Presentación

Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.

ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.

Delta Force 2 (1990, Aaron Norris) Delta Force 2: The Colombian Connection


Ochenters, cogemos el “Delorean” y nos trasladamos al año mil novecientos noventa, es decir el último año de nuestra gloriosa década de los ochenta y por desgracia lo que os traigo hoy es una de esas películas que cumplen esa tradición que dice: “Segundas partes nunca fueron buenas”.

SINOPSIS:

El coronel McCoy vuelve a la acción con el fin de acabar con un cártel de la droga y con su capo, Ramón Cota el cual mantiene apresados a un grupo de agentes de la DEA.



OPINIÓN:

Queridos y queridas, si en mi escrito previo a éste, lo que hacía era rendir loa y pleitesía a una buena película de acción, con un plantel de actores y porque no decirlo leyendas del celuloide, su secuela, por desgracia, no llega al nivel del anterior film, pero aún así es digna de ver.

Primer error de la película, no dejar el montaje en manos de Aaron Norris, hermano de Chuck y director de la película. Se nota que la película no es realizada enteramente por el director, hay exceso de corte y pega. Norris no es malo dirigiendo, sobre todo escenas de acción ya que recordemos que fue coordinador de especialistas de casi todas las películas de Chuck, pero tal y como reconoció el mismo Chuck, el montaje que se ha visto, no es el que inicialmente estaba previsto.

Segundo error, si en la primera película Alan Silvestri nos dejaba para el recuerdo una partitura tan dinámica y divertida que era imposible no mover el esqueleto y ponerse a imitar a Steve James o Chuck, en ésta la partitura es un completo querer y no poder, que no es capaz de meterte en la película en ningún momento, ni siquiera en las que son las mejores escenas de la película, las del los treinta minutos finales, en los que asistimos al asalto de la casa de Ramón Cota ( Billy Drago, el cual me haré cargo más adelante).


El asalto es magistralmente rodado por Norris ( parece ser que esta parte del montaje sí la hizo entera él), especialmente cabe pararse en la pelea entre Chuck y el esbirro de Cota, con unas coreografías marciales que hacía tiempo que no se le veían a Norris y en los que demuestra que estaba en muy buena forma. De otro modo destacan los tiroteos entre el pequeño comando Delta, sobre todo desde el helicóptero y los secuaces de Cota, los cuales por cierto si nos fijamos, veremos que hay varios que mueren más de una vez , cosas del presupuesto digo yo, porque hay uno que muere lo menos tres veces en menos de cinco minutos y sí lo he rebobinado para cerciorarme, creedme. Además Norris tuvo el tino de enlazar las escenas de la casa con el escape hacia la jungla de Chuck con Cota, haciendo que el ritmo no decayese en ningún momento amén de dejarnos con la brutal escena en la que el helicóptero americano hace volar por los aires el pilotado por el general Olmedo y por supuesto, ese final, ese glorioso final en el que un Ramón Cota colgado del arnés en el que supuestamente iba a ser llevado ante la justicia americana, ve como su vida pende de un fino hilo y lógicamente si vas en un helicóptero, colgando de un fino hilo, que va a pasar, pues que te esmorras y la palmas y más si estás a unos cuantos miles de metros de altura…

La mansión de Cota por cierto, era la casa de Imelda Marcos, la por entonces primera dama de Filipinas que como podemos ver, no tenía gustos baratos, lo cuál venía de perlas al papel de narcotraficante encarnado por el notable Billy Drago, uno de los mejores villanos de los ochenta, que siempre destacaba por su frialdad y sadismo ,además de por una ambigüedad que siempre fueron marca de la casa y en esta película da buenas muestras de todo ello, como cuando mata al topo de la DEA a sangre fría o a la esposa del compañero de Norris.


La película no deja de ser un manifiesto antidroga ( bien es sabido además que Chuck Norris es un activista antidroga muy reconocido en los Estados Unidos), sobre todo en contra de los cárteles colombianos ( la bandera de San Carlos es claramente la bandera colombiana) encarnados en la figura de Pablo Escobar, al cual se le hace un claro homenaje en la película con el avión Cesna que vemos en la mansión cuando ésta es atacada por el comando Delta.

En fin ochenters, que la película cierra una brillante década de acción para Chuck Norris y para toda una época en la que el cine de acción era territorio conquistado por los auténticos macho-man del cine americano.

Por Molano


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