Si perdiera el empleo, su hogar, su prometida y sus amistades, y cayera en desgracia y fuera detenido por la policía y lo metieran en la cárcel.
Sí, como delincuente se encontraría como pez en el agua.
Los ricos hermanos Duke, Randolph (Ralph Bellamy) y Mortimer (Don Ameche), sostienen diferentes teorías acerca de la condición humana. Randolph cree que la posición social de las personas depende del ambiente en el que se hayan desarrollado, Mortimer piensa que simplemente es cuestión de genética. Para resolver esta discusión filosófica deciden poner en práctica un experimento: hundirán en la miseria a Louis Winthorphe (Dan Aykroyd), uno de sus más fieles empleados, y lo reemplazarán por Billy Ray Valentine (Eddie Murphy), un estafador de poca monta ...
Hubo una década en la que John Landis firmó películas del calibre de Blues Brothers (1980), Un hombre lobo americano en Londres (1981) o El príncipe de Zamunda (1988). Entre pillos anda el juego - fiel traducción del original Trading Places (Lugares de comercio) - es , sin duda, comparable por su grandeza a estas. Resultó, además, un éxito en taquilla recaudando más de 90 millones de dólares con un presupuesto de 15.Y es que nos encontramos ante una gran comedia que además rebosa crítica social, lo cual la hace aún más interesante...
Lo primero que hay que señalar es que puede considerarse una versión de la novela El príncipe y el mendigo (1881) de Mark Twain. También está inspirada en otro relato de Twain llamado El billete del millón de libras - que fue adaptado en 1954 al cine como El millonario (Ronald Neame) - y en la ópera de Mozart Las bodas de Figaro (cuya música es empleada por Elmer Berstein como un recurso narrativo). El guión fue obra de Timothy Harris y Herschel Weingrod quienes también escribieron juntos Los gemelos golpean dos veces, Poli de guardería y Space Jam.
El productor es el activista político Aaron Russo, dato muy significativo ya que nos encontramos con la primera película- cuatro años antes de Wall Street (1987, Oliver Stone) - que pone el dedo en la llaga en la Bolsa de valores desvelando situaciones como la especulación y el acceso a información "secreta" con que cuentan algunos privilegiados.
Pero no sólo la bolsa, sino el racismo, los prejuicios sociales o el eterno debate filosófico ambiente/herencia genética saldrán a la palestra en Entre pillos anda el juego.
En este aspecto quedan bien clara la postura de los guionistas al dibujar a los ricos como unos egoístas despreciables (los hermanos Duke, el estirado Louis y su pareja y amigos) mientras que los pobres y marginales son mostrados como gente auténtica y de buen corazón.
Landis firma una comedia de corte clásico, con alguna situación delirante como la del tren (guiño incluido a su debut El monstruo de las bananas), que mantiene un tono general comedido, muy alejado de Blues Brothers (1980) o Desmadre a la americana (1978), pero que da como resultando un conjunto muy divertido y que conjuga a la perfección entretenimiento con un rico contenido.
En este aspecto hay que destacar las actuaciones de todos los actores principales, sencillamente brillantes en sus interpretaciones. Los hermanos Duke (Bellamy y Ameche) no pueden resultar más repulsivos, Eddie Murphy está monumental, Aykroyd logra trasladar al espectador desde el asco que produce al principio a la compasión final, Denholm Elliott (nuestro Marcus Brody de Indiana Jones y la última Cruzada) lo borda como el mayordomo Coleman y Jami Lee Curtis rebosa sensualidad y simpatía como la prostituta Ophelia (que no deja de recordarme a "Irma, la dulce" de Billy Wilder). Al respecto señalar que tanto Curtis como Elliot ganaron sendos premios a mejor actriz y actor de reparto en los 37 British Academy Film Awards.
Algunos cameos son los de Frank Oz (policía corrupto) y James Belushi. Bellamy y Ameche harían lo propio repitiendo rol de empobrecidos hermanos Duke en El príncipe de Zamunda (1988, John Landis)
Una de las mejores comedias de los ochenta. Indispensable.
GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA
Lo primero que hay que señalar es que puede considerarse una versión de la novela El príncipe y el mendigo (1881) de Mark Twain. También está inspirada en otro relato de Twain llamado El billete del millón de libras - que fue adaptado en 1954 al cine como El millonario (Ronald Neame) - y en la ópera de Mozart Las bodas de Figaro (cuya música es empleada por Elmer Berstein como un recurso narrativo). El guión fue obra de Timothy Harris y Herschel Weingrod quienes también escribieron juntos Los gemelos golpean dos veces, Poli de guardería y Space Jam.
El productor es el activista político Aaron Russo, dato muy significativo ya que nos encontramos con la primera película- cuatro años antes de Wall Street (1987, Oliver Stone) - que pone el dedo en la llaga en la Bolsa de valores desvelando situaciones como la especulación y el acceso a información "secreta" con que cuentan algunos privilegiados.
Pero no sólo la bolsa, sino el racismo, los prejuicios sociales o el eterno debate filosófico ambiente/herencia genética saldrán a la palestra en Entre pillos anda el juego.
En este aspecto quedan bien clara la postura de los guionistas al dibujar a los ricos como unos egoístas despreciables (los hermanos Duke, el estirado Louis y su pareja y amigos) mientras que los pobres y marginales son mostrados como gente auténtica y de buen corazón.
Landis firma una comedia de corte clásico, con alguna situación delirante como la del tren (guiño incluido a su debut El monstruo de las bananas), que mantiene un tono general comedido, muy alejado de Blues Brothers (1980) o Desmadre a la americana (1978), pero que da como resultando un conjunto muy divertido y que conjuga a la perfección entretenimiento con un rico contenido.
En este aspecto hay que destacar las actuaciones de todos los actores principales, sencillamente brillantes en sus interpretaciones. Los hermanos Duke (Bellamy y Ameche) no pueden resultar más repulsivos, Eddie Murphy está monumental, Aykroyd logra trasladar al espectador desde el asco que produce al principio a la compasión final, Denholm Elliott (nuestro Marcus Brody de Indiana Jones y la última Cruzada) lo borda como el mayordomo Coleman y Jami Lee Curtis rebosa sensualidad y simpatía como la prostituta Ophelia (que no deja de recordarme a "Irma, la dulce" de Billy Wilder). Al respecto señalar que tanto Curtis como Elliot ganaron sendos premios a mejor actriz y actor de reparto en los 37 British Academy Film Awards.
Algunos cameos son los de Frank Oz (policía corrupto) y James Belushi. Bellamy y Ameche harían lo propio repitiendo rol de empobrecidos hermanos Duke en El príncipe de Zamunda (1988, John Landis)
Una de las mejores comedias de los ochenta. Indispensable.
GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA
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