“Si
renuncias a tu sueño morirás…”
Ochenters,
hoy comentamos una película icónica de nuestra época: Flashdance (Adrian Lyne, 1983), un musical moderno y urbano, con
estética de videoclip e indiscutible protagonismo femenino. Una historia sobre
la pasión, el amor, la danza y los sueños.
El
cine clásico de Hollywood nos tenía acostumbrados a musicales tipo Hello Dolly, Sonrisas y lágrimas, La leyenda
de la ciudad sin nombre o a los estrellones de la danza como Fred Astaire,
Ginger Rogers o Gene Kelly (quizás el único musical urbano de la época dorada es
West side story), por eso en los
setenta el género se renueva con títulos como Cabaret (1972) o Jesucristo
superstar (1973), y se actualiza con Hair
(1979) o las emblemáticas Grease
y Fiebre del sábado noche (1978), que
tuvo su continuación en Staying Alive,
que se estrenó también en 1983, como Flashdance.
Como en estas últimas, los actores no cantan, pero la música es la auténtica
protagonista, y en esta sobre todo, los temas musicales actúan como auténtico
soporte narrativo, como catalizador. Son los que cuentan la historia, los que te la hacen sentir.
EL
ARGUMENTO Y LOS PERSONAJES
La película gira en torno a la apuesta
vital de Alex Owens, una joven de clase baja que sueña con ir al conservatorio
de danza, pero se gana la vida como soldadora en una obra, y por las noches
sacia su sed de baile en un tugurio de mala muerte en el que comparte camerino
con otras chicas. Alex vive sola con su perro, se mueve en bicicleta, y, como
espejo de la juventud de principios de los ochenta, está llena de dudas. El
papel fue a parar a una cuasidebutante Jennifer Beals, que está espléndida, ilumina
la pantalla con su sonrisa y su pelo cardado, y dota al personaje del nivel
justo de ternura, determinación y vulnerabilidad.
Junto
a ella, un elenco de jóvenes llenos de sueños: su amiga Jeannie (Sunny
Jonhson), que trabaja como camarera en el club y se prepara para ser patinadora
sobre hielo, el cocinero Richie (Kyle T. Heffner), novio de Jeannie, que aspira
a ser humorista, y al que el dueño del local
permite de vez en cuando hacer breves monólogos entre las actuaciones de
las bailarinas, entre ellas, Tina (Cynthia Rhodes, que ese año también
aparecería en Staying alive y un año
después protagonizaría Runaway brigada
especial junto a Tom Selleck).
El
protagonista masculino es el apuesto y atractivo Michael Nouri, de ascendencia
iraquí, que interpreta a Nick Hurley, un cuarentón divorciado que es el capataz
de la obra en la que trabaja Alex. Al contrario que ella, Nick es un hombre
acomodado y pragmático cuyo único capricho es conducir un Porche 911. Su
personaje, tan diferente de los demás protagonistas, es quizás el menos sólido y más difícil de encajar en la trama, y en ese "happy end" romántico de la última escena. Nick se siente atraído por la joven Alex, la invita a salir, la “enchufa” para una prueba en el conservatorio, y luego se enamora de ella.
LA
MÚSICA DE GIORGIO MORODER
El tema principal de la película, que
acompaña a Alex de principio a fin, es el emblemático What a feeling, que se llevó el Óscar a la mejor canción, y que en
la famosísima escena final de la prueba de danza del conservatorio, escuchamos
íntegro y cantado por Irene Cara, que también compuso la letra junto a Keith
Forsey.
Entre los diez temas de la banda sonora
también nos encontramos el no menos conocido Maniac, interpretado por Michael Sembelo, que hizo furor en las
discotecas, y que en la película sirve de fondo al entrenamiento con sus mallas y calentadores tan
ochenters.
Moroder
también nos obsequia con la emotiva balada “Lady, lady, lady”, cantada por Joe
Expósito, y toma prestado el tema Gloria (éxito de 1979 del italiano Humberto
Tozzi, cantado por Laura Branigan), cuando
Jennie sufre una caída en su competición de patinaje sobre hielo que rompe su
sueño y pasa de la eufora a conocer la cara amarga del fracaso.
Y
mencionemos también el instrumental tema de amor, llamado así Flahsdance love theme, que tiene el inconfundible
sello Moroder, y que aparece a mitad del film, cuando la chispa del amor surge
entre los protagonistas.
CONCLUSION
Flashdance fue
un éxito en todo el mundo, recaudó más de 100 millones de dólares en taquilla,
recibió dos estatuillas (mejor música, mejor canción original), y hoy es un
icono del cine de los ochenta. Como curiosidad, la película se rodó en la
industriosa Pittsburgh, Pensilvania, y se armó cierto revuelo tras su estreno
al saberse que Jennifer Beals había sido doblada por una especialista en
algunas de las escenas del baile final. Flashdance fue la primera colaboración de los productores Don Simpson y
Jerry Bruckheimer, que, con diferente planteamiento y temática, repetirían el
estilo de videoclip en Top Gun (1986). Nos quedamos con Alex Owens, nuestra heroína de la clase trabajadora, su independencia y su valor mas allá de estereotipos, en ese final épico y optimista de Flashdance. ¡Que tiempos aquellos!
Por Víctor Sánchez González
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