejar la serie. Sin embargo, la cinta, con un argumento enrevesado y unos efectos especiales flojos, no tuvo el éxito esperado (aunque hoy se la recuerde con nostalgia dentro del mundillo), y su carrera no terminó de despegar.
         Su puesto en Los Ángeles de Charlie lo ocupó Cheryl Ladd, en el papel de KRIS MUNROE, que era en la trama la hermana pequeña de Jill. Rubia como ella, aunque menos explosiva, heredó también su rol en el grupo aunque con un carácter un poco menos apabullante. También se quedó con su coche, el llamativo y espectacular Cobra II. Se podría considerar a Kris como una especie de cuarto angel, junto al trío legendario, ya que, desde su incorporación, también permaneció en la serie hasta el final, e incluso en alguna ocasión aparecen las cuatro juntas.
         Kate Jackson dejó la serie al final de la tercera temporada. Es ahí donde los fans más puristas, que, como ya hemos dicho, consideran a Cheryl Ladd como parte integrante del grupo primigenio, ven una especie de “final anticipado” de la franquicia. En la salida de Sabrina tuvo gran parte de responsabilidad, si no toda, el productor Aaron Spelling: al parecer, mientras se rodaba la tercera temporada, Kate Jackson recibió una oferta de Columbia Pictures para protagonizar Kramer contra Kramer, junto a Dustin Hoffman (papel que luego daría toda la fama a Merryl Streep). Kate no quería dejar la serie y pidió a Spelling que le permitiera hacer ambos rodajes compatibles, pero el productor se negó, y al final de la temporada Jackson dejó la serie. Intentó hacer sus pinitos en el cine con Su otro amor, junto a Harry Hamlin en 1982, pero al final acabó volviendo a la pequeña pantalla con la serie El espantapájaros y la Sra. King.
         El puesto de Sabrina en la agencia lo ocupó Tiffany Wells, interpretada por Shelley Hack, y la serie se resintió bastante. Ya no era lo mismo. De hecho, Hack solo permaneció en la serie una temporada, la cuarta, y en la quinta, y última, fue sustituida por una por entonces jovencísima y desconocida Tanya Roberts, en el papel de Julie Roberts, que no venía de la academia de policía, sino de una agencia de modelos. Como curiosidad, esta última actriz, Tanya Roberts, figura prácticamente decorativa en Los Ángeles de Charlie, es quizás la que más brilló en el Hollywood de los 80 en la gran pantalla, puesto que apareció en el clásico de espada y brujería El señor de las bestias, fue Sheena, reina de la selva, e incluso “chica Bond” (ya sabéis que no nos gusta el término pero es el que se utiliza de referencia), en Panorama para matar, junto a Roger Moore.
Y un par de curiosidades más de la serie:
En el episodio Objetivo: Ángeles, de la primera temporada, podemos ver a un joven, desconocido y “sin bigote” Tom Selleck haciendo de un atractivo médico que es el hombre perfecto para una enamoradísima Kelly.
También hubo lo que se denomina un crossover entre dos series de éxito de Aaron Spelling en aquel momento, Los Ángeles de Charlie y Vacaciones en el mar, en el que los repartos se fundían en un viaje de las protagonistas en el famoso barco del amor.

  

REFERENCIAS Y LEGADO
       Para algunos recalcitrantes críticos estadounidenses, Los ángeles de Charlie es una simple producción televisiva del subgénero Giggle TV, término despectivo que se acuñó en los setenta para productos en los que había chicas ligeras de ropa que se bamboleaban en pantalla (también denominado Tits & Ass Television, o “televisión de tetas y culos”), que no tiene trama ni sustancia. Para tal argumento tan peregrino, se apoyan en el hecho de que, efectivamente, las protagonistas, en especial Jaclyn Smith y Farraw Fawcett, aparecían muchas veces sin sostén, lo que era llamativo, sobre todo en las secuencias de acción.
         Sin embargo, esto era algo habitual entre las actrices en los setenta, época en la que eclosionaba el movimiento feminista que llamaba a “quemar los sujetadores” (de hecho la propia Carrie Fisher no llevaba sostén bajo el vestido de princesa Leia en La guerra de las galaxias, y mientras corría por la Estrella de la Muerte se manifiesta de forma evidente). A este respecto, y en repetidas ocasiones, Farraw Fawcett se ha quejado en entrevistas de que “algunos solo recuerden de Los Ángeles de Charlie que íbamos las tres sin sostén, en vez de por nuestra interpretación”, y sostiene el carácter claramente feminista de la franquicia. Cheryl Ladd también ha defendido sus personajes como “inspiradores” para otras mujeres, “más allá de su peinado o que fueran en bikini”, y recordaba cómo por entonces recibía cartas de fans que le decían “yo quiero ser como tú, no me voy a conformar con ser profesora o secretaria”.
         De hecho, era una serie que mostraba a mujeres capaces, autosuficientes, dueñas de su destino, que conducen coches en persecuciones, hacen saltar cerraduras, disparan, y saben defenderse a puñetazos. En ese aspecto, sirven de antesala del modelo de heroína que llegaría en los 80 con iconos como la propia Leia, Ripley o Sarah Connor.
Y por otra parte, tanto las tramas, como el diseño de producción, los repartos y el acabado de los capítulos de la serie eran de calidad homologable al resto de las producciones televisivas de primera línea del momento.

CONCLUSION
La serie fue todo un éxito de audiencia, que convirtió a sus protagonistas en iconos del momento a la altura de las estrellas del pop y el rock. A ello contribuyó también la pegadiza sintonía de la serie, compuesta por Jack Elliott y Allyn Ferguson, y que, como dijimos al principio, forma parte de la banda sonora de nuestra generación.
En España se pudieron ver las cuatro primeras temporadas por TVE, en el horario estrella de los sábados por la tarde, entre 1978 y 1981. Para ver la quinta temporada tuvimos que esperar hasta la reposición de la serie completa en un canal privado a principios de los 90.
Hoy en día, Los Ángeles de Charlie está considerada una serie icónica, casi de culto, sobre todo para los amantes de la cultura popular de los 70 y 80, al nivel de otras series de entonces como Los hombres de Harrelson, Starsky y Hutch, Curro Jiménez o la mencionada Vacaciones en el Mar.
Si para las jóvenes de entonces, Los Ángeles de Charlie, eran modelos a seguir en actitud o incluso moda y estilo, para los adolescentes eran puro amor platónico. En mi caso, ya sabéis que soy fan incondicional declarado de la serie, yo estaba enamorado de las cuatro, pero los seguidores de la página de Facebook ya sabrán, porque lo he confesado en varias ocasiones, que era más de Sabrina.
De los recientes intentos de reavivar la franquicia en la gran pantalla mejor ni hablamos, porque han sido rotundos fiascos. Nos quedamos con la serie original, con Sabrina, Kelly, Jill y Kris.  

                                Por Víctor Sánchez Escritor