El año que vivimos peligrosamente es una intriga romático-periodística de
ambientación histórica dirigida en 1982 por el australiano Peter Weir (Único testigo, El club de los poetas
muertos, El show de Truman), y protagonizada por su actor fetiche de
entonces, un joven Mel Gibson con el que acababa de hacer Gallipoli, la siempre espléndida Sigouney Weaver, convertida en
estrella poco antes gracias a Alien,
y una sorprendente Linda Hunt, que se alzó con el Óscar a mejor actriz de
reparto por su papel en esta película.
AMBIENTACIÓN HISTÓRICA
La
película está ambientada en la convulsa Indonesia de 1965, con el primer mundo inmerso
en la Guerra Fría, y el Tercer Mundo en pleno proceso de descolonización, con
protagonistas como Sedar Shengor en Senegal, Patrice Lumunba en el Congo, Gandhi
o Nerhu en India, Nasser en Egipto, o Ho Chi Mihn en Indochina. Algunos,
verdaderos líderes carismáticos, y otros, despiadados dictadores, como el
indonesio Sukarno, que, sin embargo, gozaba de cierta popularidad tanto dentro
como fuera de su país, sobre todo por auspiciar, junto con Nerhu y Nasser, el
conocido como Movimiento de Países no
Alineados (alternativa al eje Oriente-Occidente, Estados Unidos-URSS), en
torno a la Conferencia de Bandung, y al que luego se unirían en la de Belgrado
países como Yugoslavia y Cuba.
Sin
embargo, la situación interna en Indonesia en 1965 es un polvorín político y social. Yakarta
es una ciudad superpoblada, llena de suburbios en los que imperan la pobreza,
el hambre, y las enfermedades, mientras el dictador Sukarno dirige el país con
mano de hierro desde su lujoso palacio. Y todo eso se refleja de forma cruda y
descarnada en la película.
LA TRAMA Y LOS PROTAGONISTAS
Mel
Gibson es Guy Hamilton, un joven periodista de la agencia oficial de noticias
australiana, al que le han dado su primera oportunidad de cubrir una gran
historia como corresponsal en Yakarta. Al principio está perdido, y tiene que apoyarse
en colaboradores locales.
Entonces,
de forma casual, en una manifestación del partido comunista indonesio contra la
embajada americana, conoce a Billy Kwan, un pequeño pero sagaz reportero
gráfico de origen chino, papel que recayó en una espléndida Linda Hunt (que se
cortó y tiñó el pelo para el papel). Billy es un personaje peculiar, que se las
sabe todas, conoce Yakarta como la palma de su mano, y decide ayudar a Hamilton
porque, desde el principio, le idealiza como el periodista honesto e íntegro que
por fin va a contar al mundo la verdad sobre lo que sucede en el país. Gracias
a Billy, Guy consigue entrevistar a los líderes del país, y enviar a Sidney
excelentes artículos y crónicas radiofónicas.
A
través de Kwan, Hamilton conoce también a Jill Bryant (Sigourney Weaver), una
bella y sofisticada funcionaria de la embajada británica en Yakarta. Entre
ellos surge el flechazo de inmediato, y comienzan un tórrido romance tras
quedar atrapados en el coche por una tormenta del monzón.
Todo
parece ir bien para los tres, pero la situación política se complica en el
país, y en cualquier momento puede haber un golpe de estado auspiciado por
distintas facciones. Guy va detrás de la noticia, y Jill, en un descuido y
confiada en su discreción, es la que le pone sobre la pista, mientras le
confiesa que, en realidad, pertenece al servicio secreto británico. Él da la
noticia sin nombrarla, pero ella queda comprometida como posible fuente. Esto
hace que ambos se distancien, y que Billy pierda la confianza en él. Así, en
medio del caos que vive el país, y el calor bochornoso del trópico, los tres
van a sufrir su particular bajada a los infiernos.
UN RODAJE ACCIDENTADO
La película es la adaptación de
la novela del mismo título de 1978 de Christopher Koch, al que se le encargó
inicialmente el guión, pero Peter Weir no estaba satisfecho con lo que el
escritor le enviaba, y decidió reeescribirlo él junto con David Williamson. En
palabras de Koch, el resultado fue al cincuenta por ciento de ambos guiones.
Para
el rodaje se solicitaron los escenarios originales en Yakarta, pero cuando todo
parecía hecho, las autoridades indonesias no concedieron el permiso, y el
equipo se tuvo que trasladar a Filipinas. Una vez allí surgió otro
contratiempo, ya que la producción, y el propio Mel Gibson, sufrieron amenazas
de los grupos terroristas locales, por lo que, finalmente, se filmó en
Australia.
Sin embargo, la ambientación es
uno de los puntos fuertes de la película. En ella se refleja tanto la situación
sociopolítica del país, como el trabajo periodístico de los corresponsales en
conflictos internacionales, tipos que están “de vuelta de todo”, un punto
cínicos, descreídos, y aficionados a la bebida.
Otro de los puntos fuertes del
film es la excelente banda sonora, del especialista Maurice Jarre, y que
incluye el emblemático tema "L'Enfant", de Vangelis, con el que todos
la asociamos.
CONCLUSIÓN
El año que vivimos peligrosamente es
toda una joya del cine ochenter, una intriga periodística con toque romántico y
una espléndida ambientación histórica. Desde @CineDeLos80 os animamos a
revisionarla. Como anécdota, os diremos que, en su estreno, nadie nos
percatamos de que Billy Kwan era Linda Hunt. Lo supimos después, y a los que
todavía no la asociéis, recordad a la deliciosa y enérgica directora del
colegio de Astoria donde dio clase nuestro poli
de guardería Arnold Schwarzenegger.
Por VICTOR SANCHEZ GONZALEZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario