“Piense en ruso”
Ochenters, para celebrar el
noventa cumpleaños del icónico Clint Eastwood (San Francisco, 31 de mayo de
1930), vamos a comentar uno de sus títulos más ochenters, Firefox, el arma definitiva (1982). Un film atípico en su carrera
como actor y director, un espectacular tecno-thriller de acción, espionaje y
aeronaves, ambientado en las tensiones de la Guerra Fía, muy diferente de sus producciones
habituales, y del que es protagonista absoluto.
UN FILM ATÍPICO EN CLINT
Por esta época, Eastwood ya produce
y dirige sus películas. Por ello, su productora Malpaso recibe cantidad de guiones, que Eastwood estudia, rueda o
desecha (el único requisito es que tengan como protagonista a un duro maduro con
las hechuras y el porte del propio Clint). Normalmente son historias convencionales:
policíacos o road movies, con coches,
peleas y muchos tacos. Además, sus films son relativamente baratos, y siempre los
termina de rodar antes de fecha y por debajo del presupuesto (algo poco
habitual en aquel momento).
Sin embargo, Firefox va a ser una excepción. Para
empezar no es un guión que le llegue por los cauces habituales, sino que Eastwood
adquiere los derechos de la historia tras leer la novela del mismo título de Craig
Thomas, y se embarca en la producción de la película, que tampoco es barata,
sino que es la más cara haya producido nunca Malpaso, con un presupuesto de 21 millones de dólares, de los que
20 se destinaron exclusivamente a los efectos especiales.
Porque, sí, ochenters, Firefox es una película casi de ciencia
ficción, y con unos efectos visuales y sonoros notables para la época, que se
disfrutaban en pantalla grande.
EL ARGUMENTO Y EL PERSONAJE DE CLINT EASTWOOD
Nuestro
Clint Eastwood es el mayor Mitchell Grant, un curtido y experimentado piloto de
la USAF, prematuramente retirado del servicio activo debido a un trastorno
mental provocado por el stress de guerra. Grant vive totalmente aislado en una
granja del medio oeste, y está haciendo footing
por el campo cuando un gigantesco helicóptero
Super Stallion aterriza a su lado. El
momento que tanto temía ha llegado. El Tío
Sam le reclama de nuevo para el servicio activo. Su misión es de alto
secreto: deberá infiltrarse en el corazón de la Unión Soviética para hacerse
con el prototipo de su avión de combate más moderno, veloz y mortífero: el
imbatible MiG 31 Firefox, capaz de alcanzar match 6.
Naturalmente,
Grant se muestra reticente. No se ve capaz, dado que su trastorno psíquico le
produce bloqueos mentales inesperados aunque pasajeros. Sin embargo, él resulta
el hombre adecuado para la misión, no solo por su experiencia como piloto, sino
porque además habla ruso perfectamente, y tiene la misma altura y complexión
que el piloto de pruebas soviético que maneja el MiG, el teniente coronel
Voskov (alter ego de Clint Eastwood
en la película, interpretado por el rubio Kai Wulff, un habitual en papeles de
ruso).
CONTEXTO HISTÓRICO: LA PROPAGANDA DE LA GUERRA FRÍA
La película llega en un momento
de escalada de la Guerra Fría. Vayamos un poco hacia atrás para entenderlo: Con
los acuerdos tácitos entre las dos superpotencias tras la llamada “Crisis de
los misiles” de 1962, y sobre todo con la llegada al poder en la URSS de Leoniv
Breznev, se inicia el periodo conocido como “distensión”, caracterizada por el
modelo denominado “coexistencia pacífica”, en el que, pese a que EE. UU. se
embarca en la Guerra de Vietnam o la URSS posteriormente a la de Afgganistán, un conflicto a gran escala entre rusos y
norteamericanos se ve lejano e improbable, y de hecho Nixon y Breznev firman
históricos acuerdos de desarme nuclear.
Sin embargo, en 1981, con la
llegada a la Casa Blanca de Ronald Reagan con su retórica
belicista y antisoviética, la situación se pone tensa, coincidiendo además con una etapa de incertidumbre en las altas esferas del Kremlin tras el fallecimiento de Breznev, y con dirigentes de la "gerontocracia" que duran poco tiempo. Tal es la tensión, que se acuña el
término “Destrucción mutua asegurada” (MAD, loco, en inglés), porque una guerra
nuclear global se ve más cerca que nunca.
Como parte de su estrategia, el
presidente Reagan, que fue actor, quiere que Hollywood, al que considera
"su mundo”, reme a su favor en esta estrategia de confrontación con la
URSS. Y para ello va a valerse sobre todo de las películas de acción tan
populares en los 80 (hasta entonces, sobre todo en los 70, el cine había
reflejado el clima de distención, y a los rusos de forma conciliadora, un
ejemplo de ello es la película “de catástrofes” Meteoro, en la que yanquis y soviéticos colaboran amigablemente y
apuntan sus misiles contra un enemigo común, un asteroide).
Títulos como Rambo III, Rocky IV o Amanecer Rojo, destilan ese tufillo
antisoviético, al que Clint Eastwood, un republicano convencido, se suma sin
problema alguno (incluso entonces, la película recibió muchas críticas por dar
una visión tan maniquea del momento histórico, y este detalle es quizás lo único que se puede poner en el debe de un film soberbio en todo lo demás).
Así, la trama reúne todo el
catálogo de tópicos y estereotipos sobre
el tema:
Uno de ellos es el mito de la
superioridad tecnológico-armamentística de los soviéticos, que se da por hecho
en el film, y que no era por entonces sino un eficaz método de propaganda patriótica
para justificar ante la sociedad estadounidense el enorme gasto militar de su
administración. Los rusos nunca tuvieron tal superioridad, ni siquiera en los
años del MiG 15 y el MiG 21 (es más, “seguir el ritmo” de la OTAN les costaría en
una década el hundimiento de su sistema).
Otro de los falsos mitos es el
de la supuesta infiltración de la CIA en la Unión Soviética, que sostiene gran
parte de la trama de la película. El hermetismo era total y la CIA sabía muy
poco, y menos de sus últimos avances aeronáuticos (de hecho, se enteraron de la
existencia del novedoso y veloz MiG 25, que inspira en parte al prototipo de la
película, cuando uno de ellos se escapó sin dificultad de dos Phantom israelíes
en territorio sirio a principios de los 70). En cambio, sí ocurrió al revés,
los rusos sí tuvieron durante largo tiempo una red de espionaje en Occidente,
algo que sí reflejan por ejemplo, las pelis de James Bond, que siempre han dado
una visión mucho más fiel de la relación Este-Oeste en el ámbito del espionaje
(recordemos la icónica La espía que me
amó).
Otro estereotipo recurrente es
el de retratar a los rusos como “malos absolutos”, seres sin
alma, que matan a sangre fría, demonios rojos a los que hay que combatir
y destruir (en contraposición, claro, con los “buenos siempre” norteamericanos),
algo que también era habitual en las cintas de acción de entonces con los
asiáticos (chinos, vietnamitas, etc.). Es muy curioso como en el casting de la
película, para los militares rusos, se eligen actores asociados a papeles de
nazis como Kenneth Coley (que también era oficial del Imperio en Star Wars),
Ronald Lacey (el nazi de las SS que persigue a Indiana Jones), o Wolf Kalher,
quizás el más encasillado de todos, y que también salía en En busca del arca perdida.
Sin embargo, la película
acierta en algunos aspectos, aunque los exagere en exceso. Tal y como cuenta la
cinta, sí ocurrió en la URSS que científicos de gran valía, fueran “forzados” a
trabajar en proyectos pioneros, es el caso del personaje de Nigel Hawthorne, el
Dr. Pyotr Baranovich, cuya esposa, por cierto, es la única mujer que aparece en
la película. Un ejemplo en la realidad es el curioso caso de Leon Theremin
(inventor del famoso instrumento musical que lleva su nombre), que fue
destinado a un laboratorio secreto en el que diseñó un micrófono indetectable
con el que los rusos espiaron la embajada americana en Moscú durante años.
EL IMPRESIONANTE MiG 31 FIREFOX
Si por
algo destaca la película es por la espectacularidad de las escenas de combate
aéreo con el imponente prototipo denominado MiG 31. El avión se concibió
específicamente para la película, aunque está inspirado en modelos ya
existentes, como el mencionado caza bimotor soviético MiG 25 de doble alerón
trasero, y el veloz y futurista avión espía estadounidense RS-71, del que
recoge su color negro, su envergadura alar y sus altas capacidades de aviónica.
El MiG
31 de la película, aparte de su velocidad, alcance y armamento, cuenta con una
innovación increíble aún hoy en día: su casco es capaz de unir piloto y avión mediante
conexiones neuronales, de tal forma que el aparato obedezca sus órdenes de vuelo
o disparo de manera inmediata, lo que le da una ventaja infalible en combate.
Esta característica da origen a la frase más famosa de la película: “Debe
pensar en ruso. Piense en ruso.”
Esta
cualidad tecnológica es un viejo sueño de los ingenieros y militares de todas
las fuerzas aéreas, que solo se ha conseguido implementar parcialmente en
modernos cazas como el Rafale o el Eurofighter, aunque de forma muy básica
y con una conexión física o de movimientos, en ningún caso neuronal. Es así
también en helicópteros de ataque de última generación como el Tiger, cuyo cañón se direcciona por los
movimientos del casco del piloto (algo similar a lo que hacía otra aeronave
icónica de los 80, el Trueno Azul).
EL RODAJE Y LOS EFECTOS VISUALES
Gran
parte de la película está ambientada en la Unión Soviética, y para recrear ese
escenario, el rodaje se realizó en Austria. También en exteriores de Montana,
para el principio de la película, además de California, Londres y la base aérea
de Thule, en Groenlandia.
Para
las espectaculares escenas de vuelo, se recurrió al especialista de ILM John Dkystra,
que utilizó su por entonces novedosa pantalla azul de fundidos (la misma de “El
imperio contraataca”). Por cierto que la maqueta del avión que se utilizó para
estas secuencias se expone en el Warner
Bros. Museum de Los Ángeles.
El
modelo a escala real del avión evidentemente no podía volar, y se movía
toscamente tanto por los hangares, como cuando aterriza en el hielo ártico
junto al submarino para repostar, en otra escena espectacular.
Aunque
en el cine nos fascinó, y nos dejó boquiabiertos, hay que reconocer, aun siendo
fans incondicionales de la película, que lo que entonces sorprendía, a día de hoy
se ve como torpes fundidos en la mayoría de las escenas de vuelo. El paso de
los años, y la avalancha del cine actual con exceso de CGI, hacen que “se noten”
las carencias del cine clásico contemporáneo en esta y otras pelis.
CONCLUSIÓN
La
película fue todo un éxito de público y taquilla. No tanto de crítica, por lo
que hemos comentado antes, y porque algunos críticos la comparaban con el anterior film de Eastwood The Eiger sanction (traducida en España como Licencia para matar), o con las películas de James Bond. Incluso el
New York Times dijo de ella que era “una
de 007 sin chicas, y de Superman sin sentido del humor, con solo un poquito más
de suspense de lo plausible”.
En
cualquier caso, para los que la vimos de chavales siempre la recordaremos con
añoranza, y nos veremos pilotando ese veloz pájaro a velocidades supersónicas a
ras de suelo, tumbando los árboles y levantando la nieve o el agua a nuestro paso.
Y, por supuesto, pensando en ruso.
Por @VictorSescritor
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