Presentación

Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.

ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.

Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981)

 


Deprisa, deprisa es probablemente la película más representativa e influyente del subgénero cinematográfico propiamente español conocido como “Cine Quinqui”, que tuvo su apogeo entre finales de los setenta y principios de los ochenta del pasado siglo. Curiosamente, no la dirigió uno de los dos “especialistas” en la temática, como fueron José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia, sino un director más ecléctico como Carlos Saura. 

EL ARGUMENTO Y LOS PERSONAJES

         La trama narra la historia de un grupo de jóvenes desarraigados del extrarradio de Madrid, que malviven entre la marginalidad, el robo, el trapicheo, o el consumo de drogas, y forman una banda para cometer atracos a mano armada.

         Desde el primer momento, y para dar más realismo a la historia, Saura quiso que fuera protagonizada, no por actores profesionales, sino por verdaderos “chicos de la calle”. Sus dos protagonistas masculinos eran delincuentes habituales: José Antonio Valdelomar era atracador y cometía hurtos con asiduidad, y Jesús Arias, alias Susi, grabó sus escenas en varios permisos carcelarios. En la película, ambos adolecen de dotes interpretativas (se nota como improvisan muchas veces los diálogos, y no se les entiende al hablar), pero aportan frescura, espontaneidad, e incluso veracidad al film, que a veces parece incluso tomar tono de documental.

Por su parte, la protagonista femenina, Berta Socuellamos, que tampoco era actriz profesional y fue escogida por Saura en un casting en el barrio de Villaverde, es, sin embargo, la que más poso y hondura proporciona a su personaje, Ángela, la joven que se empareja con el personaje de Valdelomar (Pablo). De hecho conforme avanza la historia, ella se convierte en la auténtica protagonista, hasta el dramático y emotivo final (de hecho aparece la primera en los créditos finales).


Tal es la relación de amor adolescente entre Ángela y Pablo, que ella pasa a formar parte de la banda, junto con Meca (Arias), el “conseguidor” de los “palos” (atracos), y Sebas (José María Hervás), el encargado de los coches, que disfruta prendiéndolos fuego tras cada golpe para “ocultar las huellas”. También hay una segunda chica, María, interpretada por María del Mar Serrano, que es la novieta de Sebas, pero no participa en los atracos de la banda.

Al principio, sus golpes son en establecimientos, negocios, empresas, atracos de poca monta que perpetran, ellos con el típico pasamontañas, y Ángela con capucha, gafas de sol y un bigote postizo. Sin embargo, poco a poco van complicándose más, hasta que deciden atracar una sucursal bancaria, algo que les viene más que grande, y tendrá consecuencias en el desenlace de la película.


LA AMBIENTACIÓN Y LA BANDA SONORA

         La película, como en general el llamado “cine Quinqui”, se ambienta en aquellos tiempos, la Transición y los primeros ochenta, pero solo es reflejo de la época en parte, puesto que se centra en elementos marginales, y no es un retrato social en su conjunto, y habría, para obtener una visión completa, que combinarla con otros subgéneros y cineastas del momento (Garci, Colomo, Trueba, o la llamada “comedia madrileña”, por ejemplo). Su temática es, como hemos dicho, la delincuencia, el desarraigo, la marginalidad, esa sociedad que no se ve o no se quiere ver, y en la que hay miseria, delincuencia y drogas (de hecho, Carlos Saura, la veía como una especie de remake de otro de sus títulos, “Los Golfos”, que dirigió veinte años antes). Esa marginalidad, ese desarraigo, está presente en todos y cada uno de los fotogramas del film. Desde los suburbios de la capital hasta en el iniciático viaje de Ángela para cumplir su sueño, conocer el mar, que no llega en una idílica playa de fina arena, de las  innumerables de nuestra costa, sino en un enclave oscuro y pedregoso, casi siniestro.

         Pese a este tono de la película, los nostálgicos encontramos todo un arsenal de recuerdos con los que identificarnos, desde la máquina de “marcianitos” del bar, pasando por la disco con luces, humo de tabaco y bola de luces, aquellos Renault 124 o Symca 1200, los policías vestidos de marrón, los famosos “maderos”, montados en sus “lecheras” y disparando con las “Zetas”.  Incluso vemos en un monitor de televisión a un jovencísimo Matías Prats dando el Telediario con las “greñas” del momento. Eso sin hablar de otros detalles menos románticos pero también muy de la época, como los “talegos”, las camisas “desabrochás”, el “porrete”, la “rayita”, o los estercoleros y las barriadas de casas de pisos construidas en medio de la nada, sin calles, ni aceras, solo terraplenes.

         En cuanto a la banda sonora, que inmediatamente asociamos a unos habituales de este subgénero, el grupo de rumba contemporánea “Los Chunguitos”,  en este caso cobra especial relevancia por su grado de implicación en la trama, de la que forma parte intrínseca, reconocible e inseparable de Deprisa, deprisa (especialmente el soberbio tema central de la película, Me quedo contigo, que no aparece hasta mediado el metraje, pero que luego acompaña a los protagonistas hasta el emotivo final, y dota a la historia de toda su épica). Es como si el resto de temas de popurrí rumbero o disco, en la peli, fueran como un reflejo del mundo de confusión en el que viven los protagonistas, hasta que su vida toma un rumbo, aunque sea hacia el abismo. Un camino iniciático y epopeyico, que también queda reflejado en las repetidas imágenes de trenes pasando a toda velocidad, o en la noche de disco antes del golpe final.

 Me quedo contigo Los Chunguitos

ESTRENO CON POLÉMICA

         Deprisa, deprisa fue un éxito de crítica y público, y ganó el Oso de Oro de Berlín en 1981. Sin embargo, debido a su contenido explícito, no tanto de sexo, como de consumo de drogas y violencia, fue inicialmente prohibida tanto en Alemania como en Francia, aunque luego fue estrenada con calificación. En España, solo el diario conservador ABC, la denostó por su “realismo social”, e incluso llegó a acusar a Carlos Saura de “pagar con drogas” a los protagonistas, algo que el director negó rotundamente, respondiendo además que ambos eran “delincuentes habituales” y que no hubieran necesitado de él “para abastecerse”. Valdelomar cobró 300.000 pesetas por hacer la película, y Arias la mitad, “lo que hicieran con ese dinero no era cosa mía”, dijo Saura.


CONCLUSIÓN: EL CINE “QUINQUI” Y SU MOMENTO

Deprisa, deprisa, no es solo una película del llamado “Cine Quinqui”, algunas muy superficiales y de consumo rápido, sino que es una fábula, una tragedia romántica sobre la imprudencia y la búsqueda de emociones de estos jóvenes anti-héroes, que refleja también las cicatrices de la periferia urbana, en aquellos momentos tan inciertos y convulsos que les tocó vivir.

         En cuanto al subgénero en general, fue un auténtico fenómeno en la época con multitud de títulos, sobre todo con dos directores José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia, y títulos como “Navajeros”, de 1981 (en la que se ven escenas rodadas en la tristemente famosa Cárcel de Carabanchel, de la que hoy no queda ni un ladrillo), de Eloy de la Iglesia, y protagonizada por su actor fetiche chinqui José Luis Manzano, y “Colegas” del mismo director, de 1982, que además de con Manzano, contó con la participación del malogrado Antonio Flores y su hermana Rosario en los papeles principales. Por su parte, José Antonio de la Loma se centró en personajes como “El Torete” o “El Vaquilla”, y también realizó títulos como “Perros callejeros”, y su spin off  “Perras callejeras”.

         Pero de todas ellas, sin duda nos quedamos con Deprisa, deprisa, y el temazo de su banda sonora: “Si me das a elegir, entre tú y ese cielo, donde libre es el vuelo, para ir a otro nido… Ay amor, me quedo contigo…”

 

Por @VictorSescritor








 


Tiger Claws (1991/ Kelly Makin) Las Garras del Tigre

 


Hoy os traigo una joya del videoclub. Mi idea es rendir tributo a todas aquellas estrellas marciales de los años 80/90 que nos entretuvieron los fines de semana de nuestra adolescencia y juventud.

Os he traído a Jeff Wincott, a Loren Avedon ,vendrá Jeff Speakman y hoy os traigo un tres en uno, ya que en esta película se juntan tres artistas marciales de alta calidad, es decir canela en rama: Cynthia Rothrock, Jalal Merhi y el emblemático Bolo Yeung que aquí, como no podía ser de otro modo, repite su rol de villano sádico.


SINOPSIS;

Linda Masterson /Rothrock y Tarek Richards/Merhi son dos policías expertos en artes marciales, que unen sus fuerzas en busca de un asesino, que tiene por objetivo acabar con los mejores artistas marciales y cuya seña de identidad son unos arañazos en la cara de sus víctimas ,como si fuesen las marcas de las garras de un tigre.



ARTISTAS MARCIALES

Creo que ya lo he dicho por aquí muchas veces. Si quieres hacer una película de artes marciales , tienes que tener especialistas marciales. Eso cae de cajón y esta vez acertaron de pleno con el reparto marcial. Aquí os dejo unas pequeñas líneas sobre nuestros protas:

  • Cynthia Rothrock: Lady Dragón. Quien se ha pillado películas marciales en los 90, sabe que ella era la reina marcial absoluta. 8 Dan y campeona invicta, miembro de salón de la fama de cinturón negro al que pertenecen Bruce Lee y Chuck Norris.
  • Jalal Merhi: Taekwondista y 2 Dan de Karate Shotokan y competidor en unos 150 torneos antes de empezar su carrera actoral y de director.
  • Bolo Yeung :Icónico desde que Bruce Lee le metió tolinas en Operación Dragón. Ver a un oriental convertido en un armario empotrado fue un descubrimiento, pero lo sorprendente es que Bolo es experto en Tai-Chi , siendo este su único arte marcial ya que verdaderamente es un consumado culturista y powerlifter que aún hoy a sus 74 años sigue manteniendo un estado de forma impresionante.

LA PELÍCULA:
¿Es buena?, ¿Es una castaña?. Ni lo uno ni lo otro. Es una "joya del videoclub" con todo lo que ello conlleva. Según el diccionario "ochenter", una "joya del videoclub" es aquella obra que ibas a alquilar al videoclub, con el único deseo de evadirte, pasar un buen rato y ver ostias como panes y patadas sin ton ni son.
En ese sentido, esta película cumple y de sobra. La trama es sencilla y vamos de frente al meollo de la cuestión. Los dos primeros asesinatos son del tipo que si no se los carga Bolo, te los cargas tú de lo repulsivos que son, sobre todo el primero...Con esa melenilla , bueno ese mulet, esa sobrada..dan ganas de machacarlo a leñazos y del segundo...un chaval de color, dando clases de como manejar unas espadas a otros colegas y moviéndose como si estuviese haciendo breakdance ...yo mismo los hubiese aporreado.
El tercero es digamos, el detonante de que Rothrock y Merhi se alíen, puesto que el asesinado es el mejor amigo de Merhi y aquí vemos perfectamente como Bolo Yeung no da opción a su ponente a defenderse.
Una vez que se inicia la investigación ,la película nos muestra los mejores momentos en los que tanto Jalal como Cynthia tienen sus momentos bien ejerciendo como dúo o bien por separado.
Como dúo es especialmente reseñable la escena de ayuda que hacen en un callejón en el que principalmente es Cynthia quien muestra sus dotes marciales en plena efervescencia , sobre todo en lo que era su fuerte, las patadas , donde era una verdadera máquina.
Aunque si hemos de quedarnos con una escena impactante es y como no podía ser de otro modo, aquellas centradas en los entrenamientos en el estilo de la garra, dentro de ese antro de mala muerte que es el gimnasio donde Tarek se huele que está el asesino.
Quedémonos con el calentamiento de Jalal, con una flexibilidad digna de Van Damme o aquellas escenas en las que para fortalecer sus manos, las meten en woks con agua hirviendo (ojo al momento en que Bolo Yeung , hace su ritual tirándose el agua hirviendo por la cara y bebiéndola como si fuese lo más normal).

Pero como suele ser normal en este tipo de producciones, lo mejor suele dejarse para el final y aquí se divide en dos partes: Una acontece en un bar , donde tanto Bolo como Jalal se ponen las botas dando una somanta palos a tres chinorris que osaron arrasar con el bar y donde ambos dan muestras de su poderío marcial. La segunda acontece en el llamado duelo final.
Bolo Yeung peca de usar los mismo tics que en sus roles en Contacto Sangriento o Doble Impacto, es decir su actitud de ir de sobrado , de marcar pectorales y de saber o al menos creer que su oponente no le va a durar ni medio asalto y el caso es que como siempre...recibe de lo lindo y esta vez a pesar de hacer atravesar una pared al pobre de Jalal, pero amigo, una patada en vuelo acaba con él.
APUNTES FINALES:
Es violenta, para lo que se estilaba en estas producciones. Las actuaciones son planas, aunque tampoco hay que pedir mucho más con los presupuestos que se manejaban y que todo se suplía con la ilusión y el esfuerzo que le ponían los actores, en especial los tres protagonistas que se dejaron llevar por las instrucciones en las coreos de Merhi quién era el stunt master de la película .
En conclusión, si bien no es la mejor de Merhi y Cynthia si puede ser de las más disfrutables .
La tenéis en abierto en Youtube tanto ésta como sus secuelas ,que sí, tiene dos secuelas.

Nota Ochenter: 6/10 ideal para unas birras y unos ganchitos



Fist of the North Star (1995/Tony Randel) El puño de la estrella del Norte

 Joya para algunos/as, truño para otros/as, tanto si eres fan del anime como si no, esta película no te deja indiferente. No es la adaptación que se quiso vender en su momento, pero para los que éramos adolescentes en aquella época, sólo ver su portada y leer la sinopsis, ya era gancho para tirarse de cabeza a alquilarla y además, para quien estas líneas escribe, su protagonista Gary Daniels es el hermano marcial de Van Damme, en tanto en cuanto, sus técnicas y gestos eran calcados y de hecho en esta película da buena cuenta de ello.

Sin más dilación, nos arrojamos de cabeza o mejor dicho con los puños listos a por : El puño de la Estrella del Norte 

SINOPSIS

Kenshiro /Daniels , el puño de la Estrella del Norte, debe derrotar al villano Lord Shin/Mandilor con el fin de restaurar el orden en un mundo post apocalíptico y de paso recuperar a su amada Julia/Isako Washio.


¿POR QUÉ HAY QUE VERLA?

Cada vez que nombramos el cine de serie B, tan videoclubero de nuestra época, mucha gente suele menospreciar a los protagonistas, sin llegar a valorar que pese a no ser actores de hecho, son unos consumados artistas marciales y por lo tanto son los ideales para este tipo de cine. Sí ofendiditos/as os hablo de los Wincott, Speakman, Bernhardt, Dacascos, Bradley y por supuesto , nuestro protagonista de hoy Gary Daniels. Artistas marciales de finales de los 80 y parte de los 90, que aún hoy siguen en activo y que muy malos no deben ser cuando muchos de ellos los hemos visto en sagas recientes, como Matrix, los Mercenarios o John Wick.

Bueno , una vez desahogado, a lo que voy. La película es adaptación libre del manga/anime "Hokuto No Ken" . Se mantiene el protagonismo de Kenshiro, pero hay que adaptar 45 capítulos de manga, de la saga de Lord Shin para ser exactos y hacerlo en unos escasos 95 minutos de metraje es muy, muy complicado. De hecho se ha llegado a decir, que es harto complicado adaptar el manga a imagen real, dada la complejidad que ello conlleva, aunque bien pensado, si han sacado ocho películas de Harry Potter, no veo la complicación en sacar un par de buenas películas o tres de la saga.

Destacan sobremanera las, como no podía ser de otro modo, espectaculares coreografías marciales (aunque vayan capadas, por algo más de ritmo o un mejor enfoque de la cámara). No en vano el responsable de las coreografías y mentor de Daniels, fue el afamado Winston Omega y eso se nota en las escenas en las que Daniels toma el protagonismo. 

Muy al estilo Van Damme, también tiene como sello esa patada giratoria tan made in Belgium o esos puñetazos en los que las porras parecen a punto de petar. 

Si hay que quedarse con alguna coreografía, es de recibo quedarse con la del desierto la primera. ¿Por qué? Porque es escabrosa, es brillante y muy espectacular...ojo a como le queda la mandíbula a uno de los bandidos o como consigue deshacerse de otro de ellos, de una manera muy explosiva y que recuerda en cierto modo a escenas del cine de Hong Kong de finales de los 70.


Siendo ésta mi favorita, no es de menoscabo, olvidarnos del villano Costas Mandilor. Quien fuese considerado uno de los 50 rostros más sexys de los 90, carente de toda técnica marcial, salvo el uso de sus puños, puesto quienes le conocen dicen que es un consumado boxeador (de hecho en el manga es un consumado artista marcial y aquí prefiere el uso de armas de fuego), tiene una de las escenas más escabrosas de la película, en la que usando una especie de toque de la muerte, hace que uno de sus esbirros colapse de tal modo, que llagas a mil surgen de su cuerpo expulsando sangre al igual que cortes profundos en su brazos, haciendo que se desangre por completo.

Si el apellido os suena, es porque es hermano del quizás más famoso Louis Mandilor, conocido por sus roles en The Quest de Jean Claude Van Damme o más recientemente por ser el sheriff de Rambo: Last Blood.
Pero claro, no nos vamos a quedar con sólo dos coreografías marciales, claro que no. 
Muy bien rodada, es la que discurre en el poblado, donde rodeado de seguidores de Shin, reparte de lo lindo y aquí el director sí consigue rodar bastante bien, al estilo de los ochenta las escenas. No abusa de la cámara lenta, ni nos marea y muestra con detenimiento las aptitudes marciales de un primer Dan, como es Daniels , a quien por cierto se le debe también el entrenamiento de Chris Penn en esta película, aunque la verdad es que con el aplique de goma espuma que lleva en la cabeza, el pobre tiene bastante en esta película ( la historia del aplique se cuenta en un flashback, metido casi por obligación, aunque se huele a millas quién fue el causante).
Para el final queda el confrontamiento decisivo entre Mandylor y Daniels, el cuál siguiendo las pautas del cine de serie B, al principio Mandylor le da para el pelo a Daniels, pero éste al ver que su amada sigue viva, coge fuerzas de a saber dónde y machaca a Mandylor, con una coreografía que muestra muchas similitudes, no calcada, pero casi a la que Van Damme usa contra Bolo Yeung en Contacto Sangriento.

LO MEJOR, LO PEOR Y CURIOSIDADES:

Sin duda como he mencionado, lo mejor son las coreografías marciales, aunque en algunas el director peque de hacer algunos movimientos demasiado lentos y otros muy confusos, pero en general son muy notables. La presentación de Kenshiro o la escena en la que se le ve haciendo una kata y estirando (a la vez que con sus brazos rompe un pedrolo) son bastante potentes.
Otro punto a favor, es mostrarnos toda la película en decorados, no hay casi exteriores y aunque el cartón piedra se note a leguas , ello no desmerece una estética muy cercana al Cyborg de Van Damme.
No es de extrañar en una persona como Tony Randel, a quien debemos los FX de la joya del maestro Carpenter 1997: Rescate en Nueva York 


En lo peor, el papel de Malcolm Mc Dowell se reduce a un mero cameo, a pesar de que lo pongan en portada. Su papel de padre de Kenshiro se nos presenta a través de flashbacks, como si fuese la voz de la conciencia de Kenshiro. Desconozco si aparece así en el manga, pero a mí no me vale para la película, ni tampoco el enfoque de Mandylor. Es el villano, con aires de grandeza, de poder rediseñar el mundo tal y como lo conocemos, pero no da la sensación que tenga un ejército de esbirros, si no más bien cuatro gatos a cada cuál más deforme y desquiciado. Ni siquiera da sensación de poder llevarse en algún momento a la pareja de Kenshiro a su lado, la tiene como un objeto de decoración, que ni siquiera puede mostrar, porque vive confinado en un rascacielos donde parece que nunca sale el sol. 
Si a eso le sumamos sus nulas dotes marciales, pues un punto más para que no sea un villano de los que podamos recordar, vale, le sale fuego o algo parecido de una mano y la única muerte que comete en la película ( sólo una, fijaos el nivel de villanía) es algo gore, pero no da el nivel. 

De las curiosidades , aquí hay varias muy notables:
  • Secundarios: Melvin Van Peebles, el padre de Mario Van Peebles, se deja ver como uno de los miembros del poblado que luchan contra la opresión de Shin. Paulo Tocha, el Paco de Contacto Sangriento, aquí sale casi irreconocible, ya que está completamente desfigurado y por último no puedo olvidarme de Clint Howard ( Rocketeer, Tango y Cash) volviendo a hacer su papel favorito, de ido de la olla 
  • Daniels quedó tan contento con este papel que uno de sus hijos se llama Kenshiro
  • De todas las adaptaciones que hubo del manga, esta película es la peor valorada 
  • Campeón del Mundo de peso ligero de Kickboxing, éste fue el primer rol relevante de Daniels, aunque su debut fuese en 1988 en una película filipina llamada Represalia Final, donde ya daba muestras de sus dotes marciales.
NOTA OCHENTER: Bebe del cine de serie B de artes marciales, pero da la sensación de que se queda a medias entre lo que intentaba mostrar y lo que al final se ha quedado
6.5/10