Presentación

Amantes de mundos fantásticos, bisoños aventureros en busca de tesoros, criaturas de la noche, princesas estudiantiles y fanáticos de cachas de postín, ¡sed bienvenidos!. Invitados quedáis a rebuscar en nuestra colección de VHS, acomodar vuestras posaderas en una mullida butaca, darle al play, y disfrutar de lo bueno, lo malo y lo peor que dieron estas décadas.

ADVERTENCIA: Aquí no se escribe crítica cinematográfica (ni se pretende). Las reseñas son altamente subjetivas y el único objetivo es aprender y disfrutar del cine y, por supuesto, de vosotros.
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Amanecer rojo (Red dawn, John Milius, 1984)


Ochenters, tras el comentario de todo un clásico del cine de aventuras, El viento y el león (1975), con el que iniciamos la serie dedicada al maestro John Milius, seguimos con su clásico ochenter Amanecer Rojo, de 1984.
Un film muy propio del ambiente prebélico de la paranoia de la Guerra Fría, y para el que contó con la nueva hornada de jóvenes actores que triunfarían a lo largo de la década, como Charlie Sheen, Lea Thompson, C. Thomas Howell o la pareja de “Dinty Dancing”, Jennifer Grey y Patrick Swayze, acompañados de solventes veteranos como Harry Dean Stanton (Alien), Powers Boothe (La selva esmeralda), el veterano del western Ben Johnson, o el villano Falconetti de Hombre rico, hombre pobre, William Smith.

ARGUMENTO Y AMBIENTACIÓN

         La cinta coincide con una ola de películas de temática relacionada con la Guerra Fría, la dinámica de bloques y enfrentamiento con la URSS, muy propia del momento histórico, y auspiciada por la retórica belicista de la administración Reagan, que da como fruto un cine de acción proclive a sus tesis, con títulos como Invasión USA con Chuck Norris o Rambo III con Stallone.
         En este ambiente, un reconocido republicano como John Milius, encuentra el perfecto caldo de cultivo para Amanecer Rojo, que, casi inmediatamente, recibió un aluvión de críticas del Hollywood liberal cercano al partido demócrata, por su maniqueísmo, y su tono propagandístico, casi panfletario.
         La película, hay que reconocerlo, parte de un planteamiento delirante e inverosímil  incluso para la época: un formidable ejército ruso-cubano que invade y ocupa Estados Unidos por sorpresa y con pasmosa facilidad, ante la pasividad de Europa y el resto del mundo.
         Sorprendidos por la invasión de paracaidistas enemigos en pleno invierno, un grupo de jóvenes de un pueblo de Colorado, escapan a la montaña y se organizan como una eficaz resistencia que consigue poner en jaque a los invasores comunistas, retratados siempre como seres abyectos y sin alma.
         A partir de ahí, Milius nos ofrece un film de aventuras bélicas con tintes adolescentes, a ratos espectacular, con intensidad y ritmo, algo plano en argumento y personajes, y con manifiesta carga ideológica.

LOS “WOLVERINES”
         Son los jóvenes protagonistas, convertidos en comando, que adoptan ese sobrenombre para su equipo. Lo componen Jed Eckert, un jovencísimo Patrick Swayze que, sin embargo, es el veterano y líder del grupo, su hermano Matt (un Charlie Sheen casi infantil), junto a sus amigos Robert Morris (C. Thomas Howell), Danny Bates (Brad Savage), Daryl Bates (Darren Dalton) y Aardvark Mondragón (Doug Toby).
         Tras equiparse apresuradamente en una tienda de deportes con armas de caza, huyen a la montaña en el todoterreno de Jed, y se organizan para una resistencia activa, a la que se unirán dos jovencitas: Toni (Jennifer Grey), y Erica (Lea Thompson), que su abuelo escondía en el subsuelo de su granja.
         Pronto, los Wolverines se convierten en la pesadilla de los invasores. Apoyados en su conocimiento del terreno, atacan por sorpresa y se retiran, en la clásica táctica de guerrillas.
         En una incursión, rescatan a un piloto de las fuerza aérea estadounidense, el teniente coronel Andrew Tanner (Powers Boothe), que les informa de la marcha de la guerra, y les da formación táctica, antes de morir en un enfrentamiento con tanques (por cierto, los carros de combate soviéticos T-72 que aparecen en la secuencia, fueron replicados basándose en informes confidenciales de la CIA).
         El personaje de Boothe es, sin duda, el de mayor calado y potencial del film, y el actor se quejó de que, en el primer guión, aun siendo un militar patriota, tenía un punto antibelicista y razonable que equilibraba y daba vigor al argumento, pero que finalmente fue desechado por Milius en el corte final.

          A lo largo de la película, y ya con armamento militar del enemigo y mejor experiencia, los Wolverines comienzan a realizar incursiones de mayor calado, hasta tal punto que el ejército invasor se ve obligado a destinar a su captura a un curtido comando de élite, liderado por el Coronel Strelnikov, alias El cazador (William Smith).


RODAJE Y REPERCUSIÓN
         La película contó con un presupuesto inicial de 11 millones de dólares, que subieron finalmente a 19. Se rodó en su mayor parte en Nuevo México, la ciudad de Dallas (en la que se ambientó la localidad de Calumet, Colorado), y el Parque Nacional Arapahoe. La acogida de público fue favorable al principio, pero fue decayendo muy pronto, aunque consiguió recaudar más de 30 millones de dólares.  
Amanecer Rojo es sin duda un film a considerar, y que los ochenters vemos con cariño. Sin embargo, no termina de resultar creíble precisamente por su falta de rigor y matiz, y se queda en lo que en aquella época se llamaba “una americanada”. Por ello, muchos la consideran un borrón en la impecable carrera del que fuera director de “El viento y el León”, y guionista de “Conan el bárbaro” o “Apocalipse Now”. También se consideró un borrón en las carreras del elenco de actores, que, ya convertidos en estrellas, muy a menudo, en las ruedas de prensa, tenían que responder a preguntas del tipo ¿cómo pudiste participar en algo como Amanecer Rojo”?.
En homenaje al film, el ejército americano denominó Operación Red Dawn la captura de Saddam Hussein en la Guerra de Irak, y los objetivos eran Wolverine 1 y Wolverine 2. La razón esgrimida fue que se trataba de una “película patriótica y pro americana”, lo que llenó de orgullo al propio Milius, ya enfermo, que se mostró honrado por el gesto.
Además, la película ha tenido influencia en filmes posteriores, en especial en la película australiana Mañana, cuando la guerra empiece (2010), en la que un ejército del lejano oriente invade Australia, y son repelidos desde la montaña por otro grupo de jóvenes. También se hizo un remake en 2012 con Chris Hemsworth como protagonista y los norcoreanos como enemigos.

Por Víctor Sánchez González








Rapid Fire (1992/ Dwight H.Little)

Tras la dar la bienvenida el mes pasado a nuestro blog, al añorado y tristemente fallecido, hijo de la celebérrima estrella de las artes marciales, Bruce Lee, volvemos de nuevo con una película protagonizada por Brandon Lee la cual supuso en su momento, su consagración como una de las estrellas del cine de acción de los años noventa y su plataforma para interpretar al Cuervo.
Hoy vamos a hablar de Rapid Fire o como suele decirse, una de hostias

De que va:

Va de un chavalín chino-americano (Brandon), que estudia Bellas Artes y que en medio de una recaudación de fondos en una galería de arte, presencia el asesinato del mecenas de la galería a manos de un mafioso de Chicago, en una trama con el tráfico de drogas como eje central.

Calentamiento:

En pleno auge de los machos alfa musculados ( Arnold, Van Damme, Stallone) la industria del cine buscaba nuevos talentos que compitiesen contra éstos y de aquella época surgieron figuras menos mazadas, como fueron Steven Seagal, Don "The Dragon"Wilson y Brandon Lee.
En él teníamos al prototipo ideal de repartidor de estopa: artista marcial, hijo de leyenda de las artes marciales y sobre todo, sobre todo, tenía algo que enganchaba, carisma y estilo. El muchacho enganchaba en sus apariciones, era todo muy real, muy de estar viendo a alguien que fuera de la pantalla ( salvando las distancias, claro está, no va a liarse a hostias cada tres por cuatro). podría ser nuestro amigo o vecino de al lado.
El caso es que desde el principio de la película, tenemos claro que al igual que en su película precedente, lo que vamos a encontrarnos es una escasa hora y media en la que no vamos a poder quitar la mirada de la pantalla, puesto que la acción es frenética y contínua a lo largo de todo el metraje, con un protagonismo indiscutible de Brandon, bien secundado por dos secundarios de lujo como  Raymond J.Barry ( Pena de Muerte, Sudden Death), haciendo el papel que más le pega, el de agente corrupto y el inolvidable y tristemente fallecido Powers Boothe ( Philipp Marlowe, Avengers, Agents of SHIELD) que aquí se marca el papel de poli en plan: soy poli hasta cuando voy al baño y me rasco las pelotillas.
Pero como no, en una película de hostias , faltan los que mejor las reparten, es decir, orientales y en este caso ese peso recae ...Al Leong sí, como no iba a aparecer el chino que siempre la palma, es un fijo en la alineación y de hecho os cuento un secreto, él que había trabajado con Bruce Lee, estaba muy orgulloso de compartir pantalla con su hijo y de hecho su papel favorito era el que interpretaba en esta película, porque por fin le habían dado comba, para mostrar sus dotes marciales y partirse el lomo de tú a tú con la estrella en ciernes que era por aquel entonces Brandon Lee y si no me creéis, ved la película y esperad a la secuencia , porque es un homenaje al cine de artes marciales en toda regla.
Aunque el bueno de Al no es realmente el verdadero villano, ese rol cae en otros dos actorazos como  Nick Mancuso (Alerta Máxima 1 y 2) como el mafioso que persigue sin tregua a Brandon Lee, por ser el testigo de un asesinato cometido por él y Tzi Ma ( Esta casa es una ruina, El Rascacielos), interpretando el rol del principal traficante de drogas al que busca Boothe y cuyo lugarteniente fue asesinado por Mancuso.
Las hostias:

Como buena película de hostias, la acción no tarda mucho en aparecer y aquí es cuando uno lo ve y piensa este chaval sabe repartir leña. Para la película Brandon a parte de sus conocimientos de Kung-Fu, había aprendido nociones de Wing Tchun, Muay Thai ,Kenpo y Jiu-jitsu y a fe de que todo ese conocimiento lo pateó en todas y cada una de las brillantes escenas marciales que tiene la película, de las cuales me quedo con cuatro:

  • Desde la que tiene lugar en la galería de arte, donde da muestras de una agilidad igual a la de su padre y donde en unos seis o siete minutos que dura la secuencia, es imposible dejar de mirar la pantalla y disfrutar de una imponente coreografía ( ojo al momento en el que desarma a uno de los mafiosos o el momento escalera).

  • Aunque personalmente, para mí la mejor secuencia es la que véis en esta imagen. Toda la coreografía diseñada dentro del piso en el que le tienen oculto, como testigo protegido, debería ser de obligada visión para muchos de los directores de acción actuales.Y por qué digo ésto, porque es un homenaje a Jackie Chan y su forma de pelear, usando todos los recursos a su alcance (incluso hay un poco de comicidad), es un homenaje al cine de hostias puro y duro y porque aquí le dieron vía libre a Brandon Lee  para que improvisase y sacase lo mejor de sí mismo y a fe que lo saca, desde patadas laterales, frontales, hostias con la nevera, con el puño, con la puerta ...para acabar con un final made in Martin Riggs.


  • Si bien junto que ésta anterior, la escena que tiene lugar en el restaurante del mafioso, no destaca por su corte marcial, sino más bien por convertir aquello en un asalto a la fortaleza totalmente desmadrado, sí quiero incidir en la camada de hostias que el pobre Brandon recibe a manos de Mancuso y Tony Longo su esbirro, con quien por cierto tendrá un Mortal Kombat de esos que nos gustan y que acaba de una manera digamos que aplastante ( mejor lo véis )
  • Y llegamos al final, ese final en ese pedazo de lavandería, de donde los chinarcos ( broma fácil, lo se) consiguen extraer la droga, mediante un ultraprocesado que permite sacarla de la ropa que lavan. Pero lo importante, lo que mola aquí de verdad, es el duelo final. Ver a Al Leong contra Brandon Lee, es una delicia para nuestros ojos y ves reminiscencias del cine de artes marciales de la mejor época de Bruce Lee y Chuck Norris, acción sin freno, se homenajea a Jackie Chan en muchos aspectos ( la escalera) y sobre todo, en ciertos momentos, parece que estemos viendo a Bruce Lee encarnado en su hijo, repartiendo estopa. Y sí el pobre Al la palma, pero la palma al menos con decencia y mostrándonos su gran nivel marcial
Porqué hay que ver las hostias:
Es una delicia, una pasada, puro cine de hostias sin tregua ni descanso. Es un homenaje al cine de artes marciales en cada secuencia en la que se da rienda suelta al malogrado Brandon Lee y qué narices, si Al Leong aguanta hasta el final, porque a darse de hostias con Brandon, eso ya merece la pena.

Nota: 8.5/10