¡SOCORRO! YA ES NAVIDAD.1989.
Ahora que se acercan
estas fechas tan señaladas como son las Navidades, lo que más suele apetecer,
sobre todo con el frío, es sentarte , o tumbarte, en tu sofá y visionar una de
las tantas películas con contenido navideño que nos inundan desde hace unas
décadas. Lo más común es que sean tiernas y nos enseñen lo bonito que es el
espíritu navideño. Que hay que ser buenos y perdonar todas las posibles
maldades que hemos sufrido durante el resto del año.
Así que con todo esto,
el otro día volví a revisionar una de las películas que desprenden el genuino
espíritu de la Navidad. Con todos y cada uno de sus ingredientes más clásicos;
reunión familiar, abeto navideño, decoración de árbol y del resto de la casa,
luces, comida y bebidas típicas, etc…
La película no era otra
que ¡Socorro! Ya es Navidad. Es del año 1989, y fue dirigida por Jeremiah
Chechik. El reparto es genial, encabezado por el rey de la comedia de la época
Chevy Chase en el papel de cabeza de familia. Interpreta a Clark Griswold, un
empecinado padre de familia que desea celebrar unas navidades perfectas. No
quiere escatimar en nada. Quiere el mejor y más grande abeto, la casa más iluminada
del vecindario, y además quiere sorprender a su familia anunciando que va a
construir una piscina en la casa. También le acompañan en el reparto Beverly
D´Angelo (su esposa Elen), una muy joven
Juliette Lewis (su hija Audrey) y Johnny Galecki (su hijo Rusty). Este último
le conocemos ahora por su papel de Leonard Hofstadter en la afamada y exitosa
serie The Big Bang Theory. Además sumamos a Diane Ladd (su madre), Doris
Roberts (su suegra), John Randolph (su padre), E.G. Marshall (su suegro), Julia
Louis-Dreyfus (su vecina), Nicholas Guest (su vecino), y el que finalmente lo
revoluciona todo, aún más, que no es otro que el divertido Randy Quaid (su
primo). Aún sumaríamos a sus dos tíos interpretados por Mae Questel y Wiliam
Hickey y su jefe que lo interpreta Brian Doyle-Murray (que para más señas es el
hermano mayor del ochentero Bill Murray).
Voy a desgranaros por
encima como es esta genial comedia navideña. Tras unos créditos de inicio en
los que aparece un Santa Claus animado, nos encontramos a la familia Griswold a
bordo de su coche familiar. Todo parece idílico y ultra familiar, entonan
canciones navideñas, pasean por un paisaje nevado… Hasta que la cosa empieza a
torcerse. De repente es como si me sumergiera en la película de Spielberg “El Diablo Sobre Ruedas”. Unos paletos de la
américa profunda les adelantan, y Clark decide picarse. Tras varios
adelantamientos vemos una de las primeras escenas desternillantes (al menos
para mí), es la escena de cuando van a adelantar se mete sin querer debajo de un
tráiler que transporta madera. No ven nada fácil salir de ahí, pero finalmente
lo hacen. Tras salir se salen de la carretera.
Lo siguiente es que la
familia andan y andan por una nieve que les cubre hasta casi las rodillas.
Están intentando buscar el abeto ideal , el abeto Griswold. En este trayecto su
hija Audrey está al borde de la congelación. Finalmente ven el árbol ideal,
pero su hijo Russel le pregunta si ha traido una sierra. Y la cara de Clark lo
dice todo. Al final arrancan el árbol de cuajo y lo transportan como pueden.
Como es de esperar el
árbol no cabe en el salón, que es donde quiere instalarlo. Así que ahora entran
en acción los vecinos repelentes. Y Clark aparece con una sierra eléctrica y
una máscara de hockey (clara referencia a Jason Voorhees), y se pone manos a la
obra, no sin antes soltarle alguna lindeza a sus “queridos vecinos”.
Después de todo, y no
se sabe bien como, el árbol acaba en el salón. Un trabajo menos. La escena del
matrimonio en la cama también es para troncharse, hablan de sus cosas mientras
Clark intenta leer, pero todas las páginas acaban pegándose a su dedos y va
destrozando todas y cada una de las páginas ( ¿será la resina del abeto?).
La siguiente escena es
la típica de casi todas las películas navideñas. Las compras en unos lujosos
almacenes de la gran ciudad. Ahí tiene una escena graciosísima flirteando con
una sexy dependienta, hasta que llega su hijo.
Una vez de vuelta a
casa viene la reunión familiar con sus padres y suegros. Y la gran lucha que
será iluminar toda la casa. Esto traerá mucho trabajo y muchas situaciones
divertidas. Desde el intento de colocarlas, con varias y graciosas caídas,
hasta el intento una y otra vez por que funcionaran. Tras revisar todo una y otra vez no da con la
avería. Y los espectadores nos damos cuenta que el problema es que sólo
funcionan cuando se acciona un interruptor de la casa al que van a parar un sinfín de enchufes.
Tras varias hilarantes situaciones de enredo dan con la solución entre él y su
mujer. Cada vez que iluminan la casa, hay tal potencia lumínica que ciegan y
deslumbran a sus amados vecinitos. Aquí aparece en escena su primo Eddie, el
cual aparece con su mujer y sus dos hijos en una cochambrosa autocaravana. A
partir de aquí la película se enreda aún más, ya que este personaje potencia
aún más las situaciones cómicas de esta
genial comedia.
Como comenté antes,
Clark tiene en proyecto iniciar unas obras para poner una piscina. Ya ha pagado
una señal, pero todo depende de que en su trabajo le paguen una suculenta gratificación
extraordinaria. Él la espera con impaciencia, y está seguro de que la cobrará.
Si no fuera así estaría en serios problemas, ya que no tendría dinero para el
proyecto de la piscina. En una divertida escena en su lugar de trabajo, Clark
está bebiendo en una chulísima taza de Taz, cuando se cruza con su jefe y su
séquito de “pelotas”. El jefe le encarga a Clark un importante proyecto y así
cree él que se asegura una más que suculenta gratificación.
Pero a lo largo de la
película no llega la gratificación y la cosa se pone muy tensa para el cabeza
de familia.
Me encanta la escena de
la charla en el salón con su primo Eddie y como beben ponche en unas bonitas
pero nada prácticas copas con forma de cabeza de reno.
En otro de los momentos
Clark sube a la buhardilla y se queda encerrado mientras el resto de familia se
van de compras. Ahí se empieza a helar de frío y decide ponerse unos ridículos
atuendos y encuentra también un proyector y se pone a ver escenas familiares
antiguas. En la buhardilla también tienen lugar un par de situaciones dignas de
“Esta Casa es una Ruina”.
A todo esto, su primo Eddie va descargando toda la
porquería de la caravana en una alcantarilla cercana a la casa, lo cual
generará unos serios problemas al final de la película por la acumulación de
gases y demás. Digno de ver.
Otro contratiempo
cómico es cuando su tío provoca un incendio y quema el abeto Griswold.
Estando todos reunidos
en casa, llega una carta certificada. Clark supone que es la ansiada
gratificación. Así que cuenta todo a su familia, el proyecto de la piscina, que
ya había dado la señal, que iba a recibir una importante gratificación… Así que
todos se ponen contentos y ansiosos por ver el cheque con la mágica cifra.
Finalmente lo abre, y…. no, no hay gratificación. Así que Clark se deprime
bastante. Su primo Eddie decide tomar cartas en el asunto y ver si puede salvar
la navidad para la familia Griswold. No
se le ocurre otra cosa que presentarse en la casa del jefe de Clark y
secuestrarle. Le lleva delante de la familia y allí Clark explota y le pone las
cosas claras a su jefe, el cual le dice que para ahorrar ese año había decido
no dar gratificaciones. Paralelamente, la
esposa del jefe de Clark pone en
conocimiento de la policía el secuestro. Y un grupo de operaciones especiales
irrumpen en la casa tipo Los Hombres de Harrelson. Aquí hay una
de las escenas más desternillantes y de mayor impacto (sobre todo por lo
absurdo de la situación), cuando entra la policía y dicen que todos quietos,
todos se quedan como petrificados, pero Elen se queda congelada con la mano en
el “paquete” de Clark, a todo esto no aparta la mano en toda la escena. Es
curiosa y digna de ver. Pues lo dicho, entra la policía, pero el jefe de Clark
les dice que no va a presentar cargos y que se ha dado cuenta que ha hecho mal
y que la familia Griswold tendrá su suculenta y ansiada gratificación.
¡¡¡Guau!!!, el espíritu de la Navidad ha hecho su labor. O eso creo yo.
El colofón final es
cuando el tío de Clark se enciende un cigarro cerca de la alcantarilla y
provoca una gran explosión.
Esta película, en
cierto modo fue pionera de este subgénero de comedias navideñas. Luego se han
realizado muchísimas hasta nuestros días con mayor o menor éxito, pero es
indudable que ésta protagonizada por Chevy Chase es de las mejores y más
recordadas. Yo la pondría en el top de películas de comedia familiar navideñas.
No sé qué opináis el resto de ochenters.
Además, y por si alguno
está un poco despistado y no lo sabía, esta es una de las películas de la saga
de la familia Griswold. Tiene varias
películas anteriores y posteriores. La primera fue Las Vacaciones de una Chiflada Familia Americana (1983),
después Vacaciones Europeas (1985), luego Socorro es Navidad (1989),
posteriormente Vacaciones en Las Vegas (1997) y por último Vacaciones (2015).
Ésta última está protagonizada por Ed Helms (Resacón en Las Vegas), hace del
hijo de Clark y planea unas vacaciones para recuperar el espíritu Griswold que
le inculcó su padre Clark. En todas las películas los únicos que repiten son
Chevy Chase y Beverly D´Angelo , el
resto del reparto ha ido variando. Sus hijos han sido interpretados por
diferentes actores a lo largo de toda la simpática y divertida saga de los
GRISWOLD.
Bueno, pues este es mi
artículo sobre la película navideña “¡Socorro! Es Navidad”. Eso sí, lo que os
recomendaría a todos es que pudierais ver toda la saga GRISWOLD. Son comedias frescas, originales y con
muchísimo humor. Siempre magníficamente dirigidas e interpretadas. No os
defraudarán nuestros amigos Griswold. Un saludo a todos, felices fiestas y VIVA
EL CINE.
Benjamín Carretero
Montes.
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