Especial
Roger Moore, James Bond de los ochenta: “Programa doble”: Solo
para sus ojos (1981) y Octopussy (1983)
Por
Víctor Sánchez González
Sólo
para sus ojos
(For
your eyes only,
1981) y Octopussy (1983) son la decimosegunda y decimotercera
películas de la serie Bond. Ambas fueron producidas por Albert R.
Broccoli, dirigidas por John Glen (no confundir con el famoso
astronauta), y protagonizadas por Roger Moore. Tienen en común,
aparte de lo anterior, el dudoso honor de ser las más flojas de su
ciclo. No obstante, como fans incondicionales del superespía
británico creado por la pluma de Ian Fleming, también os las
comentamos con todo el cariño en este especial programa doble.
SOLO
PARA SUS OJOS
Tras
el subidón de La
espía que me amó
y Moonraker,
la serie Bond empezó los ochenta con un bajón de presupuesto,
argumento, espectacularidad y elenco protagonista. El resultado es la
endeble Sólo
para sus ojos.
Inicialmente,
Sólo
para sus ojos estaba
prevista después de La
espía que me amó,
de hecho en los créditos finales de ésta así se anunciaba, sin
embargo, los productores decidieron adelantar Moonraker,
de temática espacial, para aprovechar el boom comercial propiciado
por La
guerra de las galaxias.
Con
el pretexto de volver a una trama de espías más convencional tras
el paso por las historias futuristas y espaciales de las dos
anteriores, nos encontramos con una película muy plana, sin
emociones, casi sin gatgets o escenas espectaculares (apenas aparece
el Lotus y lo hace pintado de marrón), sin un malo de postín, con
una partenaire femenina muy joven que desentona con un Roger Moore ya
maduro, con un Macguffin
(recurso que sirve de hilo conductor a la acción) que no engancha
(un supuesto “aparatito” llamado ATAC, que sirve para accionar a
distancia los misiles nucleares británicos), y, lo que resulta
demoledor: sin Tiburón,
el personaje que sostiene a Moore en las dos películas anteriores y
al que se echa mucho de menos. ¿Tiene algo bueno la película?
Quizás las escenas que se rodaron en Grecia, en el espectacular
monte Meteora, que ocurren al final de la película.
La
estrella del film es de nuevo y por quinta vez Roger Moore, al que ya
se le empiezan a notar los achaques de la edad (apenas hay peleas o
escenas en que se mueva y se limita a lucir trajes, hacer gala de su
fino humor inglés, aparecer en fundidos o usar un doble).
Le
acompaña la actriz francesa Carol Bouquet, que interpreta a Melina
Havelock, una joven rica que busca vengar la muerte de su padre y
persigue al mismo objetivo que Bond. Melina es una mujer fuerte y
decidida pero que termina sucumbiendo a los encantos de Bond. Como
hemos mencionado, en sus escenas chirría enormemente la diferencia
de edad (tanto es así que a mitad de la película, el guión
introduce un breve pero tórrido romance entre Bond y una belleza
otoñal más acorde con él, una “condesa” interpretada por
Cassandra Harris, que muere convenientemente para no interferir en la
historia principal).
El
papel de villano recae en Julian Glover (al que todos recordamos por
uno similar en Indiana
Jones y la última cruzada),
como Kristakos, un magnate griego que juega a dos bandas con rusos y
británicos. Completa el reparto el actor israelí Chaim Topol, como
Columbo, un contrabandista enemigo de Kristakos y que ayuda Bond a
desbaratar sus planes de vender el ATAC a los soviéticos. Les
acompañan rostros habituales como Lois Maxwell como Moneypenny,
Delmond Lewelyn como Q, o Walter Gotell como el jefe del KGB.
Como
curiosidades podemos indicar que la película comienza con un guiño
a la organización criminal Espectra,
ausente en toda la serie de Moore, cuando Bond elimina con un
helicóptero a su jefe y su sempiterno gato blanco. Hay una primera
parte que el guión sitúa en Madrid, pero son unas escenas
campestres que parecen una mezcla entre el sur de Francia y el sur de
California. También se rodaron escenas de nieve en Cortina
d’Ampezzo, en Italia. Al final de la película se permiten también
una licencia humorística al aparecer una actriz caracterizada como
la primera ministra británica de entonces, Margaret Thacher. La
música esta vez corre a cargo de otro clásico como Bill Conti y el
tema principal lo canta la estrella pop de los ochenta Seena Easton.
OCTOPUSSY
Para
Octopussy,
que se estrenó dos años después de Solo
para sus ojos,
los productores parecieron haber aprendido del error y recurrieron a
un villano con más empaque, el actor francés Louis Jourdán, una
protagonista femenina de una edad más acorde con la de Moore, Maud
Adams, que además repite como “chica Bond” tras haber
protagonizado con Moore El
hombre de las pistolas de oro
en 1974 (aquí interpreta a la enigmática Octopussy),
y a un malo al estilo Tiburón
que se enfrente a Bond cara a cara (en este caso llamado Bobinda y
encarnado por el actor indio Kabir Bedi, conocido por ser el
televisivo Sandokan).
Sin
embargo, la película flojea de nuevo en el guión, la historia es
insulsa y confusa, no transmite, y además, Roger Moore se mueve
menos todavía que en la anterior y recurre de nuevo al fino sarcasmo
y a su “enarcar la ceja” como vano intento de sostener el film.
En cuanto al hilo conductor de la trama, aquí es el robo de unas
joyas rusas con forma de huevo. Después de haber salvado al mundo de
dos megalómanos que querían provocar sendos holocaustos desde una
ciudad submarina y otra espacial en La
espía que me amó
y Moonraker
(nada menos que con tres submarinos nucleares en una y decenas de
lanzaderas espaciales en la otra), es difícil emocionar al
espectador con un simple robo de joyas en Octopussy
(o una insulsa maleta con botoncitos en Sólo
para sus ojos).
Como
curiosidades, parte de la película se ambientó en la India, donde
tiene su palacio el malvado Kamal Khan (Louis Jourdan). Para ello,
aparte de con Kabir Bedi, se contó con la participación de Vijay
Amritrá, un tenista del circuito mundial y estrella en su país, que
interpreta a un agente indio del MI6 que ayuda a Bond (en una escena,
Vijay, que se llama igual en la película, y Bond, hacen un guiño al
espectador mostrando por casualidad una raqueta de tenis). También
hay gatgets casi autoparódicos, como el minúsculo avión que
aparece al principio o el ridículo cocodrilo mecánico con el que
Bond llega al palacio. La música es del habitual John Barry y el
tema principal "All Time High" lo cantó la veterana
estrella del pop y el country Rita Coolidge.
CONCLUSIÓN
Fieles
a nuestro lema, desde Cine de los 80 os ofrecemos “lo bueno, lo
malo y lo peor”, y sin duda nos encontramos ante lo peor de la
“serie Moore” de Bond. No obstante, Sólo
para sus ojos tuvo
un coste de producción de 28 millones de dólares y recaudó 157,
demostrando que el personaje todavía tenía tirón (o que quizás el
público pensó que acudía al cine a ver Moonraker
2).
Por su parte, Octopussy
tuvo que competir en los cines con Nunca
digas nunca jamás,
el film no oficial del personaje Bond protagonizado de nuevo por Sean
Connery, y quedó por delante en taquilla. Afortunadamente, Roger
Moore se despediría de su emblemático papel con un una película
más que digna, como Panorama
para matar
en 1985, que comentaremos al mes que viene.
Por
VICTOR SANCHEZ GONZALEZ
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