Presentación

Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.

ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.

El Gran Miércoles (Big Wensday, John Milius, 1978)

Ochenters, os traemos el comentario de todo un clásico de la filmografía del maestro John Milius, y quizás su película más personal, El Gran Miércoles (Big Wensday, 1978), con la que queremos completar el ciclo dedicado al director, ya que tenemos también comentadas El viento y el león, y su clásico ochenter Amanecer Rojo.

Se trata de un film autobiográfico, rodado de forma espectacular, especialmente en las escenas surf, pero que también tiene un tono evocador e intimista, ya que narra el paso de la juventud a la madurez de un grupo de amigos amantes de las tablas, las olas y las chicas, y que se ambienta a caballo entre los años 60 y los primeros 70, con la Guerra de Vietnam como telón de fondo. Además la peli cuenta con otro ingrediente que la hace única, la banda sonora de Basil Poledouris, orquestada, y de base instrumental, que se alterna con éxitos pop de la época dorada del estilo surf.

Lo protagonizaron tres por entonces jóvenes y prometedores actores de nueva hornada: Jean-Michel Vincent, William Katt y Garey Busey, que lucen pelazo y cuerpazo con sus ajustados shorts de baño y sus musculados torsos desnudos.


EL ARGUMENTO Y LOS PERSONAJES:

         Como es habitual en sus películas, Milius firma también el guion, esta vez junto a Dennis Aaberg. Como hemos dicho, la película narra el devenir de tres jóvenes amigos, amantes del surf, y la diferente suerte que correrán en sus vidas. En ese sentido tiene bastantes similitudes con otros títulos de la década de los 70 como “American Graffiti”, de su amigo George Lucas, incluso, aunque en menor medida, con “Tal como éramos”.

Los protagonistas son tres actores tan guapos y apolíneos como cuasidebutantes en la gran pantalla, y que tendrían, algunos más que otros, protagonismo en la década siguiente, los 80:

El protagonista principal, que es la vez alter ego del director, y narrador de la historia, es el recordado Jan-Michael Vincent (Denver, Colorado, 15 de julio de 1944, Asheville, Carolina del Norte, 10 de febrero de 2019). Su papel es de Matt Johnson, que es a la vez el mejor surfista del grupo, y el más perdido emocionalmente. Con una personalidad melancólica y autodestructiva, se da a la bebida hasta perder el control, y en una ocasión provoca un grave accidente de tráfico al ir andando, tambaleante y borracho, por en medio de la carretera. En una fiesta, conoce a una jovencita llamada Peggy (Lee Purcell), a la que deja embarazada, y con la que luego se terminará casando. Vincent sería conocido en los 80 por la serie “Helicóptero” (Lobo del aire, Airwolf, 1984-87)

Junto a él, William Katt, que acababa de participar en el clásico de terror adolescente “Carrie” de John Carpenter, y de presentarse al casting de “la guerra de las galaxias” para el papel de Luke Skywalker, y al que toda nuestra generación recuerda como, Ralph Hinkley, el atolondrado profesor de reformatorio que encuentra por casualidad un traje con poderes sobrenaturales en el clásico televisivo ochentero “El Gran Heroe Americano”. En El Gran Miércoles, Katt es Jack Barlow, quizás el más equilibrado de los tres amigos, que, mientras los otros beben cerveza y disfrutan de las olas, él alterna sus aficiones con un trabajo como socorrista de la playa. Además, al contrario que los otros dos, cuando es llamado a filas, no elude su deber con excusas (sus compañeros se consiguen librar simulando no ser aptos para el servicio, uno aparentado una lesión de nacimiento en una pierna, Vincent, y el otro haciéndose pasar por un desequilibrado, Busey).

El tercero en discordia es Garey Busey como Leroy Smith, alias “el masoquista”, el más descontrolado de los tres y también el más dado al exceso y la pelea. Busey hizo carrera en los 80 como secundario, sobre todo en papeles de villano o de policía (era el compañero de Keanu Reeves en todo un clásico de la década, el thriller “Le llaman Bodhi”, que por cierto también tiene como telón de fondo el mundo del surf, en este caso mezclado con lo que se empezaba a conocer como “deportes extremos”).

Junto a ellos, participan otros actores jóvenes, como un casi adolescente Robert Englund, que luego sería famoso por hacer de Freddy Krugger. También, y como curiosidad participa Gerry López, que no sonará por el nombre, pero sí por el rostro, ya que repetiría con Milius en “Conan el Barbaro” como el pequeño ladronzuelo del bigote, que ayuda a Conan a colarse en el templo de la serpiente junto a Valeria (Sandahl Bergman). López solo era actor ocasional, ya que se dedicaba al surf (de hecho era campeón), y en la peli se interpreta a sí mismo. Sin doble, ya que, vista la peli en las teles de hoy, se ve que en las escenas de grandes holas, los actores principales son doblados por especialistas, que no siempre guardan parecido con ellos.

Como anécdota, os diremos también que en los créditos iniciales, entre las fotos reales de surf, aparece una del propio Milius, y que más tarde se marca un cameo, ya con su barba recortada habitual, cuando los protagonistas deambulan por la noche mexicana y un tipo les ofrece marihuana.



        CHICAS, FIESTAS, Y SURF

        La peli destila un aroma a nostalgia de la juventud perdida, de esa época tan idealizada por los estadounidenses como son los 50-60, en la que todo era felicidad y bienestar, representado por las casitas con jardín, con el Chevrolet Impala o el Ford Tunderbird en la puerta, la esposa rubia despidiendo al marido para ir al trabajo mientras el niño coge el autobús amarillo para ir al cole, y que tan bien representaron en sus comedias, Doris Day y Rock Hudson.

         Sin embargo, ese envoltorio de tafetán y papel de regalo, de las presidencias de Eisenhower o JFK, ocultaba una sociedad con un grave problema racial y de pobreza, que terminó por estallar en los 60, con disturbios y protestas, agravados por el reclutamiento forzoso para Vietnam, y en medio del cual estaba surgiendo un movimiento nuevo, que predicaba la paz, la fraternidad entre los pueblos, y el amor libre, representado por los llamados “Hippies”, aunque fuera más allá de las comunas y el consumo de estupefacientes.

         Todo ello se refleja en la película, siempre desde el punto de vista del director y los personajes, que son lo que podríamos asimilar a “pijos”. Solo interesados en el surf, las chicas y las fiestas. En este sentido, y a ojos de hoy, la película podría calificarse, aparte de clasista, de machista, ya que las jovencitas son representadas como meros objetos sexuales para divertimento de los chicos, de natural “salidos” y a los que se les consiente todo. Y ellas parecen solo preocuparse del tamaño de sus pechos, del volumen de su peinado, y solo tienen como objetivo gustarles y dejarles que se solacen con ellas.

         Teniendo en cuenta que la peli retrata una sociedad diferente y con unos valores propios del momento, sin embargo, tanto en ese aspecto, como en el rechazo de lo que representa el movimiento Hippie, que se ve en la película, encontramos la ideología del propio Milius, que, siendo un cineasta soberbio, también era un conservador recalcitrante y amante de las armas (al contrario que la mayoría de los directores de su generación, especialmente sus amigos Lucas o Spielberg, Scorsese, De Palma o el maestro de todos ellos, Ford Coppola, que pertenecen al ala liberal de Hollywood). Esta característica queda mucho más patente en su clásico de los 80 “Amanecer rojo”, que, aparte de tener un planteamiento de lo más delirante y quimérico (una invasión ruso-cubana de territorio estadounidense), es un panfleto antisoviético lleno de burdos clichés, eso sí envuelto en una trama de acción trepidante, en la que por cierto, rodó, como El Gran Miércoles, con la fórmula de jóvenes actores debutantes como Charlie Sheen, Lea Thomson, o Patrick Swayze, en su primer encuentro con Jennifer Grey antes de “Dirty Dancing”.


EL CINE DE JOHN MILIUS Y SU GENERACIÓN

Indiscutible como cineasta, tanto en su faceta de guionista como de director, John Milius firma auténticas obras maestras en los 70-80. Como guionista: Apocalipse Now, Las aventuras de Jeremiah Johnson, o Platoon, mas otros no acreditados o en los que colaboró como “12 del patíbulo” o “Harry el sucio”, además de ayudar a sus amigos (George Lucas le dio una participación de los beneficios de “La guerra de las galaxias”, que algunos cifran en torno al millón y medio de dólares, aunque no queda acreditado que participara en la confección de la historia, algo que sí se sabe que ocurrió con Steven Spielberg y “Tiburón”, ya que Milius fue el que le contó la historia del crucero Indianápolis, que relata Quinn en el Orca.

Como director, vamos a mencionar los otros dos títulos que tenemos comentados en el blog: “El viento y el león” (1975), protagonizada por Sean Connery y Candice Bergen, y que es un espléndido relato del colonialismo en África en el cambio de siglo, del XIX al XX, y la ya mencionada “Amanecer rojo” (1984), que más allá de su tufillo propagandístico de la era Reagan, y de su planteamiento imposible, es un arquetipo de lo que debe ser el cine de acción. Y también el clásico del género de “espada y brujería” “Conan el Bárbaro” (1982), rodada en exteriores en España, y protagonizada por  Arnold Schwarzenegger.


CONCLUSIÓN

         Volviendo a la peli que nos ocupa, El Gran Miércoles, vista tantas veces, te deja un sabor agridulce, de decepción, de lo que pudo haber sido y no fue, de la nostalgia de un pasado que siempre fue mejor, de cuando nos íbamos a comer el mundo, podíamos con todo, y como dice en su narración el protagonista, al principio del film, “estábamos en nuestro mejor momento”.

         Pese a no ser un superéxito en su estreno, El Gran Miércoles es hoy un film de culto, tanto por su trama y protagonistas, como por la excelente factura de su producción, las escenas en el agua, tanto las de las olas gigantes, como las rodadas en el interior “del tubo”, y su banda sonora.

 

#Víct80er

Victor Sanchez escritor








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