Lo bueno , lo malo y lo peor del cine de los setenta , ochenta y noventa.
Presentación
Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.
ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.
Entretenida comedia producto de la Amblin (en este caso alejada del fantástico) de Spielberg , para mayor lucimiento de la estrella Tom Hanks y una Shelley Long que triunfaba como Diane Chambers en la mítica serie Cheers (1982-1993).
Dirige Richard Benjamin, un director de comedias ligeras como Mi año favorito, Mi novia es una extraterrestre o Made in America, pero también de dramas como Adiós a la inocencia o del thriller Espías sin identidad. David Giler escribe el guión de una historia rodada en Nueva York y que hay quien la considera remake de Los Blandings ya tienen casa (1948).
Walter Fielding (Tom Hanks) y Anna Crowley (Shelley Long) son una pareja que vive en el apartamento del ex marido de esta, el excéntrico y egoísta director de orquesta Max Beissard (el difunto Alexander Godunov). Beissard regresa mucho antes de lo que creían y se ven obligados a buscar un nuevo hogar en tiempo record. Pero en vez de alquilar otro apartamento, y considerando que la compra de una propiedad conjunta afianzará su relación, son estafados por una señora que les vende una mansión de (supuestamente) un millón de dólares por 200.000. Y es que esa casa es una ruina ...
A partir de entonces el humor se centrará en todas las desgracias que afrontará la pareja al, literalmente, ir desmoronándose la casa : escaleras que se derrumban, horno que explota, una bañera que hunde el suelo y cae un piso, una alfombra "voraz", la secuencia del derrumbe de los andamios (a destacar)... Y así hasta un millar de desastres que se cebarán , particularmente, en la pobre piel de un Hanks que adquiere protagonismo absoluto y suelta a placer sus características muecas.
Como comedia resulta bastante efectiva al centrarse casi exclusivamente en los gags de la casa, hecho que simplifica mucho un guión que precisamente se ve enturbiado al incluir esa subtrama dramática en la que Beissard trata de reconquistar a Anna causando problemas en su relación con Walter.
Una comedia muy representativa de los ochenta que además triunfó en taquilla recaudando casi 55 millones de dólares con un presupuesto de diez.
Lo reconozco, hecho de menos al Tom Hanks de los 80, al comediante puro y duro que tanto me hizo disfrutar de mi niñez y parte de mi adolescencia y como tenía ganas de deshuevarme un rato, pues descubrí una joyita, una pequeña joya que tenía en el olvido y que voy a rescatar para todos y todas los/as ochenters presenters...ladies and gentlemen con ustedes: Despedida de soltero (Bachelor party para los angloparlantes)...ay madre que me emociono, que han traducido bien el título de una película
Sinopsis:
Rick y Debbie se van a casar en menos de una semana y como no, no puede haber boda, si no hay una desmadrada despedida de soltero y de soltera previas, aunque la que huele a llevarse la palma, va a ser la despedida de los chicos y bien que se la va a llevar.
La pre-party:
Como en toda despedida que se precie, lo que toca es que cada uno de los contendientes, digo de los casamenteros, digan a sus respectivas pandillas que se van a casar y claro, ahí es cuando la cosa se complica.
Primero conocemos a los tarados colegas del novio , empezando por el fotógrafo ligón y desmadrado Jay (Adrian Zmed), Rudy (Barry Diamond), el mecánico descerebrado y amante de la juerga, Ryko (Maichel Dudikoff), el cabeza de chorlito de todo grupo, Stan ( William Tepper), hermano del novio y deseoso de una despedida como Dios manda y Gary ( Gary Grossman), el come marrones .
Todos ellos deseosos de montarle una despedida inolvidable al novio como mandan los cánones.
Por parte de ella ,Debbie ( Tawnie Kytaen), la despedida pretende ser más acorde al nivel de vida pijo de su familia, cosa que como veremos, saldrá de aquella manera.
Y como olvidarnos de los suegros del novio ( de sus padres no oiremos nada en la película, aunque se rumoreaba que en una pronta secuela ese misterio se desvelaría, cosa que no sucedió, aunque sí hubiese secuela en el año 2008...olvidable hacedme caso).
Pues el suegro es un toca pelotas, que busca que no se concrete el matrimonio y no duda en recurrir a un antiguo novio de Debbie , Cole ( Robert Prescott), que hace el papel del niño pijo mojigato y repelente, que tanto vimos en las comedias de los ochenta.
La despedida, el desmadre y Nick el Rabo:
Y llegó la despedida, el despiporre, el desmadre, la bacanal, la orgía, la liada padre y Nick el Rabo.
Si la primera parte de la película, puede resultarnos aburrida, algo lentorra y sin chicha, esta segunda parte es por la que más se recuerda a esta película, ya que se puso toda la carne en el asador, dejando que la tropa improvisase y sobre todo que disfrutasen como si de una verdadera despedida de soltero se tratase.
No se si cortarme las venas o dejármelas largas
Llegamos al hotel donde se va a celebrar la despedida y llega uno de los personajes que dieron más juego Brad ( Bradford Bancroft) un viejo compañero de colegio , en crisis post matrimonial, adicto a todo tipo de drogas y totalmente ido de la olla.
La suite donde se va a celebrar la despedida es todo un lujazo, pero claro, hay que ponerlo en marcha con fulanas, música , un burro...y ¿ Nick el Rabo?, paciencia, que ya voy.
Resulta que a los chicos les llega el soplo de que las chicas están en cierto local de strip-boys y sin dudarlo y esperando a que lleguen las chicas contratadas por Gary, deciden hacerles una visita ( por cierto las chicas inicialmente contratadas por Gary, fueron desviadas a la casa de la novia por Cole en un intento de desmoronar el futuro enlace, donde la despedida era un simple merendola, transformada en un espectáculo lésbico no apto para cardíacos/as).
En el local y viendo el desmadre que alguna lleva, los muchachos deciden gastar una broma en el que efectivamente, Nick el Rabo (Brett Baxter Clark) será el protagonista debido al tamaño de su miembro, el cual camufla entre pan de perrito caliente...yendo a parar a las manos de la futura suegra de Rick, quien tras la escena decidió volverse vegana debido al tamaño de aquella salchicha...
Como ésto no podía quedar así, las chicas planean sabotear la despedida de los chicos a su estilo, pero para cuando ellas lleguen, ya todo se ha acelerado.
Primero han llegado las tan deseadas chicas, luego llega el grupo de música para dar ritmo y cuando nos damos cuenta se ha metido medio hotel en la suite y no contentos con eso Ryko y Adrian, deciden dar una marcha más robando un burro para el espectáculo zoofílico que preparan como culmen de la despedida.
Obviando el modo de meterlo en el hotel, camuflado bajo un disfraz...de reno, lo que acontece con él, hoy seguramente sería denunciable por PACMA y cualquier partido animalista , pero los ochenta eran diferentes y era un todo vale con tal de dar alegría a la pantalla, porque seamos realistas, el que un burrillo se drogue consumiendo todo lo que pilla, hoy no sería permitido.
Pero ¿de quien eran las drogas?, exacto de Brad, el mismo que intenta suicidarse en una bañera, mojando apenas el pelo, porque si mete la cabeza se ahoga y el mismo que intenta cortarse las venas con...¡Una maquinilla eléctrica! porque no encuentra nada afilado...Mítico como diría aquel
Y como no, no me olvido de Gary, el come marrones, el que nunca ha pillado cacho y cuando por fin lo pilla, se siente feliz, en una nube, ve a su musa entrar en el baño y...¡Coño si tiene pito!, brutal la cara de asombro, el grito y la reacción posterior a la confesión de She-Tim , mecánico de BMW para más señas...
¿Y ellas?, pues sagaces y audaces, no se les ocurre mejor idea que vestirse de prostitutas con el fin de sabotear la despedida de los chicos, pero claro, como no, no sale la cosa como está previsto y en vez de acabar en la despedida acaban siendo confundidas con verdaderas prostitutas para acabar en la habitación de un grupo de viejos nipones con ganas de pasarlo bien...aunque tras evadirse de ellos, la final llegarán a la habitación de los chicos para comprobar el desmadre que han conseguido montar.
El desenlace de toda la trama resulta al final ser de lo más simple, en comparación con la despedida en sí. El desenlace:
Si nos ponemos a ver con detenimiento lo que es la película en sí, veremos que todo nos suena, que lo que vemos ya lo hemos visto y si no mirad:
Rudy es igual que Bluto en Desmadre a la Americana, mismos gestos, mismas reacciones, mismo comportamiento ( la escena comiendo choclatinas, no deja de ser una copia de aquella en el comedor de estudiantes con Bluto en plan devorador)
Todo el desmadre de la suite con grupo incluido, es el mismo desmadre que hemos visto en la fiesta Toga , cambiando al grupo de color y de género.
La escena del burro, bien podría ser una versión del infarto del caballo en Desmadre ( de hecho ambos mueren de un ataque al corazón)
Bien cierto es que hay mucho de Desmadre a la americana, en esta película y eso no digo que sea malo, pero le quita valor y originalidad, aunque sí hay que reconocerle que con el paso de los años, no ha envejecido mal del todo y que los revisionados la mantienen en su estatus de comedia de culto.
En 1988 - después de comedias como 1,2,3 Splahs (1984), Despedida
de soltero (1984) o Esta casa es una ruina (1986)- Tom Hanks era ya una
estrella internacional amada por público y crítica que se consolidaría en los
noventa y cuya estela (en lo que constituye un verdadero rara avis) se prolongaría
hasta la actualidad. Paradójicamente, esta perenne permanencia en la cresta de
la ola, fue debida a su distanciamiento
con el género que lo encumbró en los ochenta: la comedia. Sus posteriores incursiones
en distintos géneros cinematográficos - desde el drama de Philadelphia (1993)
al bélico de Salvar al soldado Ryan (1998) pasando por el cine negro de Camino
a la perdición (2002) – lo avocaron a desarrollar un amplio y rico registro
interpretativo que parecía imposible para alguien que hasta entonces, a
excepción del romance Mil veces adiós (1986), parecía destinado a protagonizar
exclusivamente comedias.
Big supone la última gran
comedia - aunque siento debilidad por No matarás al vecino (1989, Joe Dante) -
protagonizada por Tom Hanks en su década dorada de los ochenta, y posiblemente su
mejor interpretación en este campo; siendo nominado ese año a un Oscar como
mejor actor que se le resistiría, pero que ganaría por dos veces consecutivas
con Philadelfia en 1993 y con Forrest Gump en 1999. En esto mucho tiene que ver
que el papel de “niño adulto” le viene a como anillo al dedo. Y es que , tanto
por su físico (esa cara de niño bueno) como por su forma desenfadada de actuar,
siempre me ha recordado a un niño grande. Por eso, su papel en Big no pudo ser ni
más acertado ni más adecuado, y la realidad es que eclipsa completamente a sus
compañeros de reparto. No obstante, esto no fue sólo fruto de su gracia: David
Moscow (el joven Josh) tuvo que grabar todas las partes de Hanks y luego este
estudió los vídeos a conciencia para que su actuación fuese lo más semejante a
la de un niño de doce años.
Penny Marshall (Jumpin Jack Flash, Despertares) dirige esta
historia - escrita por Anne Spielberg (sí, la hermana de un tal Steven
Spielberg) junto con Gary Ross – en la que un niño de doce años llamado Johs
Baskin (David Moscow de joven y Hanks de adulto) , harto de ser pequeño, desea
ser “grande” a una enigmática máquina de feria llamada Zoltar . Su deseo es
concedido y al día siguiente se despierta en su cuerpo adulto de 30 años. Como
curiosidad señalar que Marshall fue la primera directora en superar los cien
millones de dólares de recaudación (Big rozó los 115).
Debido a esta premisa hay quien cataloga a esta película como “body
swap movie”, aunque, a mi juicio, no
debería incluirse en este subgénero. Las “body swap movies” tienen su origen en
un recurso literario conocido en el mundo angloparlante como “body swap” (por
ejemplo la novela Vice Versa de 1882) y
que consiste en que dos personas (o seres) intercambian sus mentes. Ejemplos
cinematográficos serían De tal astilla,
tal palo (1987) o Viceversa (1988). En estas películas las mentes de los hijos
pasarían a los cuerpos de los padres y las de los padres a los cuerpos de los
hijos. Pero en el caso de Big lo que
sucede es que el cuerpo físico de Josh crece hasta los treinta años de un día
para otro permaneciendo su mente en su mismo lugar. Por tanto, creo, no se puede hablar de “body swap movie”.
El eje central de Big gira entonces en torno a las contradicciones
que se producen entre el comportamiento de Josh (propio de un niño de doce años)
frente a las expectativas de un mundo adulto, lejano y antinatural para él,
pero al que se supone que (físicamente) pertenece. Josh llora invocando a su
madre cuando tiene que pasar la noche en un hostal de mala muerte, lo festeja a
lo grande con su amigo Billy (Jared Rushton) cuando cobra su primera paga, juega
en la juguetería en la que (como no) ha conseguido su trabajo y amuebla su piso
con máquinas recreativas, una canasta de baloncesto, una cama litera y cientos
de juguetes; y es que esto sería lo más normal en un chico de su edad.
Sin embargo, Josh termina por adaptarse de forma no sólo
satisfactoria, sino notable en un contexto carcomido por la envidia – como la
que siente por el Paul (John Heard)- y
la doble moral. Es la inocencia de Josh unida a su bondad, a su actitud
transparente (aún no está corrompido por el mundo adulto) , a su energía y
alegría juvenil (que contagia) lo que le lleva a ser ascendido a vicepresidente
por su jefe MacMillan (el gran Robert Loggia) y
a ser amado por su compañera Susan (Elisabeth Perkins). Al final parece
que el único sensato ante tal panorama es el niño de doce años : “Él es adulto”
le espeta Susan a Paul cuando lo abandona por Josh.
Lógicamente, para aceptar este planteamiento, el espectador debe consentir
ciertas licencias que de otro modo impedirían disfrutar de la película si nos
ponemos serios y meticulosos. El principal sería el aceptar la presencia de una
persona adulta sin ningún tipo de documentación ni cuenta bancaria que es
contratada por una empresa.
Estoy seguro de que hay dos momentos que nunca se habrán borrado
de la cabeza de aquellos que hayan visto Big en su juventud.
El primero es cuando Josh encuentra a Zoltar. Imponente la figura
del mago artificial encerrado en una máquina de feria, con esos amenazadores
ojos rojos incandescentes y una boca que se abre y se cierra como si fueran las
fauces de una bestia. A esta escena la acompaña la inquietante música de feria
ambulante obra, como la banda sonora, del oscarizado Howard Shore (asiduo
colaborador de Cronenberg y compositor de la banda sonora de la trilogía de El
señor de los anillos).
El segundo (estoy seguro que todos recordáis esta escena) es Cuando
Josh y su jefe MacMillan tocan con sus pies sobre ese piano gigante instalando en el suelo de la juguetería la
canción popular Heart and Soul. Por cierto, la escena la rodaron Haks y Loggia
de verdad (se nota en la película como disfrutaron al rodarla) y el piano también
existía en la tienda, pero construyó uno más grande para que los actores lo pudiesen
tocar.
Otra gran baza de Big es que todos los adolescentes nos sentíamos
identificados con su propuesta. ¿Quién no quiso ser mayor antes de tiempo? Pero,
¿y si se consiguiese? Si de repente un día despiertas y aunque sigas siendo un
niño tienes un cuerpo de treinta años, ¿se solucionarán tus problemas o más
bien desearás con más fuerza que antes el volver a ser el niño que eras?
Esta propuesta es extensible también a los adultos al funcionar
como metáfora del fugaz paso del tiempo. A muchos, los años desde la
adolescencia hasta el presente, nos han durado un suspiro. Parece que nos
hemos despertado un día reparando en que ya no somos unos críos , pero que en realidad, poco, o
mucho menos de lo que creíamos, hemos cambiado desde aquella adorada e
idolatrada época. En este aspecto, Susan rompe el mito de que cualquier tiempo
pasado fue mejor cuando rechaza regresar con Josh a la infancia: “Ya fue
bastante difícil la primera vez …”
Antes
de que en 1994 el crimen perpetrado por los jóvenes Javier Rosado y
Félix Martínez, así como la vergonzosa actuación de los medios de
comunicación, manchasen para siempre la reputación de los juegos de
rol en España; en Estados Unidos, a principios de los 80, ya se
cuestionaba abiertamente la influencia que los juegos de rol podían
ejercer sobre los jóvenes norteamericanos.
Es
por ello que en 1981 la novelista Rona Jaffe publicaba “Mazes and
Monsters”, una novela oportunista de gran éxito que supo
aprovechar los casos de accidentes o suicidios acaecidos en Estados
Unidos a finales de los 70, durante partidas en vivo de “Dungeons &
Dragons” llevadas a cabo por estudiantes universitarios.
Así
mismo, y debido al tremendo éxito de D&D, varios medios de
comunicación así como algunos analistas, pusieron el foco de
atención sobre este tipo de juegos advirtiendo a los padres sobre
los posibles efectos negativos que podían causar en sus hijos. Cabe
destacar que nos encontrábamos en un contexto donde dichos juegos
acababan de nacer, y donde, a excepción de los que jugaban a ellos,
el resto desconocían prácticamente el contenido o la manera de
jugar a los mismos.
Por
ello, la cadena CBS decidía comprar los derechos de la novela, y
producir en 1982, esta película televisiva. Una película que sin
proponérselo, cobraría gran importancia por ser el primer film en
el que Tom Hanks interpretaba un papel protagonista.
El
nacimiento de una estrella del cine
Cierto
es que el verdadero debut cinematográfico de Tom Hanks se produce
en la película “Sabe que estás sola” (1980), una de las tantas
versiones sobre asesinos en serie estrenadas a la sombra del tremendo
éxito de “Halloween” (John Carpenter) en 1978. Sin embargo, esta
es la primera película donde interpretaría un personaje
protagonista.
Y
aunque nos encontramos ante una pequeña producción para la
televisión, Tom Hanks destaca por encima del resto de sus compañeros
interpretando al joven “Robbie Wheeling”, brillante estudiante
universitario que muestra problemas de esquizofrenia a raíz de jugar
partidas en vivo del juego de rol ficticio “Mazes and Monsters”,
no siendo capaz de discernir entre el mundo imaginario y la realidad.
Este
pequeño gran papel serviría para que los grandes productores de
Hollywood fijasen la mirada en Hanks, y le brindasen dos años
después, la oportunidad de triunfar en la meca del cine con dos
estupendas producciones, “Un, dos, tres… splash” y “Despedida
de soltero”, ambas de 1984.
Así
que todo aquel que se decida a dar una oportunidad a esta cinta por
primera vez, vislumbrará esos incipientes rasgos en el papel de Tom
Hanks que más tarde le irían convirtiendo en uno de los actores más
aclamados de todos los tiempos.
Pequeña
producción televisiva bien realizada
“Mazes
and Monsters” no deja de ser lo que es, un film con tintes
dramáticos realizado para la televisión, y que habría caído en el
olvido más absoluto si no fuera por la participación de Tom Hanks.
Sin embargo, para todas aquellas personas que hayan jugado a juegos
de rol, como es mi caso, o para todas aquellas personas que hayan
sentido cierta curiosidad por los comienzos del fenómeno rolero a
finales de los 70 y principios de los 80; creo que esta película
significa una pieza muy valiosa para entender aquel contexto
histórico muy alejado del actual.
Los
medios son pocos y eso lastra los efectos, el maquillaje, la
fotografía, el montaje, el sonido, etc.; aun así, la historia es
interesante, los personajes están bien interpretados, los cambios de
situación entre el mundo real y fantástico están bien resueltos y
la película se cierra de manera excelente.
Y
pese a que el mensaje central no es más que una advertencia
sensacionalista sobre el perjuicio que los juegos de rol pueden
causar en personas con ciertas patologías, al menos si guarda un
respeto por este tipo de juegos y sus jugadores, cosa que no hacen
ciertos productos patrios como “Nadie conoce a nadie” (1999) o
“El corazón del guerrero (2000), cuyos resultados caen en los
tópicos más deleznables.
Añoranza
por los Juegos de Rol
Creo
que todo aquel que haya jugado a este tipo de juegos durante los años
80 y 90, y vea la película, sentirá una especie de tristeza al
recordar unos tiempos que no volverán… Aquellos tiempos donde te
reunías con los amiguetes en casa de alguno de ellos, y echabas la
tarde jugando al “D&D”, “Rolemaster/Merp”, “La llamada
de Cthulhu”, “Runequest”, “Aquelarre”, “Star Wars”,
“Cyberpunk”, “Vampiro”, etc… comienzo pizza y patatas, con
tus fichas de personaje y lanzando aquellos maravillosos dados de 4,
6, 8, 10, 12 y 20 caras…
Miro
atrás, y cuantísimos buenos recuerdos me vienen a la cabeza, y
también siento cierta alegría porque el sector de los juegos de
mesa vive un periodo de gran éxito, muchos de ellos basados en los
“Mitos de Cthulhu” o variantes de “D&D”, y como todavía
hoy en día se venden algunos juegos de rol en excelentes ediciones,
sin la mancha que de manera tan injusta cubrió durante los años 80
y 90, a esta forma de entretenimiento que incentivaba el amor por la
lectura, las relaciones sociales y la curiosidad por diversas
disciplinas.
Animo
a todas aquellas personas que lean este artículo y que no hayan
visto esta película, a que la den una oportunidad, creo que no se
arrepentirán.
Supongo que todos conoceréis algún “buddy film”, es decir,
una película basada en la relación de dos colegas (generalmente masculinos)
cuyas radicalmente distintas maneras de ser dan lugar a las más alocadas
situaciones. Abundan ejemplos en el cine clásico : Abott y Costello, Laurel y
Hardy …
En los ochenta fue muy popular un subgénero de las “buddy
films” en la que los protagonistas, aparte de ser como la noche y el día, eran
policías; a estas películas se les dio el nombre de “buddy cop films”. Quizás
la primera buddy cop film sea El perro rabioso (1949) de Kurosawa y otro
ejemplo muy interesante es El calor de la noche (1967), pero en los ochenta fue
48 horas (1982, Walter Hill) la que abrió la veda. Claro está a esta le siguieron
Arma Letal, Tango y Cash, Lo oculto, Alien nación y un largo etcétera.
Lo que riza el rizo es que Socios y sabuesos entra dentro
de un subgénero del subgénero, y es que estamos ante uno de los más destacados
ejemplos (no fue la primera ya que se estrenó meses antes Superagente K-9 ,
protagonizada por James Belushi) de lo que se llamó “buddy cop-dog films” (manda …). Es decir,
una película en la que un policía y un perro son los protagonistas.
¿Y qué nos encontramos en Socios y sabuesos? A mi ver es
una película muy justita dirigida por Roger Spottiswode (El tren del terror, Dispara
a matar) que mezcla comedia, acción, amor y un poquitín de drama sin destacar
en nada en particular. Sin embargo, fue un éxito en taquilla, hecho que se
explica (creo) al ser su protagonista nada menos que el amado Tom Hanks. A mi
parecer es quizás una de sus películas menos interesantes, aunque no quite que
sea entretenida y por momentos logre su propósito: divertir.
Scott Turner (Hanks) es un pulcro y metódico detective de
una de las ciudades más tranquilas de los Estados Unidos que justo cuando se
dispone a trasladarse a otra comisaría más movida se ve involucrado en un caso
de asesinato. Como no, tendrá que hacerse cargo del perro de la víctima que
resulta ser un bestial Dogo de Burdeos cuyos hábitos chocarán con el meticuloso
estilo de vida del detective. Turner y Hooch, que así se llama el perro y así
se tituló la película, establecen una caótica relación que dará lugar a las más
tronchantes situaciones. Al tiempo, Turner, junto con su compañero David
(Reginald VelJohnson, ¡ el Carl Winslow el de Cosas de casa que, para variar, actúa
de policía!) se verán metidos en algo más que un caso de asesinato. Por si
fuera poco, Turner, encontrará el amor en la veterinaria Emily Carson (Mare
Winningham), con cuya perrita acabará también liado Hooch.
Si bien el 90 % del
metraje es comedia, el tramo final deviene en una película de acción con
sorpresa y un final lacrimógeno que decepcionará a más de uno.