Tron es más que una película. Tras su estreno,
ochenters, nos dimos cuenta de que estábamos en los albores de un nuevo tiempo:
el de las computadoras y los videojuegos. Por ello, esta joya del séptimo arte,
parcialmente incomprendida en su momento, ocupa hoy un puesto de honor en el
cine de ficción futurista de todos los tiempos. Innovadora, impactante y con un
argumento rompedor, fue la primera película en la que se usaron efectos
protodigitales para sus alucinantes escenas de acción. Fue escrita y dirigida
para Disney por Steven Lisberger (no confundir con Steven Spielberg, se llama
casi igual), y protagonizada por unos jovencísimos Jeff Bridges, Bruce
Boxleitner y Cindy Morgan.
La acción se desarrolla en dos planos, en dos
mundos: el físico y el informático, y el paso de uno al otro es uno de los
momentos más memorables que nos ha dejado el cine de todos los tiempos. Kevin
Flynn (Jeff Bidges) es un joven y talentoso informático al que el jefe de la
empresa ENCOM, el pérfido Dilinger, ha despedido después de robar su idea (el exitoso
videojuego “Paranoides espaciales”), lo que le obliga a sobrevivir regentando
un local de recreativos. Con ayuda de sus amigos Alan y Lora (Bruce Boxleitner
y Cindy Morgan), que todavía trabajan en la empresa, planea colarse en el
complejo y acceder al sistema informático para obtener pruebas, pero es
descubierto por el control central de programas que, mediante un láser de alta
potencia, le captura y le integra en la rejilla de programas. A partir de ahí,
la acción se desarrolla dentro de la red digital donde los alter ego de Alan y Lora, Tron y Yori ayudarán a Flynn a escapar
con las pruebas que necesita al tiempo que destruyen al malvado control central,
que planea la dominación del mundo ayudado por su lugarteniente Shark (alter ego del malvado Dilinger y que es
interpretado por un villano clásico, David Warner, que venía de ser nada menos
que “Jack el destripador” en la también futurista “Los pasajeros del tiempo”
(Time after time, 1979).
Primitivos y toscos a ojos de hoy, los efectos
especiales de Tron, diseñados por el
artista conceptual Syd Mead (Blade
Runner, Aliens) y el dibujante de comics Moebius, fueron toda una novedad,
muy impactantes y verosímiles para la época. Como ya hemos mencionado, era la
primera vez que se usaba el soporte informático para la creación
cinematográfica, de hecho Disney tuvo que adquirir dos gigantescos
superordenadores únicos en su momento llamados Super Foonly F-1y PDP-10, aunque
solo se usaron en parte del metraje. Para el resto se utilizó una técnica ya
conocida, la animación con luz de fondo, que consiste en rodar las escenas en
blanco y negro, y luego colorearlas por capas mediante técnicas manuales,
fotográficas y rotoscópicas, que consiguieron dar a los trajes y escenarios su
brillante colorido y, junto con la extraña música de Wendy Carlos, dotar a la
película su aspecto futurista y tecnológico.
Mención aparte merecen las pruebas a las que se
tiene que enfrentar Flynn en el mundo digital. Cuando es capturado, el control
central le destina a los juegos, una práctica sentencia de muerte de la que se
consigue librar cuando su moto atraviesa la pared virtual. Sin duda la carrera
de motos es la secuencia más lograda y famosa de la película, porque tanto la
hipérbola como el duelo de discos son variantes de del Frisby y la cesta punta,
pero la carrera de motos, con ese diseño ovalado, esas líneas rectas, con
vertiginosos giros de noventa grados, constituyen un antes y un después en la
narrativa del cine de acción y han tenido gran influencia posterior.
Además, la película cuenta con otras aportaciones
interesantes como los tanques, los centinelas, esas terroríficas máquinas
voladoras con forma de frontis griego, el velero solar, o el original bit con
forma de estrella, que ayuda a Flynn en su huida y que solo sabe responder si o
no, uno o cero.
CONCLUSION
Tron es un ejemplo de película adelantada a su tiempo,
tanto por su temática como por sus efectos especiales (el digital estaba en
pañales y a los ojos de hoy las escenas parecen de dibujos animados), además se
la criticó por la sencillez de su argumento y las interpretaciones faltas de
profundidad. Sin embargo, vista como una película de aventuras, no es distinta
en estos aspectos de los éxitos del momento, que tampoco se caracterizaban por
complejos argumentos ni profundas interpretaciones.
El clásico de 1982 contó con una reciente secuela, Tron Legacy de 2010, en la que
participaron tanto Bridges como Boxleitner, rodada en moderno digital, con un
espectacular 3D y una potente banda sonora a cargo del grupo Daft Punk. Esta
nueva película, si bien no fue del todo bien acogida como le ocurriera en los
ochenta a su predecesora, retoma la temática con solvencia (introduciendo en el
argumento la relación padre hijo), y contiene momentos espectaculares, como las
batallas aéreas o el llamativo Quad de luz que se añade a las motos. Además
cuenta en el reparto con una de las nuevas musas del cine fantástico, la bella
Olivia Wilde, que interpreta al programa rebelde Quorra.
Tron es hoy toda una franquicia Disney con
merchandising, videojuegos o spin off televisivos como Tron:la resistencia, y la película de 1982 está considerada como
una de las joyas del cine futurista con una innegable influencia en dibujos
animados, Código Lyoko por ejemplo, series
o películas. Y además nos ha dejado para la historia del séptimo arte la frase “end
of line”, que aquí se tradujo como “fin de transmisión”.
Por Víctor Sánchez González
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