Fue en un
principio Sylvester Stallone quien iba a protagonizar Superdetective en Hollywood
(1984). Stallone trató de cambiar su orientación al humor dándole un toque más
serio y puramente policíaco aportando varias ideas de cosecha propia. Al final el proyecto no cuajó y (como
sabemos) Superdetective fue protagonizada por Eddie Murphy mientras que
Stallone utilizó estas ideas y se basó superficialmente en la novela criminal
de Paula Gosling , Fair Game (adaptada de nuevo en 1995 como Caza Legal), para escribir el guión de Cobra y volver a
trabajar junto con el director George
Pan Cosmatos tras el super éxito de Rambo 2 (más de 300 millones de dólares de
recaudación). Produce la Cannon mientras que distribuye Warner Bros.
No cabe duda que
la influencia fundamental tanto de la película como del personaje principal
(Marion Cobretti, alias Cobra) son las películas de Harry el Sucio
protagonizadas por Clint Eastwood. Incluso dos de los actores de Cobra actuaron
en Harry el Sucio (1971): Reni Santoni como Ramón Herrera y Andrew Robinson
como Scorpio. Lo que ocurre es que nos encontramos frente a una versión bastante
más bestia de Harry …
La historia : Una
organización criminal (parecida a una secta) llamada El Nuevo Mundo comete
asesinatos sistemáticos defendiendo la darwinista ley de la supervivencia del
más fuerte. Durante uno de esos crímenes, la modelo Ingrid Knudsen (Briggite
Nielsen y por entonces esposa de Stallone) ve por casualidad la cara de su
jefe, el despiadado Cazador Nocturno (BriaN Thompson). Tras verse amenazada su
vida, Cobra (Sylvester Stallone) y su compañero (Reni Santoni) serán los encargados
de protegerla.
Ya en el prólogo
nos queda bien claro lo que nos vamos a encontrar. La cámara enfoca el dibujo
de una Cobra en la empuñadura de una pistola mientras alguien recita con voz
solemne:
En América se produce un robo cada
once segundos, un asalto a mano armada cada 65 segundos, un delito con
violencia cada 25 segundos, un asesinato cada 24 minutos y 250 violaciones al
día.
A
continuación la pistola apunta a cámara y dispara. Aparece el nombre de la
película (COBRA) sobre un cielo rojizo. Brutal.
Y
ahora el inicio. Y qué inicio. Uno de los más míticos que recuerdo en el cine
de acción…
La
silueta recortada de un motorista (del que luego sabemos que es integrante de
El Nuevo Mundo) sobre un cielo rojo sangriento avanza por la ciudad mientras se
intercalan imágenes dentro de un almacén abandonado donde un grupo de personas chocan
sus hachas al unísono como si se tratase un rito satánico. De fondo la música
apocalíptica de Sylvester Levay nos pone los pelos como escarpias.
El
motorista llega a su supermercado. Entra
como en estado de trance y comienza a disparar contra todo lo que le
rodea. La policía lo cerca. Dispara por la espalda a un rehén . Entra en escena
un Ford Mercury 1950 (que acabó comprando Stallone) derrapando. Para. Baja un
tío con botas de cuero, chaqueta negra, barba de tres días, gafas de sol y una
cerilla en la boca. Ha llegado Cobra. Entra en el supermercado. Sus frases
lapidarias nos definen claramente su modus operandi:
“Ha llegado el momento de
liquidarte a ti”
“No trato con sicópatas, yo me los cargo”
“El crimen es una plaga y yo su
remedio”
Luego le lanza
un cuchillo al estómago y le pega cinco tiros. Con dos cojones. Ese es Cobra.
En los diez primeros minutos de la película ya nos han resumido de qué va la
historia y cómo se las gasta. Nace el mito.
Sí. Lo sé, para
muchos sólo puede encubrir una bazofia fascistoide típica de la década Reagan.
Y es cierto. Ya sabemos que en los ochenta proliferaron las películas que ensalzaban
la figura del justiciero quien, según la supuesta laxitud de las leyes para con los criminales,
tomaba la justicia por su mano a base de plomo y leña de la buena. Ejemplos: Harry
el Sucio, la saga Death Wish, El Exterminador… En Cobra hay decenas de diálogos
que van en este sentido: “Dígaselo a los
jueces. Nosotros los detenemos y ellos los sueltan”, “Aquí es donde acaba la
ley y empiezo yo”…
Pero ideología
(obvia) aparte, si analizamos Cobra como producto de acción, lo que más llama
la atención con respecto de similares es ese toque tenebroso y oscuro , con una
estética muy punki, y que en ocasiones acojona más que una película de terror. También
la citada música de Sylvester Levay potencia
mucho la atmósfera tétrica y opresiva, como la de los claustrofóbicos
asesinatos en los vehículos a manos de unos maníacos que los abren con hachas y
luego dejan a sus víctimas a merced de El Carnicero Nocturno. Y es que Brian
Thompson en su primer papel principal es un villano de lo más bestial. Fijaros
en esa cara de desquicie total , muy marcada, además, de forma que resalta un
montón sus rasgos frente a la cámara y ese puto cuchillo diseñado para la
película que da pavor sólo con verlo (esa fue la intención).
Luego tenemos
escenas de pura acción adrenalínica: las persecuciones en coche y un tramo final
a lo Rambo en el que Cobra extermina a decenas de enemigos ; y, por, supuesto , la lucha final , tan típica en
el cine de acción de los ochenta, contra el malísimo Cazador Nocturno, en la que Cobra lo ensarta en
un gancho por la espalda para quemarlo vivo acto seguido. ¡La de Dios!
Pues imaginaros
que de la versión final se cortó más me media hora eliminando las escenas más
sangrientas y desagradables. Ya hubiese sido para flipar.
La pena es que
esa atmósfera no se conserve durante toda la película y que se vea interrumpida
por algún que otro mal chiste (el del salvavidas y las patatas es penoso) o esa
especie de videoclip en el que se intercalan planos de la investigación y la
sesión de fotos “robótica” de Ingrid. Esos momentos restan fuerza a un conjunto que hubiera resultado aplastante manteniendo su ritmo duro, implacable y macarra.
En taquilla
supuso otro gran éxito en la carrera de Stallone (y de la Cannon no os digo nada),
recaudando más de 160 millones de dólares con un presupuesto de 25. Por lo
demás, casi me da la lata repetir lo que siempre ocurre con películas de este
tipo : muy malas críticas y nominada a seis Razzies. Y sí, repito, es
fascistoide y descerebrada. Pero, ¿a quién le importa? También es una de las
películas de acción más auténticas de la historia ¡Qué viva Cobra, Restallone y el VHS!
GERMÁN FERNÁNDEZ JAMBRINA
3 comentarios:
Eres la polla comentando tio sigue asi me encanta tu blog..
Muchas gracias. Comentarios así animan a seguir escribiendo.
Genial tu reseña!! Muy entretenida la peli y uno de los personajes icónicos de Stallone! Aunque yo no sabía que habían cortado tantas escenas! Qué pena no poder verlas 😕
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